miércoles, 31 de marzo de 2021

CARTAS DE ESPERANZA 31 DE MARZO DE 2021

  





31 de marzo de 2021

 

Hermano:

«Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles y las tendían en el camino»

«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo se guardará»

«La vida sólo merece la pena ser vivida si se entrega sin poner barreras al viento y al amor. Me gusta ese rey montado sobre un borrico en este día de fiesta»

Crece el ritmo de vacunación en Asturias: el 13% de la población ya ha recibido al menos una dosis.

El pasado viernes se superaron por primera vez las 6.000 vacunas administradas en una misma jornada.

La Semana Santa es la semana más sagrada del año. No quiero dejar que pasen los días sin hacer nada. No quiero que se me escape una oportunidad de acompañar a Jesús en su camino a la muerte. Es un tiempo santo que tengo ante mis ojos. Una oportunidad para tocar el cielo. Quiero abrazarme a ese Jesús que sufre el rechazo, el abandono y toca el dolor de la soledad. Ama hasta el extremo y es odiado hasta la muerte. Algunos lo aman y acompañan de cerca al pie de la cruz. Otros en su amor lloran su pérdida pero les falta valor para acercarse al madero del que pende. No se atreven a luchar por Él, a dar la vida. No se arriesgan porque no quieren perder lo que ahora poseen. Saben que el grano de trigo tiene que caer en tierra y morir, pero no saben nada de la vida eterna. No comprenden la resurrección que todavía no acontece. Estos días de Semana Santa están marcados por el dolor, la angustia y la consternación de los más cercanos. Yo me he acostumbrado a tomar distancia del dolor. Prefiero encapsularlo y olvidarlo, prefiero pasarlo por alto hasta llegar a momentos más felices en mi vida. No me gusta el sufrimiento, ni la muerte. Detesto la enfermedad que ahora se aferra a la piel en esta pandemia. No quiero sufrir la pérdida. Creo que la Semana Santa es una ocasión para vivir el paso de Jesús por mi vida. He vivido la Cuaresma intentando preparar el corazón. Queriendo que Jesús toque mi alma y trabaje mi interior para acompañar a Jesús como María, como Juan, como las santas mujeres. No quiero quedarme lejos pensando en otras cosas sin darle importancia. No quiero volverme inmune al sufrimiento de los hombres. Su dolor es el mío, no puedo ser ajeno. No puedo quedarme quieto sin hacer nada, sin acercarme, sin socorrer al débil, sin salvar al desvalido. Quiero que mi corazón se vuelva más humano. Hay personas cerca que recorren su propio Via crucis. Sufren en soledad y no encuentran ni la compasión de la Verónica camino al Calvario. No son comprendidos en su debilidad, en su miseria. Yo no quiero dejar de vivir la Semana Santa de los que más sufren. Por eso quiero vivir a fondo estos días, para aprender a vivir cerca del crucificado. Aprendo a acompañarlo por los lugares sagrados que recorro. Desde la entrada en Jerusalén el domingo de ramos. Pasando por Betania donde descansaba cada noche. Acercándome al templo del que echaba a los vendedores. Recorriendo esas calles de Jerusalén por las que pasó predicando. Y luego el Cenáculo, en el que tuvo lugar la última Cena. Y después el huerto, en el que siempre rezaba, y especialmente esa noche sudó sangre, tanto era el miedo y la entrega. Y los ángeles lo consolaron. Y entonces, entregándolo todo, halló la paz. Acompaño sus pasos cuando fue apresado y llevado a esa cisterna en la que iba a pasar su última noche entre los hombres. Y su madre cerca y lejos acompañando su dolor. Y luego ese juicio en la noche y por la mañana del viernes. Para condenarlo a muerte lavándose las manos. Y el dolor de esa muchedumbre que ahora prefería a Barrabás antes que salvar al que había dado su vida por amor. Y entonces recorrer esos últimos pasos cargado con su madero. El via crucis camino al Calvario. Los gritos, María cerca queriendo consolarlo. Estaba haciendo todas las cosas nuevas y yo no entiendo, ni nadie en ese momento. El silencio de Jesús, muy dentro de sí mismo, viviendo este momento en soledad, unido a su Padre, con paz profunda. Y el Calvario imponente con esas tres cruces. Los dos ladrones a ambos lados. El bueno y el que no supo ver a Dios muriendo en un madero. Y unos pocos amigos, mujeres, Juan y su Madre al pie del suplicio. Y sus últimas siete Palabras, las vuelvo a escuchar rememorando su dolor y sus lágrimas. Quisiera estar cerca para consolarlo, para darle agua, para calmar su pena profunda por ese rechazo de los hombres a los que tan solo había querido amar dando su vida. Quiero recorrer cada paso de estos días sin perderme nada. Pienso en el viacrucis de tanta gente a mi lado. Esa Semana Santa que paso por alto porque tengo otras cosas importantes que hacer y descuido lo importante. Quiero vivir estos días con un sentido. Es una Semana Santa especial después de un año lleno de tantos dolores. Confío y toco la cruz que me salva, me eleva.

