martes, 31 de marzo de 2020

CARTAS DE ESPERANZA 31 DE MARZO DE 2020




31 de marzo de 2020

Estimado hermano:

Cuando consideramos nuestras propias fuerzas toda esperanza y confianza flaquean. ¡Madre, a ti extendemos las manos e imploramos abundantes dones de tu amor!

La imagen de estos dias es el Papa caminando solo bajo el agua, pero en compañía de un pueblo.

Es el mensaje de estos días: estamos juntos sobre las aguas, pero en la misma barca, y Dios está con nosotros.

Pidamos por los profesionales sanitarios: médicos, enfermeras, auxiliares… por todo el personal de los hospitales que son los cirineos que ayudan a los enfermos a vencer la enfermedad.

Que Dios les proteja, les cuide, les fortalezca y les ayude en esta hora difícil.


Enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.


CÓMO SERÁ LA CELEBRACIÓN DE LA PASCUA ESTE AÑO DEL CORONAVIRUS




Ante la difícil situación que pasan muchos fieles e iglesias en el mundo debido a la pandemia de COVID-19, el Vaticano por medio de un decreto ha informado este viernes 20 de marzo de 2020 sobre medidas específicas en la celebración “litúrgica” validas para la celebración de la Pascua en las diócesis.

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos emitió un decreto en el que considera el impedimento en la celebración de misas comunitarias en los templos debido a la actual crisis de posibles contagios de fieles por pandemia de coronavirus.

Además de cara a las próximas festividades pascuales, determinó algunas “sugerencias para los Obispos”, es decir, para las iglesias locales.

En primer lugar, asegura la nota vaticana, que la fecha de la Pascua no puede ser cambiada. El decreto explica que el Triduo, serie de tres días que va desde la tarde del Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección, es el “corazón del año litúrgico” por ende, la fecha de la celebración no puede variar.

Segundo, la Misa crismal, si puede ser pospuesta, según lo indique cada obispo a los fieles y a la propia comunidad.

Tercero, cuando no sea posible que hayan fieles en las celebraciones debido a las restricciones sanitarios del gobierno, los obispos y los párrocos pueden celebrar las misas a puestas cerradas en catedrales e iglesias parroquiales. Los fieles desde sus casas pueden unirse a distancia a la celebración de los “misterios del Triduo Pascual” vía streaming live o por tv o radio.


“La Conferencia Episcopal y las diócesis no deben faltar a ofrecer subsidios para ayudar en la oración familiar y personal”.

Jueves Santo, los sacerdotes de las parroquias pueden “concelebrar la Misa en la Cena del Señor; se concede excepcionalmente a todos los sacerdotes la facultad de celebrar en este día, en un lugar adapto, la Misa sin el pueblo”. El Lavatorio de los pies, ya facultativo, queda omitido. “Al final de la misa de la Cena del Señor se omiten las procesiones y el Santísimo Sacramento se debe custodiar en el tabernáculo”. “Los sacerdotes que no tienen la posibilidad de celebrar la Misa rezarán en cambio las Vísperas”.

Viernes Santo, en las iglesias catedrales y parroquiales, en medida de las reales posibilidades de quien es responsable, el obispo/el párroco, celebrará la Pasión del Señor. En la oración universal el Obispo diocesano tendrá cuidado de establecer una especial intensión para los enfermos, los muertos, quien se encuentra en situación de sufrimiento.

Domingo de Pascua. Vigilia Pascual, se celebrará solo en las Iglesias catedrales y parroquiales, en medida de las reales posibilidades establecidas de quien corresponda. Para el inicio de la Vigilia o lucernario”, se omite encender el fuego, se prende el cirio y omitida la procesión, se sigue el anuncio pascual. Sigue, la Liturgia de la Palabra. Para la Liturgia bautismal, solamente se renuevan, las promesas bautismales. Por tanto, la liturgia eucarística.

A aquellos de no puedan unirse a la Vigilia Pascual celebrada en la iglesia, rezarán el Oficio de las Lecturas indicadas para el Domingo de Pascual.

