domingo, 27 de septiembre de 2020

¿Por que se toca el himno de españa o la marcha real cuando salen y entran los pasos?

 

 


No se toca el himno nacional, se toca la Marcha Real, en atención a ser reyes los que salen a la calle o entran en la iglesia.

 

 
La marcha real tiene una larga tradición en el ámbito religioso español, siendo habitual antes que en las funciones principales se tocara durante la consagración, ya que es el momento en que se hace presente el Rey de Reyes, y también en las bendiciones eucarísticas solemnes.

 

Incluso hoy en día se recoge su uso opcional en la misa, en el lugar de la aclamación tras la consagración.



 

Por tanto, al interpretarse en nuestras procesiones carece de todo carácter civil, político o militar, siendo únicamente un reconocimiento de la realeza de Cristo y la Virgen.

Y al hilo de esto, está completamente fuera de lugar el tocar el Himno de Andalucía, de Asturias o cualquier otro Himno Autonómico que sí es solamente un himno y por tanto sí tiene connotaciones políticas.
 


 Enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Homilía en la fiesta de San Mateo 2020




Querido Cabildo de la Catedral y hermanos sacerdotes, Señor Alcalde de nuestra Ciudad, Corporación municipal y demás autoridades, miembros de vida consagrada, seminaristas y fieles cristianos laicos: paz y bien.


Imparable sigue el curso nuestra calenda, en un tiempo que no tiene pausa, aunque tenga vericuetos imprevistos de los que desde hace unos meses nos llena de preocupación y sobresalto. Así, mientras estamos a punto de estrenar un nuevo otoño como cada año en esta fecha, nosotros celebramos al patrón de nuestra ciudad honrando al evangelista San Mateo, mientras nuestra vetusta ciudad de Oviedo trata de poner una nota de alegría festiva en medio de un desconcierto impuesto por una pandemia. Se nos convoca a unas fiestas que tienen en el día de hoy su centro y su razón de ser, aún dentro de la anomalía que nos impone una circunstancia como es el coronavirus, que ha entrado en nuestras vidas con secuestro de tantos momentos privados y públicos cercenando las cosas que dábamos por supuestas y que se han tornado tremendamente vulnerables y esquivas.


Quizás es lo que, faltándonos, más echamos de menos recordando sencillamente lo que otros años hemos vivido con la gente que más queremos. Todos sabemos que la fiesta está en la entraña de la condición humana. No es una concesión extraña que nos damos para poder sobrevivir con desenfado, o una especie de paréntesis frívolo o amable tregua que nos concedemos para seguir la marcha tantas veces cansina y hostil. La fiesta debe ser una dimensión de la vida desde la cual miramos la realidad también en su aspecto más gratuito y menos utilitarista. Por eso, la fiesta debe formar parte de nuestro cotidiano vivir, no como contraria al trabajo, sino como conciudadana del mismo en las calles y plazas de la vida. Tenemos necesidad de la fiesta como un respiro del alma y del cuerpo. Y sabemos que hasta el mismo Dios supo descansar al término de su obra creadora. Por esta razón entendemos que la fiesta es un reclamo que nos viene a recordar que hemos sido creados para un gozo que no decline, para una alegría que no dependa de unas fechas en holganza divertida, porque el corazón está hecho para una felicidad grande, infinita, la que tiene la medida de Dios que es quien nos la ha prometido.


Hemos escuchado atentos el relato de su encuentro con Jesucristo con todo un transfondo biográfico en el Evangelio de este día. Como si el evangelista hubiera perdido por un momento su pudor para permitirnos asomarnos a una escena inolvidable de su vida: cuando por primera vez se vio cara a cara con aquel Maestro especial que era Jesús. Una de las obras maestras del pintor italiano Caravaggio que se puede contemplar en la iglesia de San Luis de los Franceses, en Roma, es la vocación de San Mateo. Impresiona el realismo en el cruce de miradas entre Jesús y Mateo, el recaudador de impuestos. Tantas veces fui a contemplarla en mis años de estudio universitario en la Ciudad Eterna. Y siempre salí tocado por la escena que el talento de Caravaggio plasmó en su lienzo.


No le citó el Maestro en algún ala del Templo, ni en ninguna sinagoga discreta  y tranquila, o en su casa por la noche como hiciera Nicodemo, aquel maestro de Israel que visitaba a Jesús con la nocturnidad de sus miedos pudorosos y sus preguntas incisivas. Jesús con Mateo irrumpe sin cita previa, a la luz del día, en el rincón de un hombre rodeado de lo que diariamente se cocía en torno a sí: sus cuitas, sus colegas, su recuento y su recaudo, sus sueños y sus trampas. Caravaggio con gran fuerza, ha representado a Jesús que sencillamente señala a Mateo, el cual, se autoseñala con su dedo como dudando, como sugiriendo que se ha equivocado de puerta Jesús. Pero era él y era a él a quien Jesús buscaba, y lo hacía en la trama de un hombre, con toda su carga de ambigüedad y de luz al mismo tiempo, en donde Dios se adentra, señala y llama, invitando a recorrer otra senda, o a recorrer la misma, pero de otra bien distinta manera. En la trama cotidiana, Dios se hace presente. Este es el mensaje del encuentro entre Jesús y Mateo.            Al hacer memoria de un recaudador de impuestos que fue por Jesús recaudado, pensamos en las encrucijadas nuestras por donde la vida va y viene con su vaivén acostumbrado. Porque no todos pueden gozar de la fiesta que acabamos de apuntar, de ese festejo tan necesario. No porque sean sosos, o de profesión aguafiestas, sino porque no están los hornos para bollos cuando asolan las contiendas.