Comienza la Semana más santa del año y después de cuarenta días de Cuaresma veo que yo no soy más santo que antes. Puede que estos días sean santos, pero mientras yo no lo sea nada va a cambiar en mí. No veo que sea más de Dios, ni más dócil, ni más niño, ni más puro en la mirada. Esa santidad que es un don es justamente lo que quiero. No pretendo sólo vivir intensamente esta semana, la más importante del año. En realidad sueño con que algo de la santidad de estos días se prenda de mi piel y me invada el Espíritu Santo calmando todas mis ansias e iluminando todas mis oscuridades. Esos días de Semana Santa que ahora son santos, no lo fueron un día. Esa primera Semana Santa que hoy revivo estuvo llena de pecados. La santidad reposaba en el cordero inmolado en la cruz, en el Hijo de Dios que amó a los hombres hasta el extremo. Pero en torno a Él abundó esos días el pecado. Y donde abundó el pecado, acabó sobreabundando la gracia que trajo su resurrección. Pero en esos días lleno de oscuridad reinaron la noche, el odio, el dolor. El hombre no soportaba un amor incondicional, humilde y misericordioso en sus vidas. No soportaban a aquel hombre que parecía no temer el poder de ningún hombre. Era un hombre de Dios, libre, firme, fiel. Y en torno a Él se hizo fuerte el pecado de aquellos hombres que no soportaban a ese Jesús que pretendía ser Dios, hijo predilecto de Dios, escogido. No soportaban sus milagros, ni sus curaciones en sábado, ni el perdón de los pecados que proclamaba abiertamente. Dijo que era el pan de vida eterna, y ellos no lo creyeron y lo negaron. Esa Semana Santa se hizo fuerte el pecado de todos los que condenaban a Jesús con sus palabras y sus silencios, con sus gritos y sus salivazos. ¡Qué fácil puede resultar condenar al que me resulta molesto e incómodo! ¡Qué fácil despreciar a quien no amo y desear incluso su muerte! Había muchos que hablaban y condenaban la actitud de aquel hombre que parecía blasfemo. No condenaban sus milagros que podían ser dignos de admiración. No condenaban sus palabras que a menudo edificaban el alma. Pero sí condenaban esas pretensiones que sentían ocultas y ellos las imaginaban. Es muy fácil imaginar en los otros actitudes e intenciones que no tienen. O proyectar en el prójimo lo que yo mismo siento y deseo. Es mi palabra contra la del otro. Yo no quiero caer en esos juicios, en esos chismes y en esas críticas. No quiero hablar tanto, prefiero callar. Pero a menudo me veo condenando a los que no actúan como yo espero que lo hagan. Critico a los que destacan, a los que son admirados por otros más que yo y me despiertan envidia. Critico a los que no se comportan como a mí me gustaría, y no siguen mis indicaciones. A los que son infieles, pecadores o simplemente no cumplen la palabra dada, o no realizan lo que les exigen a otros. Entonces me siento pequeño al comprobar lo sucia que tengo la mirada y envenenado mi pensamiento. Llevo en mi interior veneno que vierto con rabia cuando me siento ofendido o se abre sin quererlo alguna herida del pasado. En esos días santos en Jerusalén corrían muchos rumores, muchas críticas circulaban. Se hablaba y se callaba para condenar a un hombre. Callaban los que tenían miedo. Hablaban los que no querían que nada cambiase a su alrededor. Quizás porque sus obras no eran buenas, o tal vez su corazón estaba lleno de pecado. Y entonces surgía la condena de sus labios. No importaba que muriese un hombre por el bien de muchos. Decía el Papa Francisco que sólo la ternura me salva: «La ternura es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros. El dedo que señala y el juicio que hacemos de los demás son a menudo un signo de nuestra incapacidad para aceptar nuestra propia debilidad, nuestra propia fragilidad». Esa ternura me levanta por encima de mi juicio y de mis condenas. Ternura hacia mi propia debilidad en primer lugar. Porque normalmente es la no aceptación de mi fragilidad la que me indigna con los demás, la que me violenta y vuelve agresivo. La que me hace criticar y condenar porque no estoy en paz conmigo mismo, con mi vida como es, con mi propia historia llena de sombras. La ternura hacia mi corazón me vuelve tierno con la debilidad visible e incluso reconocida de los demás. Esa ternura me vuelve misericordioso y compasivo. Dejo entonces de ser un chismoso, dejo de andar por la vida con habladurías. Tantos hablaban mal de Jesús en esos días santos. Tantas veces soy yo el que vive hablando mal de lo que no hacen bien los otros. No miro mi interior por miedo. Prefiero taparlo dejando mal a los que pueden hacerme sombra y ocultar mi valor. Descalifico a los que tengo cerca de mí, incluso a los que más quiero. El amor que les tengo no impide que los critique, incluso frente a muchos. Condeno sus errores y no hablo bien de sus decisiones nobles y puras. Me río de ellos y los condeno. Me quedo sólo en lo que no hacen bien, resaltándolo. Jesús pasó haciendo el bien. Yo no hago el bien muy a menudo. Jesús observaba todo pero no lanzaba ninguna piedra acusatoria al ver la debilidad del hombre. Sólo se rebelaba contra la hipocresía y la falsedad de los que se creían más sabios. Hablaba contra los juicios que hacían los hombres sobre los débiles. Yo no quiero hablar en estos días. Quiero aprender a enaltecer a las personas sin vivir juzgando sus obras. Guardo silencio. Sólo así seré más de Dios y su presencia hará más santa mi vida.