Para los monasterios, los seminarios, las comunidades religiosas, decide el Obispo de la Diócesis.
Las expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual, a juicio del Obispo diocesano, podrán ser transferidas a otros días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre.

El decreto ha sido firmado el 19 de marzo, solemnidad de san José, patrón de la Iglesia Universal.  El documento oficial del Vaticano ha sido firmado por cardenal Robert Sarah, prefecto del dicaserio y el secretario arzobispo Arthur Roche.
Artículo enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.

Fuente:
aleteia.org

lunes, 30 de marzo de 2020

CARTAS DE ESPERANZA 30 DE MARZO DE 2020




30 de marzo de 2020

Estimado hermano:

Quien sirve desinteresadamente a otros, está en camino hacia la verdadera realeza…

Es un buen momento para conocernos mejor como especie, para conocer nuestros defectos y, en la medida de lo posible, ponerles solución.

Esta crisis sanitaria ha demostrado, una vez más, que somos capaces de opinar con tanta vehemencia como ignorancia.

 Los ciudadanos de a pie llenamos conversaciones, grupos de Whatsapp, las redes sociales expresando nuestra opinión sobre lo que otros – curiosamente, los que saben, los que han estudiado, los que tienen experiencia- deberían hacer.

“Deberían haber hecho” o “lo que deben hacer es” son dos expresiones utilizadas por muchos para expresar sus quejas soportadas por su profundo conocimiento en la materia.

Pidamos para que aprendamos a asumir tantas realidades dolorosas como nos toca afrontar a lo largo de la vida, incluida esta del coronavirus, desde la luz de la fe, en la esperanza de que todo es pasajero, de que Dios tiene siempre la última palabra.

Enviado por:Jesús Manuel Cedeira Costales.

MUY REFLEXIVO Y CONMOVEDOR.




¿Quién ha dicho esas historias?,
¿que el Cristo este año no sale?,
si está vestido de blanco,
de azul, en los hospitales...

¿Quién dice que el Nazareno
no puede hacer penitencia,
si están todos atendiendo
a enfermos en las urgencias?

¿Cómo que Jesús Caído
no saldrá el Miércoles Santo?
Mírale tú en nuestros médicos
que caen rendidos, exhaustos,
con humildes cireneos
ayudando a cada paso:
celadores, enfermeras, administrativas,
codo a codo, sin descanso.

Igual que en la Borriquita
pasó Jesús por la tierra,
nuestros héroes camioneros
pasan las noches en vela
para abastecer mercados
de barrio, farmacias, tiendas...

Ejército, Guardia Civil, Policía,...
patrullan calles desiertas,
y no están con sus familias
sino cuidando a las nuestras.
Y lejos de las ciudades,
Jesucristo está doblado sobre los surcos de tierra,
se hace a la mar en un barco,
tiende cables, cava pozos
o pastorea el ganado.

Nadie diga que el Señor
no está en las calles presente,
cuando en las Iglesias solitarias
los Sacerdotes celebran Misa diariamente.

Nadie diga que el Cautivo
no va a salir este año, mientras haya una voz buena
llamando al que está encerrado.

Nadie diga que el Gran Poder
no va en su anda,
cuando tantas vidas orantes
se ofrecen y aman.

Con cansancio en la  mirada,
con buen humor, sin fallarnos,
también Cristo está presente
en cualquier supermercado,
reponiendo estanterías
o a pie de caja cobrando.

Jesús viene en un camión
de blanco y verde pintado,
recoge nuestros desechos
y se va sin ser notado.

Cuando veo a tanta gente
que a los suyos ha enterrado,
siento que también salió
la Piedad del barrio bajo,
la Virgen de las Angustias
con su Hijo en el regazo.

Y aunque a todos nos asuste
el pasar por el Sepulcro,
ahí está la fortaleza
de Aquel que ha vencido al mundo.