Señalemos esta situación pandémica que nos tiene en vilo y nos deja boquiabiertos, al albur de las vacunas que no llegan todavía, mientras con desigual acierto o maquillado fracaso se van haciendo los deberes que no siempre son los debidos. Lo dije en Covadonga y lo repito ahora, en donde cabe el agradecimiento sentido o la denuncia abierta, ante las actuaciones de quienes más responsabilidad tienen en una gestión sanitaria de un grave problema y una responsable actuación ante la crisis económica y laboral que ya tenemos encima. Por eso sorprende que haya cortinas de humo o incendios provocados con cuestiones que se quieren desenterrar en nuestra memoria reconciliada para imponer una dialéctica que enfrenta nuestros sentimientos más sagrados y enzarza nuestra convivencia herida para poder manipularla.


Ni el asunto una llamada memoria democrática y la eutanasia anunciada responden a una demanda social que la sociedad española se esté planteando, sino a otros intereses ideológicos de carácter político y económico. La Iglesia sale siempre en defensa de la vida, cualquiera que sea su etapa: desde la vida ya concebida pero no nacida aún que hay que cuidar en su seno materno ayudando también a las mujeres, hasta la vida que en fase terminal por edad o grave enfermedad hay que cuidar paliativamente desde la medicina y el acompañamiento humano y espiritual, sin obviar la vida que está en medio de estos dos momentos cuando se pierde su dignidad o la libertad. Lo que está demandando la sociedad es una respuesta a los problemas que más nos urgen antes y después de la pandemia: el paro laboral, la estabilidad escolar, el acceso de los jóvenes al trabajo, la inmigración, la convivencia en paz y un largo etc. No focalicemos demagógicamente  la vida.


Nuestra Cáritas Diocesana, es nuestro humilde orgullo por estar donde está, haciendo lo que hace tan eficazmente y tan callando. Las cifras de desamparo social, de personas que han ido al paro laboral, los desahucios de vivienda y los okupas a mansalva, las filas interminables en nuestros comedores sociales, los albergues en los que acogemos a pobres y a personas con total desarraigo social por la droga o el alcohol, son las verdaderas razones por las que como comunidad cristiana queremos salir al encuentro con nuestros escasos recursos para encender en tanta gente la esperanza. ¿Por cuánto multiplicaremos esas cifras y situaciones para saber cuántas personas concretas no tienen fiesta? Yo agradezco de veras a nuestras autoridades municipales y a las del Principado, a tantas instituciones diversas el esfuerzo que hacen para paliar la penuria de la gente con las nuevas pobrezas. De lo que dependa de Vds., no dejen de hacer lo que puedan con imaginación y generosidad pensando en el bien de las personas, sin otros inconfesables intereses. Me consta que hay mucha gente buena y honesta que en la política y la gestión municipal como en nuestro Ayuntamiento de Oviedo, se está haciendo este esfuerzo desde la honradez solidaria y el consenso entre fuerzas políticas.


Pero lo voy a decir de nuevo, para que lo oigan los sordos del cuento, para que lo entiendan quienes fingen no saberlo, para que se les gaste el manido argumentario de que al hablar de cosas que les sonrojan o les acusan, los obispos nos metemos donde no debemos, como si nos dedicásemos a la política. Pues va a ser que no, que no es de política de lo que hablamos, cuando defendemos la vida en cualquiera de sus tramos, cuando defendemos la familia, cuando defendemos la educación que no domestica, y denunciamos improvisaciones irresponsables o la mentira como argumento. Estamos con toda esta gente nuestra más vapuleada por la crisis sanitaria y económica, a la que queremos de veras como la hemos querido en los años duros de antaño. Queremos caminar con ellos, saliendo al paso como Iglesia para paliar de mil modos su situación económica y social. Lo digo de corazón y con compromiso personal: amigos y hermanos empobrecidos, no estáis solos, contad conmigo, contad con mi pueblo.


Hermanas y hermanos, hoy, fiesta de San Mateo, nos dejamos sorprender por el Señor. ¿Qué le dijo Jesús a él? Nada apenas. Sólo pronunció su nombre y le dijo a bocajarro aquel decisivo ¡sígueme! Mateo se encontró con Jesús, se dejó encontrar por Él. No tuvo que hacer nada especial, ni limar previamente las aristas oscuras que contradecían en él la luz diáfana de Dios, sino que consintió que esa luz entrase y sencillamente iluminase. Jesús no ha dejado de volverse a cada uno, sorprendiéndonos en la mesa de nuestros telonios y telares habiéndose aprendido nuestro nombre. Todo cambió en la vida de Mateo, incluso lo que siguió en el mismo sitio y con las mismas gentes, pero que a partir del encuentro con Jesús todo fue mirado y abrazado de un modo tan diferente. Toda una gracia que se hace nombre y elección, inmerecidamente, cuando aquella misma voz nos dice hoy a nosotros con nuestro nombre en sus labios: a ti te lo digo, tú también ¡ven!


Deseo de corazón que sea un día y unas fiestas llenas de serena paz y alegría compartida, a pesar de lo que la pandemia ha querido poner en sordina. Que con San Mateo, el Señor os guarde y os bendiga nuestra Santina.


+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo





Enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.

MONSACRO: CONOCE UN MONTE DE LEYENDA, CUNA DE NUESTRAS RELIQUIAS.

 



En lo alto de Monsacro, en una pequeña meseta cercana a la cumbre, se erigen dos pequeñas capillas de época bajomedieval separadas por el Prau del Ermitaño. El emplazamiento de las ermitas no es casual, ya que el conjunto del Monsacro es tenido por mágico y sagrado desde tiempos prehistóricos.

 

Según la historiografía en el lugar donde hoy se erige la ermita de Santiago se desarrolló un culto desde tiempos prehistóricos, que iba más allá del propio lugar de la construcción y se extendía a todo el macizo del Monsacro. Aquí venían a enterrar a sus muertos los pueblos de cultura celta que habitaban la zona. El sentido animista de estas sociedades les empujaba a enterrarlos en lugares telúricos, es decir, que desprendiesen energía. En el Monsacro y sus alrededores se ha constatado la presencia de dólmenes que confirman estas suposiciones.