 

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Jesús Manuel Cedeira Costales.

martes, 30 de marzo de 2021

El Alcalde visita la Exposición de los Estvdiantes



Un alcalde (árabe clásico, قاضي qāḍī < árabe hispano, قاضي alqáḍi: juez) es un cargo público que se encuentra al frente de la administración política de una ciudad, municipio o pueblo. Existe una amplia variedad de regulaciones jurídicas de esta figura, tanto en lo relativo a sus competencias y responsabilidades como a la forma en que el alcalde es elegido por su pueblo o ciudad.


El alcalde dirige la administración municipal, puede reorganizar los gastos de los servicios ordinarios del municipio, decide en que gastar el dinero que sobra de cubrir los gastos ordinarios, propone cambios en la ley local, preside y representa al ayuntamiento. Es elegido entre los concejales por mayoría absoluta, los cuales son a su vez elegidos por los vecinos.


Existen tres fórmulas de elecciones, dependiendo del número de habitantes del municipio. Si existe un régimen de concejo abierto (menos de 100 habitantes), los vecinos eligen al alcalde directamente por mayoría, este también se le conoce por el nombre de postor o alcalde pedáneo.


Si el municipio tiene una población entre 100 y 250 habitantes, se elige el método de listas abiertas. En una misma papeleta figuran los candidatos de todos los partidos, y los electores deberán seleccionar un determinado número de ellos. Los más votados serán nombrados concejales, los cuales, posteriormente, elegirán al alcalde.