Tal vez no haya procesiones
con imágenes talladas
pero ya ves, Cristo sale
al encuentro de tu alma,
en mil rostros escondido,
sin cirios y sin campanas.

Que aunque no haya procesiones
por España en primavera,
seguirá oliendo el incienso
que pone su gente buena.

El amor salta las tapias,
el corazón no se encierra;
será una "Semana Santa"
más que nunca, y verdadera.



Artículo enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.


Fuente:
P. Álvaro Sáenz. Sacerdote español

domingo, 29 de marzo de 2020

LA PIEDAD POPULAR Y EL CORONAVIRUS





La modernidad ilustrada y de progreso siempre ha visto con recelo las manifestaciones de la religiosidad popular, como algo anticuado, símbolo de épocas pasadas, poco letrada … Ahora, últimamente, se le da una categoría de “cultura popular”, pero silenciando los elementos religiosos. También algunos planteamientos pastorales han querido hacer un catolicismo racionalista y docto, lejos de los sentimientos y tradiciones del pueblo.

Por otra parte, el pasado 15 de marzo, vimos al Papa que, en plena pandemia del Covid-19, caminaba solitario por las calles de Roma para rezar y depositar un ramo de flores ante la Virgen Salus Populi Romani, protectora de Roma. Luego siguió peregrinando hacia la Iglesia de San Marcello al Corso, para arrodillarse ante el Cristo milagroso que los romanos sacaron en procesión durante la peste de 1522. Francisco es todo un ejemplo de buen pastor, que siente y valora la piedad popular, que con estos gestos expresa lo que nos dijo en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium: “Se trata de una verdadera espiritualidad encarnada en la cultura de los sencillos. No está vacía de contenidos…Es una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia, y una forma de ser misioneros” (nº 124).

Ahora, en pleno siglo XXI, parecía que los avances científicos iban a solucionar los grandes males. Sin embargo ocurre que una pandemia no prevista hace tambalear todo el proceso de globalización de nuestro mundo, en sus múltiples sectores. Se quiera reconocer o no, esto nos debería hacer menos autosuficientes, más humildes. Así podremos aclarar nuestras mentes para responder a los muchos interrogantes que nos hacemos los creyentes y hombres y mujeres de buena voluntad, que deseamos encontrar un sentido a lo que está pasando. Cuando vemos que los medios humanos están desbordados ante la virulencia del coronavirus, ¿Qué hacemos? ¿Tenemos que admitir que sólo nos queda la triste resignación?

¡No solamente de cosas materiales vivimos las personas! (cf. Mt 4,4). La fe en Dios no quita nada a las ciencias de la salud, pero puede ayudar mucho cuando nos estamos jugando la vida o la muerte. No despreciemos o infravaloremos la fe de los sencillos y sus expresiones de piedad porque consuelan, confortan, dan esperanza y crean fraternidad en
las más variadas situaciones límites que ha podido vivir la humanidad. ¡Todas las ayudas son pocas en estos tiempos calamitosos!

La “mística popular”, a través las advocaciones populares de Cristo, la Virgen y los Santos, se convierten en intercesores de nuestra salud y bien morir. Así lo entiende nuestro pueblo, cuando rezan, hacen una promesa o enciende una lámparilla a la Patrona de su pueblo o al Cristo de su Cofradía. Ellos saben pasar del “amor a lo visible y llegar al amor de lo invisible” (2Cor 4,18). Esto nos lo ratifica el Papa cuando dice: “Pienso en la fe firme de esas madres al pie del lecho del hijo enfermo, que se aferran a un rosario, aunque no sepan hilvanar las proposiciones del Credo, o en tanta carga de esperanza derramada en una vela que se enciende en un humilde hogar para pedir ayuda a María, o en esas miradas de amor entrañable al Cristo crucificado” (EG 125).


+ Juan del Río Martín
Arzobispo Castrense de España






Artículo enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.

Fuente:
Texto de Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense de España


CARTAS DE ESPERANZA 29 DE MARZO DE 2020




29 de marzo de 2020

Querido hermano:

Nosotros permanecemos firmes, con confianza inamovible, creyendo en lo bueno del hombre, en la victoria del bien. Sobre esto construimos todo.