 

La primera de las dos ermitas que se levantó y de mayor importancia, fue la de Santiago, también conocida como Capilla de Arriba, de Santo Toribio y de Nuestra Señora de Monsacro, aunque la dedicación primera correspondiere a Santa Catalina de Alejandría. Esto sucedió porque el lugar había albergado las reliquias sagradas del Arca Santa (aunque anteriormente, se dice que ya había dado cobijo a las reliquias de Liébana, traídas por Santo Toribio).

 

Se cuenta que cuando en el año 614 los persas conquistan Jerusalén, hubo éxodo general. Las reliquias de la cristiandad, entre ellas el Santo Sudario fueron metidas en un Arca de madera y sacadas de la ciudad, es posible que llegaran primero a Egipto, Cartago Nova, Sevilla año 636 y Toledo. En el año 705 los musulmanes invaden España y las reliquias vuelven a viajar, sin destino alguno y llegan hasta Asturias, siendo guardadas en el Monsacro. Se cuentan leyendas, que indican que en estos lugares existen fabulosos tesoros ocultos, piedras mágicas con supuestas propiedades curativas, etc. Razón por la cual comenzó un peregrinaje de fieles que querían visitar tan míticos parajes y tesoros. Hay que comentar que en ese tiempo el lugar no estaba dedicado al culto cristiano de la Santa Misa. Es por ello que la Mitra de Oviedo manda construir la ermita dedicada a Santa María Magdalena en el siglo XII, De esta manera el cristianismo hizo suya la tradición que vinculaba el lugar a lo sagrado.

 






Alfonso II a inicios del siglo IX, construye en su Palacio de Oviedo una capilla de dos alturas y que sirve para guardar el Arca. Esta edificación se conserva anexa, ahora mismo, a la Catedral y se la conoce como La Cámara Santa.

 

En el año 1075 el rey Alfonso IV preside la apertura del Arca y llega a Asturias con su hermana Urraca y con una nutrida corte entre ellos Rodrigo Díaz de Vivar, el CID, que se había casado en Oviedo un año antes. Se hace un recuento de las reliquias y se levanta acta.

 

El rey manda fabricar un Arca más noble, recubierta de plata, que es la que se conserva hoy en la Cámara Santa de Oviedo, Patrimonio de la Humanidad. Se dice que «Cualquiera que visite estas preciosas reliquias, el reverendísimo obispo de la misma iglesia de Oviedo, le perdona un tercio de la pena debida por sus pecados. Además, gana mil y cuatro años y cuarentena de indulgencias»

Ambas ermitas fueron declaradas monumento histórico artístico en 1992 y restauradas.

 

En su origen, la ermita se componía sólo de la planta octogonal, añadiéndose el ábside más tarde. Este tipo de planta era comúnmente adoptada por los templarios. Mirando al este se encuentra el ábside, que consta de dos partes, una de tramo recto con bóveda de cañón, y otra semicircular, y aunque hoy en día no se conserve ornamentación ninguna, se cree que al menos el ábside tuvo pinturas. Junto a éste se encuentra un recinto excavado en la ladera de la roca que se le nombra como La Cueva del Ermitaño”, de forma trapezoidal. Parece que nunca estuvo habitada de forma sistemática, cumpliendo, quizás, las veces de cabildo en otras iglesias. Recientes excavaciones en la zona del ábside han permitido localizar la base del primitivo altar románico, constatando que el suelo original de toda la ermita había sido la propia roca en la que se asienta. La portada está resaltada y es de arco de medio punto, siendo la construcción de mampostería excepto el semicírculo del ábside, de sillares.

 

Se celebran cada año, y cada vez con más fuerza las festividades de Santiago y la Magdalena, el domingo más cercano al 25 de julio y el 15 de agosto respectivamente. Junto a la Magdalena se celebra la festividad solemne de la Asunción.

 





Antes de estar guardada en la Catedral de Oviedo, el Arca Santa se ocultó en el cercano concejo de Morcín, para proteger las reliquias de la invasión musulmana. El camino entre las conocidas capillas del Monsacro y la catedral ovetense es hoy un discreto camino de peregrinación, muy poco transitado, que se busca recuperar como patrimonio cultural y deportivo.

Siglo VIII. El avance de las tropas musulmanas hace que las reliquias sean sacadas a toda prisa de Toledo, mientras se les busca un lugar seguro. Éste resulta ser un pequeño enclave en la falda del Monsacro, una mole rocosa de poco más de mil metros, que los vecinos del concejo llaman familiarmente la Magdalena.

Allí se cree que estuvo el Arca Santa hasta que, una vez pasado el peligro, Alfonso II el Casto la trasladó hasta Oviedo, donde hoy es objeto de culto. Esta ruta original de las reliquias es la que ahora busca recuperar un proyecto del Ayuntamiento de Morcín, junto con el Arzobispado ovetense.

No es que sea una idea insólita: durante los primeros siglos de peregrinación a Oviedo, muchos romeros incluían Morcín en su ruta, motivo por el que se asentaron las dos capillas que hoy forman parte del paisaje, marcado también por un pequeño lago y unas excelentes vistas de la Asturias central. La primera de las ermitas es la de Santiago o capilla de Arriba. La planta principal -con un ábside añadido- es octogonal; una estructura que se cree de origen templario, una orden muy ligada al Camino de Santiago. Un siglo más tarde, en el XII, se construyó la capilla de la Magdalena para dedicarla al culto.

Hoy en día las capillas del Monsacro son uno de los lugares más visitados del concejo (toda la montaña es muy popular entre montañeros y corredores, por sus posibilidades deportivas), y son además escenario de una peregrinación en honor a Santiago que se celebra el mes de julio. Llegar aquí no es complicado, aunque sí implica una subida empinada en el tramo final.

