miércoles, 21 de febrero de 2018

HISTORIA Y USO DE LA MANTILLA: ORIGEN, EVOLUCIÓN Y USOS




La evolución de esta prenda estuvo marcada por factores sociales, religiosos e incluso climáticos

Historia de la mantilla



Aunque el origen no es del todo bien conocido, se cree que los primeros velos y mantos que utilizaban las mujeres como adorno y como prenda de abrigo, son el origen de las primeras mantillas conocidas; fueron utilizadas, principalmente, como piezas ornamentales en el vestuario de la mujer.


El origen de la mantilla, según algunos historiadores, se remonta a la época de los Íberos ya que aparecen figuras prerrománicas con finos tocados en la cabeza. Otra teoría defiende que provienen del velo musulmán, adoptado de buen grado por las mujeres mozárabes.

La mantilla es una prenda popular española consistente en un elegante tocado de encaje, un velo que enaltece el rostro femenino. La mantilla es la prenda que identifica a la mujer española en el mundo y forma parte además de diferentes tradiciones tanto religiosas como culturales, tales como la Semana Santa o las corridas de toros.




Evolución de la mantilla

La evolución de esta prenda estuvo marcada por factores sociales, religiosos e incluso climáticos. Estos últimos eran visibles, en el tipo de tejido utilizado para su confección. En la zona norte se utilizaban tejidos tupidos con una finalidad clara: servir de abrigo.


En la zona sur, se utilizaban tejidos con fines meramente ornamentales, como la seda. En ambos casos, podían ir finamente ornamentadas, las de "fiesta" que se lucían en ocasiones señaladas, o sencillamente adornadas, las de "diario".



Cuando se empezó a utilizar la mantilla

Los primeros usos de la mantilla se dieron entre el pueblo. No eran utilizadas por las altas clases sociales o aristocracia. Eran utilizadas, más a modo de manto de abrigo que como prenda ornamental, sin hacer uso de la peineta.


A principios del siglo XVII, comienza una evolución de la mantilla dejando paso a una pieza más ornamental en el vestuario femenino, al sustituir, poco a poco, el paño por los encajes. Poco a poco, empieza a extenderse el uso de esta prenda como ornamento, aunque habría que esperar hasta bien entrado el siglo XVIII para que la mantilla empiece a ser utilizadas por las clases más altas
.




La reina Isabel II (1833-1868), muy aficionada al uso de tocados y diademas, empieza a popularizar el uso de la mantilla, costumbre que pronto adoptan las mujeres más cercanas a ella. Las damas cortesanas y de altos estratos sociales, comienzan a utilizar esta prenda en diversos actos sociales, lo que contribuye, en gran medida, a darle un aire distinguido, tal y como ha llegado a nuestros días (aunque su uso es muy limitado y poco generalizado).



Su uso, tiene un claro retroceso, a la muerte de la soberana, aunque mantiene un cierto arraigo en el centro y sur de la península. Como podemos ver, se mantiene su uso, en lugares donde la utilización no tiene nada ver como prenda de abrigo sino meramente ornamental. Aun hoy en día perdura esta costumbre y es más fácil ver mantillas en el centro o sur de nuestro país que en la zona norte.

"La revolución de las mantillas, fue una forma de protesta de las mujeres españolas frente a las nuevas costumbres extranjeras"



El reducido uso de la mantilla en épocas siguientes al reinado de Isabel II, tiene, entre otros motivos, su origen en el uso de otras costumbres que imponían los nuevos monarcas. Un hecho reseñable, es el conocido como "la conspiración de las mantillas". Una forma de protesta de las mujeres españolas frente a las nuevas costumbres extranjeras que parecían querer imponer Amadeo I rey de España (Amadeo de Saboya 1845-1890) y su esposa Maria Victoria. Amadeo I renunció al trono de España al cabo de poco tiempo (tres años aproximadamente), debido a la "ingobernabilidad" de los españoles.

A finales del siglo XIX y principios del XX, la mantilla deja de ser una prenda de uso "cotidiano" en eventos, y empieza su declive. Tan solo se conserva, una pequeña "mantilla" que suelen utilizar las señoras en la iglesia, a la que se la conocía como "toquilla" (pañuelo, generalmente triangular, que se ponen las mujeres en la cabeza). Podemos indicar que se trata de una versión "reducida" de la mantilla, que se viste sin peineta.



Actualmente, la mantilla se puede ver, casi de forma exclusiva, en los toros, la Semana Santa y en las bodas. No es fácil verla en otros eventos o ceremonias. Y hablando de ceremonias, vamos a ver cómo "vestir" la mantilla.