En el resto de los casos, los partidos concurren en listas cerradas. La asignación de concejales se realizará en función del Sistema D'Hont, concejales que serán los que posteriormente elijan al alcalde de entre, generalmente, los cabezas de lista de cada partido. Si el partido ganador ha obtenido la mayoría absoluta de los concejales, en la posterior votación entre los ediles para elegir alcalde no habrá problema en que este pertenezca a la formación política ganadora. Si. por el contrario, nadie ha obtenido la mayoría absoluta de los concejales, se busca el establecimiento de pactos entre los partidos para conformar mayorías de gobierno estables, y como resultado de estos no necesariamente el alcalde ha de pertenecer al partido con mayor número de concejales. Pero si ninguno resulta en mayoría absoluta, aunque estos pactos sean claramente mayoritarios y superen con creces a los resultados de otros pactos o listas, es proclamado Alcalde el concejal que encabeza la lista que ha obtenido el mayor número de votos en el municipio. En caso de empate, se resolverá por sorteo.






El alcalde tiene toda una serie de facultades, algunas de ellas son delegables. Está asistido por un órgano colegiado que recibe en la actualidad el nombre de Junta de Gobierno Local y está formado por un número no superior a un tercio del número legal de miembros del Pleno. Corresponde al alcalde el nombramiento del teniente de alcalde.


El alcalde puede ser reelegido en la mayoría de los países. Su obligación consiste en defender los intereses de sus conciudadanos mediante la ejecución de las políticas locales que tengan por objetivo la mejora de su calidad de vida.

El alcalde puede ser reelegido en la mayoría de los países. Su obligación consiste en defender los intereses de sus conciudadanos mediante la ejecución de las políticas locales que tengan por objetivo la mejora de su calidad de vida.

El Alcalde de Oviedo visita la Exposición de los Estvdiantes.

Se le ha realizado entrega como recuerdo la pulsera de Guardianes  y Custodios del Monsacro, delante del Paso.


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Jesús Manuel Cedeira Costales.

EL SEÑOR DE LA SENTENCIA PRESIDE UN ESCAPARATE GIJONES EN LA SEMANA SANTA 2021


El escaparate Gijonés de la Academia de dibujo y pintura Ruymar situado en Avenida de La Costa, Nº 84 Bajo en Gijón, esta presidido por el Señor de la Sentencia de la Hermandad de los Estudiantes de Oviedo.





Se trata de la obra "Superemos nuestras sentencias personales" de Samuel Armas.





Es de técnica mixta de acrílico y óleo sobre tabla y presentada al concurso de carteles de Semana Santa 2021 de la Junta de hermandades y cofradías de Oviedo.





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Jesús Manuel Cedeira Costales.

El PRESIDENTE DEL PRINCIPADO en las trabajaderas debajo del Paso del Prendimiento

 





Barbón, ha sido costalero por un día.




El presidente del Principado visita la exposición de Los Estudiantes y conoce cómo se carga el nuevo paso de la Hermandad.





El PRESIDENTE DEL PRINCIPADO en las trabajaderas debajo del Paso del Prendimiento.





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Jesús Manuel Cedeira Costales.


domingo, 28 de marzo de 2021

CARTAS DE ESPERANZA 28 DE MARZO DE 2021

 


28 de marzo de 2021

 

Hermano:

«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo se guardará»

«Dios me ama con locura en mi indigencia. Y sabe que no tengo nada que demostrarle. Todos mis sacrificios se reducen a amarlo a Él desde mi realidad, desde mi vida como es»

Los últimos datos registran que un 11% de los asturianos ya han recibido una de las dos dosis de la vacuna y el 7% de la población ya se encuentra inmunizada.

Barbón pide «un último esfuerzo» para contener la tercera ola de covid en Asturias e Insiste en la necesidad de ganar tiempo para avanzar en la campaña de vacunación antes de que finalice el estado de alarma el próximo 9 de mayo.

Asturias registra el mejor dato de contagios por coronavirus desde finales de diciembre.