Recuperar la ruta original de las reliquias -unos trece kilómetros de escasa dificultad- da la oportunidad de conectar con el Camino de una forma más íntima, rescatando la esencia de los peregrinos originales al recorrer un itinerario nada masificado. Un Camino aún por descubrir.

 





¡AL MONSACRO CON LOS ESTUDIANTES ¡

 

DOMINGO 27 Septiembre

 

Salida: 9.30 h desde la Casa de Hermandad de los Estudiantes (Tenderina) en coches hasta los Llanos.

 

Vuelta: Al terminar (será antes de comer)

 

La ruta es totalmente asequible a todo el mundo sin necesidad de condición física especial.

 

Subiremos con un guía por la ruta del Vía Crucis que hay en piedra del Monsacro.

 

 



El Arzobispo de Oviedo Fr. Jesús Sanz Montes, ofm oficiará la misa de campaña allí













Enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.

domingo, 20 de septiembre de 2020

LA LEGIÓN Y SU VINCULACIÓN CON LA SEMANA SANTA.



La Legión Española nace por Real Decreto de 28 Enero de 1920, siendo a la sazón Ministro de Guerra D. José Villalba, firmado por su majestad el Rey D. Alfonso XIII. Desde el principio el entonces Teniente Coronel Millán Astray dotó de un credo Legionario formado por 12 espíritus que regían la vida de sus legionarios, con la “muerte” como referencia, como compañera, como cantan en uno de sus himnos como “novia”, y al grito de “Viva la Muerte en Combate” se enfrentaban sus legionarios en la Guerra de África en la década de los años 20 del pasado siglo.






Este “espíritu de muerte” necesitaba de un patrón. Málaga estaba muy relacionada con las guerras de Marruecos, al embarcar por su activo puerto soldados y materiales, y atender a los heridos. Esta situación originó una tradición oral en la Congregación del Cristo de la Buena Muerte, que pronto entabló amistad con jóvenes oficiales del Tercio, de paso hacia Melilla, quienes se fueron haciendo devotos del crucificado tallado por MENA.







Allí se reunieron en abril de 1925 el presidente del consejo de ministros, Miguel Primo de Rivera, el General Sanjurjo y el Coronel Franco para preparar el desembarco de Alhucemas, y participaron en la procesión de MENA. En 1927 una escuadra de la Legión hizo la primera guardia de Honor en Santo Domingo. En 1928 el Cristo de la Buena Muerte fue nombrado protector de los legionarios, siendo en ese año la 1ª Compañía, mandada por el Capitán Carreras, de la VII Bandera del Tercio D. Juan de Austria la que desfiló por las calles de Málaga escoltando a su Cristo.







La Legión invitó a los congregantes a sus cuarteles africanos, y partieron dos expediciones. La primera visitó Ceuta, donde el jefe de la Legión brindó por un Cristo que “será siempre el Patrón de la Legión”. En gratitud, el Hermano Mayor invitó a La Legión a ir a Málaga todos los Jueves Santos. Como nota curiosa, los congregantes de MENA regalaron un collar de lujo al carnero “Bartolo” (La Unión Mercantil, 18/04/1930).







La segunda, narra como D. Ricardo Fernández de la Torre, destacado musicólogo y especialista en Música Militar, su padre, cofrade del Cristo de MENA marchó junto a otros cofrades a Tahuima, acuartelamiento de la Legión en la zona de Melilla, con el fin de entregar a su teniente coronel D. Ricardo de Rada Peral un pergamino nombrando a La Legión Miembro de Honor de la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte.







Aceptó el honor, y con la picardía que tiene la Legión, ordenó a su Capitán ayudante que filiara a Cristo. Así quedó filiado en la I Bra. del I Tercio: Jesús, hijo de José y María, natural de Belén, 33 años de edad, de profesión carpintero, 1,7 mts de estatura, barba poblada, rubio, ojos al pelo.










Un antiguo legionario, del que no se conserva el nombre, le cantó una copla que rápidamente se transformó en saeta:



Ha ingresado en la Legión,


un Cristo crucificado,


ya nadie podrá decir,


que esto solo está formado,


por gente de mal vivir.







Curiosamente, no se le reconoció al Cristo patrón de la Legión por la autoridad competente hasta el año 2000. El Tercio Gran Capitán lleva acompañando al Señor de la Caridad por las calles de Córdoba ininterrumpidamente desde 1952.







De esta unión nace la vinculación de la Legión a las procesiones de Semana Santa, unas veces por estar destinado en la Legión algún militar de una Cofradía específica, o alguna unidad vinculada por situación geográfica, o por que cofrades, gustándole la marcialidad de los legionarios, buscan acompañar a sus Cristos en Semana Santa. 









Así la Legión participa en más de 20 localidades en actos religiosos de Semana Santa, cofradías de Ceuta, Melilla, Alora, Alhaurín de la Torre, Marbella, Campillos, Ronda, Antequera, Vera, Almería, Albox, Tabernas, Lorca, Jerez de los Caballeros, Velez-Málaga, Huércal Overa, Elche, Gandía, Cáceres, Olula del Río, El Parador, Setenil de las Bodegas y Guadix.






Punto y aparte son las Hermandades de Antiguos Caballeros Legionarios, y asociaciones creadas por veteranos de La Legión, algunas de ellas solamente creadas para participar en alguna procesión local, otras invitadas a participar en ellas debido sobre todo a lo complejo que es que la Legión desfile en tantos sitios a la vez, y recogiendo el testigo, portan o escoltan a distintos pasos con la misma devoción y marcialidad por toda la geografía española, sobre todo en el sur peninsular.








Enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.




  




Fuente: http://www.sos-uoelboel.org/la-legi%C3%B3n/la-legi%C3%B3n-y-la-semana-santa/

jueves, 17 de septiembre de 2020

DE NUESTRA HISTORIA EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Grabado Henri Meyer. Portada del periódico Le Petit Journal en 1891.