Este momento de gran incertidumbre nos enseña algo que ya sabíamos pero que preferimos olvidar: somos muy vulnerables.

La percepción de la vulnerabilidad es, en esta ocasión, colectiva, y nos hace ver que de un día para otro nuestras preocupaciones cotidianas carecen de sentido si no tenemos otras cosas que damos por supuestas (tener salud, trabajo, una economía que funciona).

Quizás sea un excelente momento para mejorarnos, para cambiar algunos hábitos, algunos pensamientos, para repensar nuestra filosofía y forma de vivir.

Pidamos por quienes sufren los daños colaterales de esta crisis.

De un modo especial por los empresarios que ven peligrar su medio de subsistencia y por los obreros que, como consecuencia, se quedan sin trabajo.

Que pronto todo pueda volver a la normalidad.
.

Enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.


EL PAPA: VUELVE A DIOS. ¿CÓMO, SI NO PUEDO SALIR A CONFESARME?




Francisco termina la misa de Santa Marta invitando a hacer la comunión espiritual y reza por los médicos y enfermeros que trabajan sin descanso en plena crisis de la pandemia de coronavirus.

El papa Francisco sigue acompañando “al pueblo de Dios” con las misas de la mañana en Casa Santa Marta, vía streaming live, desde el Vaticano.

Italia superó anoche a China en número de fallecidos por coronavirus. En las últimas 24 horas hay 4.480 personas más positivas en este país europeo.

Al inicio de la misa, el Papa recordó el mensaje que recibió por parte de un sacerdote de Bérgamo, ciudad foco de contagio, al norte de Italia, que le pedía que rezara por “los médicos de Bérgamo, Treviglio, Brescia, Cremona, que están al límite del trabajo y están dando la propia vida para salvar a los enfermos”.

“También oremos por las autoridades; para ellos no es fácil gestionar estos momentos. A veces sufren la incomprensión. Tanto los médicos, el personal sanitario, como las autoridades son, en estos momentos, columnas que nos ayudan a seguir adelante y nos defienden de esta crisis. Rezamos por ellos”, afirmó.

Vuelve a tu papá
En su homilía, el Papa inició su reflexión pensando en el libro del profeta Oseas -“Vuelve, Israel, al Señor tu Dios, porque tu falta te ha hecho caer”- y el recuerdo de una canción que cantaba hace 75 años Carlo Buti, un artista popular de Florencia, “escuchado con tanto sentimiento por las familias italianas en Buenos Aires.

Este artista cantaba: “Vuelve a tu papá, que una canción de cuna te cantará”.

“Dios es tú papá, no es tu juez, regresa a casa, escucha, ven. Recuerdo cuando era un niño y me lleva enseguida al papá del capítulo 13 del Evangelio según Lucas.

Ese papá que dice: Vio a su hijo venir de lejos, ese hijo que se había ido con el dinero y lo había despilfarrado, pero esperaba verlo de lejos. Subía a la terraza varias veces al día para esperarlo día tras día, mes tras mes, y tal vez, años, esperando al hijo”.

Ternura de Padre
“Regresa donde tu papá, es la ternura del Padre que nos habla. 

Te está esperando. Es la ternura de Dios la que nos habla, especialmente durante la Cuaresma. 

Es hora de entrar en nosotros mismos y recordar al Padre o volver con papá”.

“No, Padre, me avergüenzo de volver porque… Ya sabe Padre, he hecho mucho, he hecho mucho…”. ¿Qué dice el Señor? “Vuelve, te curaré de tu infidelidad, te amaré profundamente, porque mi ira se ha ido. Seré como el rocío; tú florecerás como un lirio y echarás raíces como un árbol libanés”.

Vuelve con tu padre que te está esperando.
El Dios de la ternura nos curará; nos curará de muchas, muchas heridas de la vida y de muchas cosas feas que hemos hecho. ¡Todo el mundo tiene lo suyo!