Vestir la mantilla



Para cualquier tipo de evento (Semana Santa, boda, toros...) la mantilla deberá contar con el largo adecuado a cada persona. Por la parte delantera, deberá contar con un largo hasta la altura de las manos, y por la parte trasera, un largo unos dedos por debajo de la altura de la cadera. Para evitar el "vuelo" de la mantilla, es conveniente sujetarla al vestido de forma discreta (generalmente por los hombros).



Dicen los estilistas, que un truco para hacer una buena sujeción y con suficiente "holgura", es ladear la cabeza al lado izquierdo, y sujetar la mantilla del hombro derecho y viceversa (ladear la cabeza hacia la derecha y sujetar la mantilla en el hombro izquierdo).

¿Qué tejido elegir para la mantilla?



Tiene varias opciones en función del presupuesto y del gusto personal:

Blonda

Es un tipo de encaje de seda, caracterizado por la utilización de grandes motivos, sobre todo florales, que se realizan en seda más brillante que el resto de la mantilla (que se suele realizar en seda mate, para hacer resaltar más los bordados). Tiene una característica muy peculiar, que son las ondulaciones de sus bordes, al que algunos autores han denominado "puntas de castañuelas" por su similitud con estas.



Chantilly

Como su nombre indica, utilizan un tejido proveniente de esta ciudad francesa, ligero y elegante. Al igual que el resto de las mantillas, suele estar profusamente bordado de diversos motivos.

Tul

Es un tejido delgado y transparente, de seda, hilo o algodón, y podemos decir que el tachado de más "corriente" para las mantillas. Suelen utilizarse a modo de imitación de las mantillas de blonda y chantilly. Son las conocidas mantillas de encaje.

Elegir una peineta




En cuanto a la peineta, deberemos decantarnos por una adecuada a nuestra altura y la de nuestra "pareja", si va acompañada. Las mejores son las de carey, aunque hay otras variedades. Si es bajita, puede optar por una peineta alta, aunque son más difíciles de llevar. Si se es alta, y de cara alargada, puede optar por una peineta más baja (y mucho más cómoda de llevar). En todo caso, hay que ajustarla bien al moño y cubrirla de forma correcta y bien equilibrada con la mantilla.

Llevar la mantilla como Dios manda



No hay una norma fijada, pero sí hay unas pautas marcadas por el protocolo social y la tradición.

¿Cómo vestir correctamente?

Para empezar, el vestido debe ser negro liso totalmente, de una pieza y sin brillos. "Un modelo básico que haga forma, pero sin que se ciña en exceso al cuerpo. Tampoco faldas globo, vuelos o similar". Tejidos hay para elegir: crepé, lana fina, seda… y terciopelo dependiendo de la climatología que acompañe a la Semana Santa. El largo debe ser, como mínimo, tapando la rodilla, con manga larga o francesa y cuello a la caja o barco. Nada de escotes de pico o demasiados pronunciados, así como están prohibidas las chaquetas y las toreras. Y menos de encaje.

Las medias deben ser negras o como mucho transparentes, finas, sin costuras o adornos. Se excluyen también las de rejilla o tupidas. Y como zapatos, unos de tipo salón, sin plataforma y con tacón medio. "Debe ser de una altura con la que se esté cómoda para realizar toda la procesión, porque a veces se lleva demasiado alto y cuesta andar, estropeando todo el conjunto".

No debe faltar un peinado con un recogido bajo o a media altura. Y nada de ponerse flores en el pelo ni en el escote

Los complementos son uno de los puntos en donde más se falla. “Vestirse de mantilla no es disfrazarse y muchas mujeres se ponen demasiadas cosas", comenta Urquízar. Los pendientes deben ser sobrios, nada llamativos, con preferencia por la plata envejecida, el oro blanco, las perlas o azabaches. En estas fechas está prohibidos los corales, que se utilizan para las mantillas blancas. Si no se lleva la medalla de la cofradía, se puede completar el conjunto con una cadenita con una cruz o un collar de perlas discreto.

Uno de los puntos fundamentales es la propia mantilla, que debe sujetarse a la peineta con un broche de plata u oro blanco no demasiado brillante, y que nunca supere el largo de la falda. Los guantes se recomiendan negros cortos sin encaje, que pueden acompañarse con un rosario. El maquillaje, como el resto del conjunto, tenderá a ser lo más natural posible. Igual que la manicura. Por supuesto, no debe faltar un peinado con un recogido bajo o a media altura. Y nada de ponerse flores en el pelo ni en el escote.