 

Hace 220 años, el 8 de septiembre del año 1800 y a causa de la epidemia de fiebre amarilla; la bendita y muy milagrosa imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno salió en solemne procesión de rogativas por las calles de Triana.

 

Durante el mes de agosto y tras una temporada de copiosas lluvias e inundaciones, la ciudad padeció una terrible epidemia que se calcula llegó a causar la muerte a una tercera parte de la población. El fervor y la confianza en la mediación divina motivaron que se organizasen numerosos actos de rogativas por toda la ciudad, sobre todo procesiones públicas.

 

Las mismas comenzaron el 23 de agosto con la ostentación y adoración pública del Santísimo Sacramento. Esta se hizo hasta tres veces en la Catedral, con procesión claustral a la que asistía el Cabildo y el pueblo. El 31 de agosto se dirigió a Triana una Santa Misión, en la que participaron cerca de seiscientas personas, que recorrieron los parajes infectados, en los que los religiosos exhortaban a la penitencia.

 

En nuestra historia destaca la fecha del día 7 de septiembre, en el que nuestra Hermandad acudió en representación a la Santa Misión organizada por la Hermandad del Gran Poder en la Catedral, junto con las restantes del que daban culto a Jesús Nazareno, Hermandad Sacramental del Sagrario y comunidad de San Antonio Abad. Sin embargo, no fue hasta la tarde del día siguiente, 8 de septiembre, cuando la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Archicofradía, fue sacada en procesión por las calles de Triana; desconociéndose el recorrido realizado.

 

Durante todo el mes de septiembre fueron numerosas las imágenes que procesionaron, tanto de gloria como de penitencia. El día 30 salió la Virgen de los Reyes, que estuvo en la capilla mayor ocho días y después volvió a la Real. Con esta rogativa “𝘴𝘦 𝘵𝘦𝘮𝘱𝘭ó 𝘦𝘭 𝘢𝘳𝘥𝘰𝘳 𝘥𝘦𝘭 𝘴𝘰𝘭 𝘺 𝘴𝘦 𝘮𝘢𝘳𝘤𝘩ó 𝘦𝘭 𝘭𝘦𝘷𝘢𝘯𝘵𝘦, 𝘱𝘳𝘰𝘵𝘢𝘨𝘰𝘯𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘢𝘶𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘯ú𝘮𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘯𝘧𝘦𝘳𝘮𝘰𝘴; 𝘯𝘶𝘣𝘭á𝘯𝘥𝘰𝘴𝘦 𝘺 𝘭𝘭𝘰𝘷𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘢𝘲𝘶𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦 𝘺 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘪𝘯𝘤𝘰 𝘥í𝘢𝘴 𝘴𝘪𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴”.

 

Parece que esta última fue, para los sevillanos de entonces, la rogativa que tuvo mejor resultado, ya que los cultos externos se acabaron espaciando en el tiempo hasta finalmente hacerse de forma interna, signo de la desaparición de la calamidad.

 

Enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.

  

Fuente: Hermandad de La O

 

La cruz de Nicodemo y el Jubileo de la Santa Cruz

 


Entre las reliquias que se custodian en la Cámara Santa que antaño guardó, ya que actualmente estas se hallan repartidas en los expositores de la capilla, la más importante es el Santo Sudario, un lienzo que, según narran los Evangelios, se colocó en el rostro de Jesús cuando lo bajaron de la cruz y se limpió el sudor y la sangre que brotaba. Desde el siglo IX se muestra públicamente tres veces al año: cuando se inicia el Jubileo de la Santa Cruz el 14 de septiembre, cuando se concluye el 21 del mismo mes, el Viernes Santo al finalizar la celebración de la Pasión del Señor. 




Otras de las reliquias son un pedazo de una sandalia que habría pertenecido al apóstol San Pedro, cinco espinas que pertenecieron, según la tradición, a la corona que le pusieron a Jesús en presencia de las autoridades de Jerusalén -se guardan en un relicario del siglo XX sostenido por dos ángeles-, y la llamada cruz de Nicodemo, de estilo románico, de la que se cree que contiene un trozo de la cruz de Cristo, el llamado Cristo de Nicodemo, pues se cree que él mismo, fue el autor de esta pieza. de marfil sobre cruz de plata, fechado a fines del siglo XI o principios del XII.




Es un crucificado románico de marfil sobre una cruz-relicario de plata que pudo ser realizado a finales del siglo XI o principios del siglo XII. Jesucristo se representa sin corona, con cuatro clavos, la cabeza ligeramente ladeada y faldellín recto hasta las rodillas.




En su anverso, la cruz está decorada con tres cabujones y un cristal de roca en el brazo inferior, donde se aloja una pequeña reliquia del lignum crucis o fragmento de la Cruz de Cristo. En el reverso, figuran realizados los símbolos de los cuatro evangelistas y una representación del Cordero Místico.


 

Enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.

 

 

 

Fuente: xacopedia.com

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Cruz de la Victoria y el Jubileo de la Santa Cruz



La cruz de la Victoria es una cruz latina que se encuentra en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Alfonso III el Magno, rey de Asturias, la donó a la Catedral de San Salvador de Oviedo en el año 908, según consta en una inscripción colocada en el reverso de la cruz. Es el principal símbolo representativo del Principado de Asturias, al figurar tanto en su bandera como en su escudo. Además, se encuentra presente en el Escudo de Palencia y en su bandera.


Historia

La cruz de la Victoria fue donada a la Catedral de San Salvador de Oviedo por el rey Alfonso III el Magno y por su esposa, la reina Jimena de Asturias, en el año 908, según consta en una inscripción colocada en el reverso de la cruz. Fue realizada, según consta en la misma inscripción, en el castillo de Gauzón, emplazado en el Peñón de Raíces (Castrillón), en las inmediaciones de la ría de Avilés. Dicho castillo, que contaba con un taller de orfebrería, había sido donado en el año 905, junto con varias iglesias, a la iglesia de San Salvador de Oviedo, por el rey Alfonso III el Magno.