Volver a Dios
Pero pensar esto: volver a Dios es volver al abrazo, al abrazo de nuestro padre. Y pensar en esa otra promesa que hace Isaías: “Si tus pecados son tan feos como la escarlata, te haré blanco como la nieve“.

Es capaz de transformarnos, es capaz de cambiar nuestros corazones, pero quiere que demos el primer paso: volver. No es ir a Dios, no: es regresar a casa.

“Y la Cuaresma siempre se centra en esta conversión del corazón que, en el hábito cristiano, toma forma en el sacramento de la Confesión”.

“Es el momento de… no sé si “ajustar cuentas”, no me gusta eso… dejar que Dios nos blanquee, que Dios nos purifique, que Dios nos abrace”.

¿Dónde puedo encontrar a un confesor?

“Sé que muchos de vosotros, por Pascua, os confesáis para encontraros con Dios. Pero muchos me dirán hoy: “Pero Padre, ¿dónde puedo encontrar a un sacerdote, un confesor, porque no puedo salir de casa?”.

“Y quiero hacer las paces con el Señor, quiero que me abrace, quiero que mi padre me abrace… ¿Qué puedo hacer si no encuentro sacerdotes?”.

Haz lo que dice el Catecismo. Está muy claro: si no encuentras un sacerdote para confesarte, habla con Dios, que es tu padre, y dile la verdad: “Señor, he hecho esto, esto, esto… Perdóname”.

Y pídele perdón de todo corazón, con el acto de dolor y prométele: “Me confesaré más tarde, pero perdóname ahora”.

E inmediatamente volverás a la gracia de Dios. Tú mismo puedes acercarte, como nos enseña el Catecismo, al perdón de Dios sin tener un sacerdote a mano.

Acto de dolor
Piensen en ello: ¡es hora! Y este es el momento adecuado, el momento oportuno. Un acto de contrición bien hecho, y así nuestra alma se volverá blanca como la nieve.

Sería bueno que hoy en nuestros oídos resonara este “vuelve”, “vuelve a tu padre, vuelve a tu padre”. Te está esperando y te hará una fiesta”.

También hoy Francisco terminó la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitándonos a hacer la comunión espiritual. 

A continuación, la oración recitada por el Papa:
A tus pies, oh Jesús mío, me postro y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito que se abandona en su nada y en tu santa presencia. 

Te adoro en el sacramento de tu amor, deseo recibirte en la pobre morada que mi corazón te ofrece. Esperando la felicidad de la comunión sacramental, quiero poseerte en espíritu. 

Ven a mí, oh Jesús mío, que yo vengo a Ti. Que tu amor inflame todo mi ser, para la vida y para la muerte. Creo en ti, espero en ti, te amo. ¡Que así sea!

A continuación, los números del catecismo de la Iglesia referidos a lo dijo el Papa en la homilía sobre la contrición:

1451 Entre los actos del penitente, la contrición aparece en primer lugar. Es “un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar” (Concilio de Trento: DS 1676).

1452 Cuando brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas, la contrición se llama “contrición perfecta”(contrición de caridad). Semejante contrición perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales, si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental (cf Concilio de Trento: DS 1677).


Artículo enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.

Fuentes
aleteia.org

sábado, 28 de marzo de 2020

CARTAS DE ESPERANZA 28 DE MARZO DE 2020



28 de marzo de 2020

Querido hermano:

Educar significa servir desinteresadamente a la singularidad y originalidad del prójimo; es servir abnegadamente a la gran idea que Dios ha puesto en cada persona; es, en definitiva, servir a Dios mismo.

Estos momentos son buenos para enseñar a nuestros hijos (y enseñarnos) cómo hablar desde la humildad, saber reconocer cuando no sabemos, no temer mantenernos callados en una conversación cuando no tenemos conocimiento del tema que se trata. 

