domingo, 4 de agosto de 2019

EL SENTIDO Y LAS APLICACIONES DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR




La liturgia invita a "contemplar el acontecimiento de la Transfiguración, en el que Jesús concede a los discípulos Pedro, Santiago y Juan el anticipo de la gloria de la Resurrección: una visión del cielo en la tierra. El evangelista Lucas (9:28-36) nos muestra a Jesús transfigurado en el monte, que es el lugar de la luz, un símbolo fascinante de la experiencia única reservada a los tres discípulos. Suben con el Maestro al monte, lo ven sumido en la oración, y en cierto momento 'su rostro cambió de aspecto' " (v. 29).

Los apóstoles se asombran con la iluminación del Señor y aumenta su estupor el hecho de que "junto a Jesús aparecen Moisés y Elías, que le hablan de su próximo "éxodo", es decir, de su Pascua de muerte y resurrección. Entonces Pedro exclama: 'Maestro, es hermoso que estemos aquí"' (v. 33). ¡Él no quería que ese momento de gracia terminara!".

La Transfiguración también es una preparación a los apóstoles para la pasión futura de Jesucristo.



"La Transfiguración tiene lugar en un momento muy preciso de la misión de Cristo, es decir, después de haber confiado a sus discípulos que 'debe sufrir mucho, [...] ser matado y resucitar al tercer día' (v. 21). Jesús sabe que ellos no aceptan esta realidad, y entonces quiere prepararlos para soportar el escándalo de la pasión y muerte de la cruz, para que sepan que este es el camino por el cual el Padre celestial llevará a su Hijo escogido a la gloria, resucitándolo de entre los muertos. Y este será también el camino de los discípulos: nadie llega a la vida eterna si no es siguiendo a Jesús, llevando su propia cruz en la vida terrena".

Este misterio tiene la gran bondad de hacer comprensible al ser humano el sentido profundo del sufrimiento, que es el sentido cristiano.



La Transfiguración "nos muestra la perspectiva cristiana del sufrimiento: es un paso necesario pero transitorio. El punto de llegada al que estamos llamados es tan luminoso como el rostro del Cristo transfigurado: en él está la salvación, la bienaventuranza, la luz, el amor ilimitado de Dios. Al mostrar su gloria, Jesús nos asegura que la cruz, las pruebas, las dificultades en las que estamos luchando tienen su solución y su superación en su Pascua".


"Jesús se transfiguró 'mientras oraba' -indicó Francisco- (v. 29). Se había sumergido en una conversación íntima con el Padre, en la que también resonaban la Ley y los Profetas, Moisés y Elías... Es así: la oración en Cristo y en el Espíritu Santo transforma a la persona desde dentro y puede iluminar a los demás y al mundo que la rodea".

Pidamos a la Virgen que "continuemos nuestro camino con alegría... Que la Virgen María nos enseñe a permanecer con Jesús aun cuando no lo entendamos a él o a sus caminos. Porque sólo estando a su lado veremos Su gloria".



 Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costale

Fuente: Vatican News

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