Según refiere la tradición, la cruz de madera que se encuentra en el interior de la cruz de la Victoria fue la que el rey don Pelayo enarboló en la batalla de Covadonga, librada en el año 722, en la que las tropas asturianas derrotaron a las musulmanas. No obstante, dicha tradición, que no fue recogida por los eruditos hasta el siglo XVI, ha sido desmentida recientemente por los arqueólogos César García de Castro Valdés y Alejandro García-Álvarez del Busto, que han demostrado, basándose en la prueba del Carbono 14, que la cruz de madera que se encuentra en el interior de la cruz de la Victoria procede de un árbol talado durante el reinado de Alfonso III el Magno, y no de la época de don Pelayo, primer rey de Asturias.

Diversos autores señalan que la cruz pudo tener en el pasado un carácter ceremonial, sirviendo de guion en procesiones solemnes. Existen testimonios de época moderna de que en tiempos de guerra la cruz era sacada de la Cámara Santa de Oviedo y depositada en el altar mayor de la Catedral ovetense, a fin de impetrar la paz y la victoria frente a los enemigos.




En 1934, durante la Revolución de Asturias, la Cámara Santa de Oviedo fue dinamitada por los revolucionarios, y las reliquias y objetos allí conservados, incluidas la Cruz de los Ángeles, el Arca Santa y la Caja de las Ágatas, sufrieron graves desperfectos y hubieron de ser restauradas en 1942, aunque la cruz de la Victoria apenas sufrió daños. No obstante, la restauración de 1942, a la que también fue sometida la cruz de la Victoria, ha sido considerada por diversos historiadores como una violación de los principios arqueológicos, artísticos e históricos, pues en algunos casos los daños fueron reparados sin tomar precauciones que permitieran posteriormente diferenciar los elementos originales de los añadidos.

En 1977 se cometió un robo en la Catedral de Oviedo. La cruz de la Victoria fue sustraída y posteriormente recuperada. No obstante, y debido a los graves desperfectos que sufrió, hubo de ser restaurada por la Comisión para la restauración de las Joyas Históricas de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, presidida por el presidente del cabildo catedralicio ovetense, y creada para reparar los daños causados por el robo de 1977. La comisión entregó la cruz de la Victoria a la catedral, después de haber sido restaurada en el taller de Pedro Álvarez, en 1982, y la cruz volvió entonces a la Cámara Santa de Oviedo.

La cruz de la Victoria se convirtió en el emblema heráldico del Principado de Asturias, debido, en parte, a la intervención del ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos. El actual escudo del Principado de Asturias fue aprobado por ley de 27 de abril de 1984, y está basado en el que la Diputación Provincial de Oviedo adoptó en el año 1857, en el que aparecía la imagen de la cruz de la Victoria.





Descripción

La cruz de la Victoria es de tipo latino, y está formada por dos piezas de madera unidas en el centro de la cruz, donde se encuentra un compartimento para albergar reliquias. Dicho compartimento contuvo en el pasado, según refieren diversos autores, un fragmento del Lignum Crucis. Los brazos de la cruz, que parten de un medallón central, se ensanchan ligeramente desde el medallón conforme avanzan hacia los extremos, que acaban en tres medios círculos rematados a su vez por otros tres círculos casi cerrados. No obstante, el extremo inferior de la cruz, que le sirve de base, termina en dos círculos casi cerrados y no en tres, a fin de dejar espacio al astil que permite mantener la cruz en posición vertical.

La cruz mide 920 mm de alto por 720 mm de ancho, y el diámetro de su medallón central mide 140 mm. Los brazos laterales de la cruz miden 230 mm cada uno. El brazo superior mide 350 mm y el inferior 430 mm. El grosor de la mayor parte de la cruz alcanza los 25 milímetros, aunque el grosor del medallón central llega a los 40 mm. La cruz de la Victoria pesaba 4.967 gramos.

La cruz está recubierta con oro, esmaltes y pedrería tallada o en forma de cabujón, y su estilo muestra ciertas semejanzas, en opinión de diversos autores, con la orfebrería carolingia del siglo IX. En el reverso de la cruz, que es liso y contiene escasas labores de orfebrería, hay incrustadas cuatro gemas en forma de cabujón en cada uno de los extremos. Otras gemas más pequeñas están incrustadas en los bordes, y los clavos que fijan la lámina de oro a la cruz de madera están ocultos por florecillas, esferitas y formas amigdaloides soldadas.





Inscripciones del reverso

En el reverso de la cruz de la Victoria se encuentran soldadas las siguientes leyendas, compuestas a partir de letras de oro:

Brazo superior:

"SVSCEPTVM PLACIDE MANEAT HOC IN HONORE DI QVOD OFFERVNT / FAMVLI XPI ADEFONSVS PRINCES ET SCEMENE REGINA"

Brazo derecho (brazo izquierdo del observador):

"QVISQVIS AVFERRE HOC DONARIA NOSTRA PRESVMSERIT FVLMINE DIVINO INTEREAT IPSE"

Brazo izquierdo (brazo derecho del observador):

"HOC OPVS PERFECTVM ET CONCESSVM EST SANTO SALVATORI OVETENSE SEDIS"

Brazo inferior:

"HOC SIGNO TVETVR PIVS HOC SIGNO VINCITVR INIMICVS / ET OPERATVM ES IN CASTELLO GAVZON AGNO REGNI NSI XLII DISCVRRENTE ERA DCCCCXLVIA"

Las inscripciones latinas colocadas en el reverso de la cruz de la Victoria, vienen a decir traducidas al castellano:

"Recibido complacientemente, permanezca esto en honor de Dios, que ofrecen los servidores de Cristo Alfonso príncipe y Jimena reina. Quienquiera que pretendiera arrebatar este don nuestro, así perezca por el rayo divino. Esta obra se terminó y concedió a la sede ovetense de San Salvador. Por este signo es protegido el piadoso. Por este signo es vencido el enemigo. Y se fabricó en el castillo de Gauzón el año 42 de nuestro reinado, transcurriendo la Era 946 (año 908)."