Tomar la decisión de no hablar porque no queremos aportar más ignorancia e incertidumbre a la que ya hay.
Educar a nuestros hijos (y educarnos) en la humildad, en las ganas de aprender, en saber decir “no sé” puede ser una lección que una crisis tan excepcional como esta nos deje como herencia.

Pidamos por todos los que guardan cuarentena, bien por tener el virus, bien por haber convivido con personas infectadas, bien por conducta responsable y seguridad de todos. 

Que el Señor les dé paciencia, y que este tiempo les sirva de provecho para reflexionar sobre la propia vida y sobre la necesidad que tenemos de Dios.

Enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.

¿POR QUÉ NO CAMBIAR LA FORMA DE TU EXAMEN DE CONCIENCIA?




Al final, el examen de conciencia se redujo poco a poco a una lista de pecados. Como si se tratara de un formulario a rellenar, como en la aduana: “¿Qué tiene que declarar? ¡Marque la casilla correcta!”. ¿Y si en vez de hacer un examen de conciencia, realizaras una “revisión de vida”?
En realidad, una lista, por muy bien elaborada que esté, nunca será más que un instrumento para ayudarnos a hacer un examen de conciencia. Nunca sustituirá a la oración personal, al cuestionamiento leal mediante el cual nos colocamos frente a nosotros mismos y a nuestro pecado, por supuesto, pero especialmente frente a Dios y a su llamada. Puede llevar a un diálogo con el Señor, pero no puede sustituirlo. El examen de conciencia no puede limitarse a examinar una hoja de papel. Hay que reconocer que incluso la expresión “examen de conciencia” no es muy satisfactoria. Destaca algo cierto: nuestra fidelidad o infidelidad al Señor es una cuestión de conciencia, se hace dentro de nosotros mismos. En cambio, el riesgo es centrarse en sí mismo, identificar el pecado y la mala conciencia, reducir la conversión a un esfuerzo de lucidez y desarrollo personal. Todo esto es más psicológico que espiritual, más moralizante que evangélico. ¿Acaso no deberíamos hablar más bien de “revisión de vida”?

¿Cómo buscar sus pecados?
Esta expresión incluye una pedagogía específica, la famosa trilogía “ver, juzgar, actuar”, pero también refleja una intuición que concierne a todos los fieles. Se trata de poner el Evangelio en la vida, y de poner vida en el Evangelio. Es en nuestra vida donde tenemos que percibir y responder a la llamada de Dios. Por lo tanto, también debemos buscar nuestro pecado en ella. Concretamente, basta con revisar los diversos lugares y momentos que caracterizan nuestros días y ponerlos bajo la mirada del Señor.
Para algunos cristianos, esto puede ser muy valioso y un verdadero progreso espiritual. Sin embargo, el riesgo de permanecer en una perspectiva moralizante no está completamente excluido. Estamos pasando de una moral más individual y conformista a una moral más social e incluso política, pero seguimos en el terreno de la moralidad.
Básicamente, si estamos en la escuela de Cristo, es la Revelación la que nos da el verdadero entendimiento de nuestro pecado así como de todo lo demás. “Y por tu luz, vemos la luz”, dice el Salmo 36. Analizar nuestra conciencia o nuestra vida, nunca nos eximirá de analizar la Palabra de Dios. Es a la luz del Evangelio como podemos ver claramente dentro de nosotros mismos y releer nuestra historia. Este ejercicio espiritual se llama el discernimiento, es allí donde el discípulo es instruido, el pecador es convertido, el santo es formado. Cuestionarios, fórmulas, diversas meditaciones pueden ayudar. Podemos utilizarlos, tanto para un acercamiento personal como para una celebración comunitaria, pero nada es mejor que lo que lleva a la escucha del Señor, una escucha directa y profunda.