Cuando dejo de desear en lo más profundo de mi corazón, ¿llega la muerte? Quizás sí, o puede ser que sólo llegue el sinsentido. El vagar por el mundo sin desear nada más, sin soñar, sin esperar un tiempo mejor. Sólo sobrevivir una hora más, un día más en medio de hondas tristezas. Los deseos nacen y mueren. Algunos desaparecen al ser satisfechos y dejan un vacío en el alma. Un deseo que muere deja una alegría pasajera, efímera. Se colma lo que deseo, se alcanza lo que busco. ¿Y después? Surgen nuevos deseos en una espiral que no acaba nunca. O puede que se rompa esa búsqueda y deje de desear. Hay deseos que tengo grabados en lo más hondo. Los he vivido con fuerza, unos más, otros menos. Hay un deseo de infinito que llevo muy grabado en mi interior. Es un deseo que permanecerá insatisfecho, hasta el cielo. Y luego hay deseos que me despierta el mundo y se me han pegado al alma. En mi interior hay un deseo de ser reconocido, admirado, seguido por muchos. Tiene que ver con ese deseo de ser poderoso y lograr todo lo que me propongo. El deseo de ser admirado, el de ser el que más talentos tiene. Son deseos que desaparecen con los desengaños y con el vacío que deja la frustración de no ser tan poderoso como quisiera. E incluso si lo consigo tampoco se llena el alma, permanece una sed honda que duele. Tengo otro deseo, el de ser buscado, amado, necesitado. Me buscan, me requieren y soy feliz. Ese deseo también puede morir dejándome insatisfecho. Los desengaños y las heridas que deja la vida frustran ese deseo. Brota el deseo de pertenecer a un lugar, a una familia, el deseo de tener hermanos y echar raíces. Es un deseo puro y muy humano. Pero también puede morir cuando sufro experiencias negativas de abandono y rechazo, y me siento solo. Nace en mi corazón el deseo de ser correspondido cuando amo y ver realizados todos mis sueños. Los fracasos y abandonos, el rechazo y la no aceptación, me desaniman. Hay deseos más hondos que se resisten a morir. Es el deseo de ser querido en mi esencia, por lo que soy, no por lo que he hecho o conquistado. Es el deseo de recibir un amor incondicional, haga lo que haga. Este deseo hondo permanece vivo más tiempo, pero también puede morir cuando experimento que sólo me quieren si soy de una determinada manera. Los deseos frustrados dejan tristeza y amargura en el alma. Puedo llegar entonces a vivir sin desear. Y ya sólo sobrevivo, sin desear nada más en mi vida. Sin soñar imposibles, sin desear las altas cumbres. O me puedo conformar con deseos desordenados que no me hacen bien, deseos «que están mal ordenados, como diría san Bernardo» . Deseos que me sacian por tiempos cortos y a la larga me quitan las ganas de vivir con un sentido. En la película Soul hay una reflexión que me pareció interesante: «Llevo aquí muchísimo tiempo y nunca he visto nada que me haga querer vivir. Luego tú apareciste. Tu vida es triste y patética. Aún así te esfuerzas tanto por volver a ella. ¿Por qué? Tengo que ver eso. ¿Me comprendes?». Un motivo para querer vivir. Una razón para querer seguir soñando y deseando. El deseo del protagonista parecía frustrarse siempre. Pero él quiere vivir, quiere desear, quiere amar. En realidad el deseo de amar y ser amado no desaparece nunca. Por más que experimente decepciones vuelve a resurgir de sus cenizas. Es el deseo hondo de que mi vida merezca la pena, valga y tenga un sentido. El amor le da dirección y fuerza a todo lo que intento y me propongo. Amar a alguien con toda mi alma, con mi pensamiento, con mis palabras, con mis obras. Y tocar el amor, aunque sea un amor imperfecto. Alguien que me quiere con sus límites y aceptando mis propios límites. Es el deseo de pertenencia, de tener una razón para amanecer cada mañana. Ese deseo no puede morir nunca. Porque si muere significa que estoy muriendo por dentro. Ese deseo último es el de dar la vida por algo, por alguien. Un motivo por el que merezca la pena renunciar hasta el extremo. Me gusta mirar así mi vida. Pienso en todos los deseos que anidan en mi interior. Y me pregunto en qué deseo se arraiga mi propio corazón. Decía N. Lash: «Ninguno de nosotros es tan transparente para sí mismo como para saber realmente dónde tiene puesto el corazón» . No me desanimo por no saberlo. Pero busco detrás de deseos insatisfechos dónde sigue buscando mi alma. Dejo a un lado los deseos ya cumplidos que no me dejaron alegrías permanentes. Y vuelvo a enamorarme de esos deseos hondos que me llevan al corazón de Jesús y a vivir una vida más plena. No dejo de soñar, de desear, de anhelar, lo que aún no poseo. Mi sed de infinito no se sacia. Se hace más honda y sigue buscando en lo más profundo fuentes de agua viva que colmen mi mar.