Cuando la Cruz de la Victoria fue devuelta a la Cámara Santa en 1982 después de la restauración tras el robo de 1977, el Papa Juan Pablo II concedió la indulgencia plenaria todos los años del 14 al 21 de septiembre.

En la Catedral de Oviedo se gana la indulgencia entre los días 14 y 21 de septiembre: Se debe realizar una visita piadosa a la Catedral, confesar, comulgar y rezar por las intenciones del Papa.



Enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.

Fuente: wikipedia.org


La Cruz de los Ángeles y el Jubileo de la Santa Cruz




Se conoce como Jubileo a la indulgencia plenaria, solemne y universal, concedida por el papa en ciertos tiempos y en algunas ocasiones. El término procede del hebreo yobel, que es el cuerno de cordero con el que los judíos anunciaban el año excepcional dedicado a Yavé y de la palabra latina iubilum, que significa alegría. Ambos términos se fundieron en la Edad Media en la palabra iubileus, naciendo así el concepto de año excepcional dedicado a Dios con alegría.


En la Edad Media jubileo fue asociado al concepto de indulgencia, que es la remisión ante Dios de la pena temporal correspondiente a los pecados ya perdonados, que se obtiene por mediación de la Iglesia. En Oviedo se gana la indulgencia desde los tiempos de Alfonso II, cuando las reliquias fueron depositadas en la Cámara Santa. En el año 808 el rey Alfonso II donó a la Catedral la Cruz de los Ángeles y, cien años más tarde, en el 908, Alfonso III donó la Cruz de la Victoria. El jubileo giraba entonces alrededor de ambas cruces y no fue hasta 1075 que se abrió el Arca Santa y se conoció el contenido de la misma, identificándose entonces la mayoría de  las reliquias que habían convertido a la Catedral de San Salvador de Oviedo en uno de los más importantes relicarios de la Península Ibérica.


En el siglo XV, debido a la gran afluencia de peregrinos, el cabildo solicitó al papado poder celebrar un Jubileo y en 1438 Eugenio IV otorgó la bula que concedía indulgencia plenaria a los que acudiesen a la Catedral el día en que la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre) tuviese lugar de viernes, así como los ocho días anteriores o posteriores a dicha festividad.


Durante el periodo que duraba el Jubileo de la Santa Cruz había grandes festejos en la ciudad, la mayoría de carácter profano, aunque también había procesiones. Las fiestas se anunciaban con la colocación de banderolas en la torre de la Catedral y terminaban con gran solemnidad el día 21, fiesta de San Mateo, de ahí que en la actualidad las fiestas de la ciudad de Oviedo se conozcan como fiestas de San Mateo.


Cuando la Cruz de la Victoria fue devuelta a la Cámara Santa en 1982 después de la restauración tras el robo de 1977, el Papa Juan Pablo II concedió la indulgencia plenaria todos los años del 14 al 21 de septiembre.


En la Catedral de Oviedo se gana la indulgencia entre los días 14 y 21 de septiembre: Se debe realizar una visita piadosa a la Catedral, confesar, comulgar y rezar por las intenciones del Papa.


La Cruz de los Ángeles es una cruz-relicario en forma de cruz griega, que se encuentra depositada en la Cámara Santa de la Catedral de San Salvador de Oviedo, en el Principado de Asturias, España.


Fue realizada a principios del siglo IX y, según consta en una inscripción colocada en el reverso de la cruz, en el año 808 fue donada a la catedral ovetense por Alfonso II el Casto, rey de Asturias.


La Cruz de los Ángeles aparece en el escudo de Oviedo y en el de otros municipios asturianos como Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Boal o Quirós.


Historia

La Cruz de los Ángeles fue donada a la Catedral de San Salvador de Oviedo por Alfonso II el Casto, rey de Asturias, en el año 808, según consta en una inscripción colocada en el reverso de la cruz. Numerosos autores señalan la posibilidad de que el rey donase la cruz con motivo de la consagración del nuevo templo dedicado a San Salvador en la ciudad de Oviedo.1


Diversos autores han relacionado la leyenda sobre su origen, que afirma que la cruz fue realizada por dos ángeles que tomaron la forma de peregrinos, con una realidad oculta que, en su opinión, podría esconderse tras la leyenda. Dicha realidad es que, en opinión de diferentes expertos, la Cruz de los Ángeles no se corresponde, ni por la técnica con que fue elaborada, ni por su tipología, con las cruces elaboradas por los orfebres visigodos, pero sí se relaciona con los modelos de cruces lombardas, realizadas en el norte de Italia entre los siglos VII y IX. Según esta teoría, la cruz habría sido realizada por artistas de procedencia lombarda, que posiblemente habrían viajado al reino de Asturias por voluntad del emperador Carlomagno, quien mantuvo buenas relaciones con Alfonso II de Asturias. De ese modo quedaría explicada la desaparición de los ángeles, que desaparecieron tras haber realizado la cruz, como un retorno a sus lugares de origen.


En 1934, durante la Revolución de Asturias, la Cámara Santa de Oviedo fue dinamitada por los revolucionarios, y las reliquias y objetos allí conservados, incluidas la Cruz de los Ángeles, el Arca Santa y la Caja de las Ágatas, sufrieron graves desperfectos y hubieron de ser restauradas en 1942. No obstante, la restauración de 1942 ha sido considerada por diversos historiadores como una violación de los principios arqueológicos, artísticos e históricos, pues en algunos casos los daños fueron reparados sin tomar las precauciones que posteriormente permitieran diferenciar los elementos originales de los añadidos.


