sábado, 11 de enero de 2020

BAUTISMO DEL SEÑOR: LAS QUINCE GRACIAS QUE RECIBISTE EL DÍA DE TU BAUTISMO






Normalmente el domingo que sigue a la fiesta de la Epifanía es dedicado a celebrar el bautismo de Cristo, este año se celebra el domingo 12 de enero y señala la culminación de todo el ciclo natalicio o de la manifestación del Señor. Es también el domingo que da paso al tiempo durante el año, llamado también tiempo ordinario.

Cuando Cristo se metió en la cola para esperar su turno de ser bautizado, seguramente San Juan Bautista no sabía que hacer. Llegó el Mesías delante de él y pidió el bautismo. El Bautista exclamó: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿tú vienes a mí?” (Mt 3,14). El Catecismo hace referencia a esta actitud humilde de Cristo en el n.536:

Hay una diferencia importante entre los dos bautismos:

El de Juan: con agua, exterior, signo de arrepentimiento para el perdón de los pecados.

El de JESÚS: con Espíritu Santo, renovación interior que nos hace "partícipes de la naturaleza divina”

"No soy digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia..." trabajo reservado al más inútil de los esclavos... Juan destaca la infinita distancia entre él y Jesús...

¿Porqué entonces Jesús se hace bautizar por Juan? [es una escena tan impresionante, que podría resultar incomprensible, y hasta escandalosa]...

Pero admitámoslo, y descubramos nuevamente el "modo" que Dios emplea para salvarnos: hoy se pone en la fila de los pecadores, y aunque no lo necesitaba, se somete también a un bautismo de penitencia... Se ha hecho semejante a nosotros en todo, y por eso no se avergüenza de colocarse en la fila de aquellos que se preparaban para la llegada del Reino de Dios... así como tampoco se avergonzó de nosotros cuando tomó sobre sí todos nuestros pecados, y subió a la Cruz como si fuese un delincuente...

Pero el bautismo que recibió Jesús fue muy "especial": ciertos hechos nos indican que con Él comienza un nuevo bautismo:

El cielo abierto (ya nunca más cerrado por los pecados, como hasta este momento) Es decir, comienza una nueva etapa de relación entre Dios y los hombres: el Cielo viene a nosotros, y nosotros vamos allá: viene con Cristo y el Espíritu Santo. Llega todo, porque Dios mismo viene, y Él será para nosotros y nos dará todo. Estamos frente al comienzo de una nueva humanidad, divinizada.

En la proposición que San Marcos hace en su Evangelio, el Padre no "presenta" a su Hijo (“Éste es mi Hijo amado”), sino que se dirige a Él (“Tú eres mi Hijo...”): Cristo nos representa a todos, que desde ese momento pasamos a ser hijos amados, complacencia del Padre... Cuando somos bautizados, esta vocación eterna se verifica efectivamente, verdaderamente: somos una nueva creación. Por lo tanto, nuestra dignidad, nuestra gloria, y nuestro compromiso pasa por VIVIR NUESTRO BAUTISMO...

"Éste es mi Hijo" (Evang.)... "Éste es el servidor sufriente" (Iª lect.)...
Sigamos a Cristo por la Cruz a la Luz.

Agradece abundantemente a Dios por todo esto que se te ha regalado




Enseguida te presento un breve recordatorio enumerado, de todas las Gracias que han fluido en ti y te han sido entregadas desde el día de tu bautismo. Contiene también caminos prácticos que pueden activar todas estas Gracias.

Recuerda tu fecha de bautismo y agradece abundantemente a Dios por todo esto que se te ha regalado:

1) Ser hijo de Dios Padre.

Reza el Padrenuestro pensando en su profundo significado. Reconócete con este parentesco. A través del bautismo tú eres un verdadero hijo de Dios.

2) Ser hermano de Jesucristo.

Conoce, ama y sigue a Jesús todo el tiempo. ¿Cuál “nombre” con los que se le ha llamado a Jesús, te atrae más?

3) Ser amigo del Espíritu Santo.

Él es tu más íntimo y constante amigo. ¿Cuál nombre que se le ha dado, te atrae más?

4) La Fe.

Haz crecer tu fe estudiando aún más. Ten sed de conocer tu fe, cada vez más y más.

5) La Esperanza.

En este año de la Divina Misericordia, lee el diario de Santa Faustina y ¡Confía en Dios! Durante las pruebas, cree en Dios aún más. Di: “JESÚS, EN TI CONFÍO”

6) La Caridad.

Esfuérzate por amar a Dios desde una oración más profunda, pero a la vez, a través del amor a tu prójimo. Contempla a Jesús colgado en la Cruz por amor a ti y por amor a mí.

7) La Justicia.

Aprende a ser justo contigo mismo y con los demás. Según Santo Tomás de Aquino “La justicia es dar a cada uno su parte”.

8) La Templanza.

Ofrece a tu cuerpo una alimentación correcta, el necesario descanso y el ejercicio adecuado. Aprende que la virtud descansa entre estos dos extremos (Aquino y Aristóteles)

9) La Prudencia.

Aprende y aplica los tres pasos para realizar una obra o tomar una decisión con cautela: 1) Piensa, 2) Decide y 3) Actúa. Permite que esta virtud se perfeccione a través del Don del Consejo. Ora por el gran poder de tomar buenas decisiones basadas en la fe y en la razón. Lee la encíclica “Fides Ratio” (La Fe y la Razón) de San Juan Pablo II.

10) La Fortaleza.

Soporta pacientemente las cosas malas que Dios permite entrar en tu vida en imitación a Cristo, por tu propia perfección, así como por la salvación de las almas. Pide la intercesión de los mártires, ellos son brillantes ejemplos de la paciencia en el sufrimiento.

11) La Gracia Santificante.

¡Permite que la Gracia de Dios permee toda tu vida! Pídelo a la “Llena de Gracia”, Nuestra Señora. Ábrete a las inspiraciones celestiales de Dios.

12) Te hace miembro de la Iglesia.

En este momento estás unido al cuerpo místico de Cristo. Diles a los demás que amar a Cristo es amar a la Iglesia, que es su cuerpo místico.

13) El Exorcismo.

Renuncia a Satanás y a todas sus obras en todo momento. Ora a San Miguel, San José y también a San Benito.

14) Ser una vela ardiente.

Sé una luz para el mundo, esto significa dar un buen ejemplo. El lema del Movimiento Cristiano: "Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad".

15) El Cielo.

Reconoce que a través del bautismo estás llamado a ser seguidor de Cristo, lo que significa llegar a ser un santo. El final del viaje de todos los santos es el cielo. Alégrate que tu nombre se encuentra escrito en el cielo, en el Libro de la Vida. Vive entonces de acuerdo con esta dignidad. ¡Conviértete en un santo!


Artículo enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.

Fuentes:
Catholic.net
Catholic Exchange
PildorasDeFe

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