"A la hora de elegir cómo vestirse de mantilla hay que tener en cuenta una cosa: menos es más". Y más en estas fechas donde se impone la sobriedad.

Los 10 Mandamientos Para Vestir De Mantilla



En unos días llega la Semana Santa y con ella una etapa de creencia y respeto, en la que nazarenos, costaleros, saetas y mantillas llenan las calles, y es en estas últimas donde vamos a hacer hincapié, ya que, como todo, tiene su protocolo y a veces, sobre todo si te vistes por primera vez, puedes no saber muy bien qué llevar y cómo llevarlo.


¿A qué edad se puede vestir de mantilla?

Nunca antes de los 18 años. Pero cada vez es mas usual ver niñas y jovencitas en las estaciones de penitencia vistiendo mantilla, saltándose las pautas marcadas por el protocolo social y la tradición.

¿Qué color de mantilla usar?





La Mantilla en Semana Santa, es de color negro debido al luto que ha de llevarse ese día. De hecho, aunque la mujer no vista de mantilla es aconsejable vestir de negro si se acude a ver las cofradías ese día. No obstante, no basta sólo con llevar una Mantilla negra.




Las mantillas de color Blanco o Marfil, han sido usadas a lo largo de la Historia, tanto en Semana Santa el Domingo de Resurrección para festejar la resurrección de Jesucristo.




¿Qué días de la Semana Santa se debe llevar mantilla?

Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección.


¿Cómo se debe colocar la mantilla?

El Jueves Santo puedes dejar ver la frente y el pelo. El Viernes Santo debes cubrir la frente con la blonda que quedará unos 2 cms sobre la frente.



¿Qué tipo de mantilla usar?

Blonda para las señoras de más edad o de chantilly para las más jóvenes, estas últimas suelen ser más económicas.


El vestido

Debe ser de terciopelo o de crepé, de manga larga o semilarga, por las rodillas y con escote barco o a la caja. Si quieres llevar un escote en forma de pico puedes hacerlo siempre y cuando no se vea el canalillo.



En caso de frio, se acompañará de un abrigo de paño (no se pueden llevar pieles de ningún tipo).



El peinado.

El pelo debe ir recogido en un moño bajo donde se sujetarán la peina.




Maquillaje.

El maquillaje debe ser lo más sutil posible, recuerda que vas de luto así que opta por tonos rosados y nudes para labios y maquilla los ojos lo más natural que puedas, si quieres un ahumado opta por tonos como el gris perla o el bisón.




Pendientes.

Los pendientes suelen llevarse largos, de plata o con brillantes. Puedes optar por los llamados «de Virgen», de circonitas. Una buena opción es llevarlos a juego con el broche de la mantilla. También puedes llevar perlas, pero siempre largos.



Joyas.

El broche es el accesorio más importante, es el que sujeta la mantilla o la peineta por detrás, en la nuca. Debe ser de plata o de oro blanco. Usa un colgante con una Cruz a juego del resto de complementos. Por lo demás no es aconsejable nada más.


Bolso.

No es adecuado usar bolso cuando se acompaña en la estación de penitencia y de tener que llevarlo lo más indicado es llevar un bolso de mano o cartera de mano. Siempre discreto.



Medias.

Las medias han de ser lisas, negras y de cristal.



Calzado.

Un salón a media altura es lo más idóneo para la ocasión.



Rosario.

El Rosario de plata, perla, madreperla, nácar o azabache.



Guantes.


De encaje, de  rejilla o de terciopelo, serán cortos a la muñeca del mismo color que la mantilla.




Para tener en cuenta para vestir de mantilla.

La mantilla No debe sobrepasar el largo del vestido por detrás.

No debes llevar el pelo suelto o semirecogido y tampoco flequillo.

No debes llevar maquillaje muy marcado y nunca los labios rojos.

Nunca llevar gafas de sol.

Nunca llevar flores en el pelo.

Evitar vestidos muy ceñidos.

No llevar nunca un vestido entero de guipur (encaje).

Nunca llevar pendientes de corales.

No es aconsejable llevar reloj.

Nada de plataformas ni bailarinas.

No llevar medias tupidas, con encaje o de color carne.





En algunas cofradías es costumbre que las manolas porten velas encendidas, y/o medalla o emblema de la Cofradía que organiza el desfile procesional. Para ello atenderán a las observaciones que los responsables de estas les indiquen.




Se debe recordar que la mantilla en Semana Santa se lleva como señal de luto por la pasión y muerte de Jesucristo. Así que si vas vestida como tal debes guardar siempre la compostura.





No debes arreglarte solo por el postureo sino por la creencia que te lleva a hacerlo.








Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales

Fuentes:




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