En 1977 se cometió un robo en la Catedral de Oviedo. La Cruz de los Ángeles fue sustraída y posteriormente recuperada. No obstante, y debido a los graves desperfectos que sufrió, la cruz hubo de ser restaurada por la Comisión para la restauración de las Joyas Históricas de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, presidida por el presidente del cabildo catedralicio ovetense, y creada para reparar los daños causados por el robo de 1977. La comisión entregó la Cruz de los Ángeles y la Caja de las Ágatas a la catedral, después de haber sido restauradas, el día 14 de septiembre de 1985, y ambos objetos volvieron a la Cámara Santa de Oviedo.





Leyenda sobre su origen

Una leyenda, recogida en su obra por el obispo Lucas de Tuy, refiere que Alfonso II el Casto, rey de Asturias, se mostraba deseoso de donar a la iglesia de San Salvador de Oviedo una cruz de oro y piedras preciosas, y que un día, después de haber asistido a misa, y tras haber llegado al palacio real, se le aparecieron dos ángeles, en forma de peregrinos, que comunicaron al rey que eran orfebres. El rey, según recoge la leyenda, les entregó oro y piedras preciosas, y les proporcionó una casa a fin de que pudieran trabajar sin ser molestados. No obstante, el rey quería averiguar a qué clase de individuos había entregado su oro y piedras preciosas y, por ello, envió a varios individuos, uno tras otro, para que viesen lo que hacían los orfebres.


Los servidores del rey, al llegar a la casa donde trabajaban ambos orfebres, observaron que en el interior de la morada había un gran resplandor que impedía contemplar lo que allí ocurría, y fueron a informar al rey, que fue a la casa donde habían trabajado los orfebres y la halló vacía, aunque en ella estaba una cruz que brillaba intensamente. Alfonso II el Casto tomó la cruz y, según refiere la leyenda, la llevó a la iglesia de San Salvador, donde la depositó en el altar.


Dicha leyenda propició que la cruz fuera conocida como la Cruz de los Ángeles.


Descripción


La Cruz de los Ángeles. (Cámara Santa de Oviedo).

La Cruz de los Ángeles es de tipo griego y de forma patada. La longitud de sus cuatro brazos es casi idéntica, y todos ellos parten de un disco colocado en el centro de la cruz. Las medidas de la cruz son de 465 mm. de alto por 450 mm. de ancho y 25 mm. de grosor. El peso de la cruz es de 1.765 gramos y el disco central de la misma mide 85 mm. de diámetro.


Está formada por dos piezas de madera de cerezo silvestre, unidas en el centro de la cruz mediante un disco central, forradas con una delgada lámina de oro sujeta mediante pequeños clavos elaborados también con oro. En cada uno de los brazos de la cruz hay una pequeña cajita insertada,destinada a guardar diversas reliquias, y cada una de las cuatro cajitas cuenta con su correspondiente tapa corredera.


El anverso de la cruz está adornado con cuarenta y ocho piedras, en forma de cabujón, o símbolo más (+), siendo cinco de ellas entalles de época romana reutilizados, y también está ornada con labores de filigrana que incrusta pedrería polícroma. Algunas de las piedras son semipreciosas, como granates y ágatas.


El reverso de la cruz está recubierto con una lámina lisa de oro, y en cada uno de los cuatro brazos de la cruz aparece una inscripción en letras de oro. Asimismo, en cada uno de los cuatro extremos de la parte posterior de la cruz hay una gema rodeada por dos círculos de pequeñas piedras. En el disco central del reverso había un camafeo romano de ágata, rodeado por un círculo con perlas y pedrería. No obstante, dicho camafeo fue sustituido por otro, realizado en Alemania, tras el robo de 1977.


De los camafeos romanos incrustados en la cruz, uno de ellos representa a una joven campesina romana, otro a la diosa Atenea, otro muestra una cabeza caprina con cuerpo de serpiente, y otro a Eneas abandonando la ciudad de Troya.


Aunque en numerosas versiones heráldicas la Cruz de los Ángeles aparece representada con las letras alfa y omega colgando de los brazos de la cruz, los expertos en historia del arte aún no han alcanzado un acuerdo sobre si de la cruz colgaron alguna vez dichos símbolos en el pasado.


Inscripciones del reverso


La Caja de las Ágatas, la Cruz de la Victoria y la Cruz de los Ángeles. (Cámara Santa de Oviedo).

Una de las inscripciones colocadas en el reverso de la cruz señala la fecha en que fue realizada, el año 808 de la era cristiana, y el nombre del donante, que fue el monarca Alfonso II el Casto. En el reverso de la Cruz de los Ángeles se encuentran soldadas las siguientes leyendas, compuestas a partir de letras de oro:


Brazo superior:

"SVSCEPTVM PLACIDE MANEAT HOC IN HONORE DI OFFERT ADEFONSVS HVMILIS SERVVS XPI"

Brazo derecho (brazo izquierdo del observador):

"QVISQVIS AVFERRE PRAESVNSERIT MIHI FVLMINE DIVINO INTEREAT IPSE"

Brazo izquierdo (brazo derecho del observador):

"NISI LIBENS VBI VOLVNTAS DEDERIT MEA HOC OPVS PERFECTVM EST IN ERA DCCCXLVI"

Brazo inferior:

"HOC SIGNO TVETVR PIVS HOC SIGNO VINCITVR INIMICVS"

Las inscripciones colocadas en el reverso de la cruz, traducidas al castellano, vienen a decir:


"Permanezca en honor de Dios esto, realizado con complacencia. Alfonso, humilde siervo de Dios, lo ofrenda. Cualquiera que presumiere llevarme fuera de donde mi buena voluntad la dedicó, perezca espontáneamente con el rayo divino. Esta obra se concluyó en la era 846 (año 808). Con este signo es protegido el piadoso. Con este signo es vencido el enemigo."



Enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.


Fuente: wikipedia.org