 Las herramientas esenciales que resulta útil consultar
Desde este punto de vista, hay algunos textos fundamentales a los que podemos volver sin cesar: el Decálogo (la segunda parte del Catecismo de la Iglesia Católica ofrece un comentario exhaustivo), las Bienaventuranzas, el Padrenuestro y, sobre todo, el Mandamiento Nuevo. También podemos simplemente meditar sobre una lectura bíblica: la del día, la del domingo, la que nos interesa actualmente. Amós nos habla de los pobres, Salomón nos habla de sabiduría, San Pablo nos habla de unidad, San Juan nos habla de amor fraterno, Pedro nos habla de Fe… Siempre es el Espíritu Santo quien nos habla, nos interpela, nos llama a convertirnos, nos abre a una renovación. Recuperarlos, paso a paso, nos pone frente a nuestra conciencia y frente a nuestra vida, pero sobre todo frente a Dios.

Artículo enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.
Fuentes
aleteia.org

viernes, 27 de marzo de 2020

EL PAPA EN LA BENDICIÓN URBI ET ORBI: “DESPIERTA, SEÑOR”




El Papa Francisco ha impartido esta tarde la bendición Urbi et Orbi, con el Santísimo, a todo el mundo, pidiendo por el fin de la pandemia de coronavirus.

“Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos”. Con estas palabras, el Papa Francisco ha iniciado su reflexión centrándose en el Evangelio según San Marcos, capitulo 5, versículo 35, tras la escucha de la Palabra desde el atrio de la Basílica de San Pedro en el momento extraordinario de oración convocado por él mismo el pasado domingo ante la emergencia sanitaria por coronavirus. El Papa además ha expresado que “nos encontramos asustados y perdidos” pero en esta barca – recuerda – “estamos todos”, de hecho, continúa, “al igual que esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos”, también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos”.

Reflexionando sobre el Evangelio de San Marcos, el Papa habla de la “tempestad”: “La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, proyectos, rutinas y prioridades”. Para Francisco, la tempestad también nos muestra “cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad” y pone al descubierto “todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad”. Pero esta tempestad también nos quita el “maquillaje” de los estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar y deje al descubierto “esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos”.

El Pontífice también ha elevado una súplica en estos momentos de prueba: “mientras estamos en mares agitados, te suplicamos: “Despierta, Señor””. El Papa asegura que hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo y codiciosos de ganancias – dice – “nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa”. Es en este momento en el que el Papa, dirigiéndose al Señor, asegura que “no nos hemos detenido ante sus llamadas”, tampoco “nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo” ni “hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo”. De hecho, dice, “hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo”.


“Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti” dice Francisco. En esta Cuaresma resuena la llamada urgente: “Convertíos” en la que se nos llama a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. “No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio – asegura el Papa – el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es”. También es el tiempo “de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás”, puntualiza.

El Papa también nos pide que dirijamos nuestra mirada a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, “ante el miedo – dice – han reaccionado dando la propia vida”. El Papa se refiere a la generosa entrega de personas comunes “corrientemente olvidadas” que no aparecen “en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show” pero, sin lugar a dudas, “están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo”.

El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. “Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida” nos pide el Papa y “entreguémosle nuestros temores, para que los venza”. Francisco asegura que si hacemos esto, experimentaremos, al igual que los discípulos, que con Él a bordo, no se naufraga”. En este sentido, el Papa nos hace un ejemplo gráfico: “Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor”.

Al final de su reflexión, el Papa ha pedido al Señor que bendiga “al mundo”, de salud “a los cuerpos” y consuele “los corazones”. “Nos pides que no sintamos temor, pero nuestra fe es débil y tenemos miedo” ha concluido.



Artículo enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.

Fuetes:
Vatican News
NFOVATICANA


CARTAS DE ESPERANZA 27 DE MARZO DE 2020




27 de marzo de 2020

Estimado hermano:

La verdadera vida consiste en amar.

Hoy el Gobierno aclara que los test fallidos fueron comprados a un proveedor nacional.

Pidamos para que no caigamos en el miedo, en la histeria, en la desesperanza… que no conducen a nada. 

Que el Señor nos dé serenidad para afrontar esta situación de emergencia que nos toca vivir.


Enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.

Viacrucis por el fin del Coronavirus





































Artículo enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.