25 de abril de 2020
Hermano:
Pruébenme por hechos que me aman realmente y que toman en serio su propósito.
Jesús promete que dará a todos descanso, pero pone una condición: 'tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón'.
¿En qué consiste este yugo, que en lugar de pesar aligera y en lugar de aplastar alivia? El yugo de Cristo es la ley del amor, en su mandamiento que ha dejado a sus discípulos.
El verdadero remedio para las heridas de la humanidad, sea materiales, como el hambre y las injusticias, sea psicológicas y morales, causadas por un falso bienestar, es una regla de vida basada en el amor fraterno, que tiene su manantial en el amor de Dios.
El mundo, especialmente en los albores de un nuevo milenio vive sumido en las tinieblas del egoísmo de una cultura de la muerte.
El nos invita por medio del servicio a ser esas lámparas que lleven la luz al mundo.
También debemos reconocer el amor de todos esos hombres que deciden dejarlo todo por seguir a Cristo en la entrega total al servicio de los demás: religiosas, religiosos, misioneros, hombres y mujeres consagrados a Dios.
Pero especialmente celebrar y pedir a Dios por aquellos que con su vida comparten la misión de Cristo y nos administran los sacramentos: los sacerdotes.
Pedir por su santidad y fidelidad al servicio de Cristo.
No debemos olvidar pedir por más vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio, pedir por más hombres y mujeres que tengan por vocación la entrega total al servicio de Jesucristo y de su Iglesia.
Enviado por:Jesús Manuel Cedeira Costales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.