A menudo me planteo esta vida como un campo de batalla en el que vivo en continuos esfuerzos por llegar a una meta. Me sacrificio, renuncio, elijo y dejo a un lado lo que tal vez deseo. Todo en aras de un fin, de una meta que quiero alcanzar. Y hoy escucho: «Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias». Un corazón quebrantado, roto, entregado, humillado es lo que quiere Dios. El sacrificio que me pide es mi entrega silenciosa y humilde desde mi pobreza. Entonces entiendo cuál es el sacrificio que vale la pena. No quiero ese sacrifico por el que me vuelvo orgulloso. No es esa renuncia que me hace creerme especial y exitoso. Dios quiere otro sacrificio. Cuando sacrifico mi vida por amor y me humillo por amor. En la carrera de la vida aspiro a tocar el cielo y renuncio, para ser más libre. Y me lleno de luz para llegar más lejos. El esfuerzo forma parte de mi entrega, porque recorro la carrera que se abre ante mis ojos y me lleva a Dios. No tengo miedo. Él hará posible lo que a mí me parece imposible. Quiero vivir con calma mis pasos. Con alegría la pertenencia a ese Dios que camina conmigo. «Amor y desprendimiento, o bien, amor y sacrificio, sobre todo en el estado afectado por el pecado original, van inseparablemente unidos en todas las etapas de la vida». El amor y el sacrificio van de la mano, no se pueden separar. Amar me lleva a desprenderme de lo que me ata y me impide amar. Me lleva a sacrificar mis egoísmos y deseos enfermos que atenazan el corazón. Mi amor se vuelve un amor sano cuando crece desde la renuncia. Un corazón quebrantado y roto que ha renunciado a la perfección humana. No pretendo hacerlo todo solo. Mi corazón se ha reconocido pequeño y ha sacrificado su orgullo y amor propio. Es lo que más quiero en esta vida. Mi renuncia más grande es aceptarme pequeño. Reconocer que con mi esfuerzo no puedo llegar a la meta, porque es imposible. No dejo de esforzarme, de caminar, de correr, de luchar. Pero en última instancia me dejo llevar por Dios cuando caigo y toco mi debilidad. No logro ser perfecto, no consigo vencer todas las tentaciones. En este tiempo de Cuaresma he abrazado mi fragilidad. Un corazón quebrantado y humillado, no lo desprecia Dios, no lo rechaza. Ante mi impotencia reconocida y asumida como parte de mi camino Dios se muestra impotente. No se rebela contra mi corazón humillado. A Dios lo que le molesta es el orgullo y la vanidad. Ama mi pobreza y acepta mi precariedad. Sabe que soy frágil, débil e inconstante. Y ante mi corazón herido no deja de buscarme. En esta Cuaresma me muestro pequeño ante Dios. Comenta Santa Teresita del Niño Jesús: «No tengo otro medio de probarte mi amor que arrojarte flores, es decir, no dejar escapar ningún pequeño sacrificio, ninguna mirada, ninguna palabra, aprovechar todas las pequeñas cosas y hacerlas por amor». No busco el sacrificio para demostrarle a Dios cuánto le amo. Pero la vida misma me da muchas oportunidades de renuncia, de entrega. Me lleva a callar para no herir, a aguardar sin ser impaciente, a hablar con ternura para no manifestar mi rabia. Dios me pide que le entregue todo lo que vivo, lo que sufro, lo que me cuesta. No necesito buscar nada especial. Sólo callar y aceptar la vida como es. Y aprender a guardar silencio para que brote del corazón la voz de Dios. Renuncio al ruido que me saca de mi centro, de mi alma, de mi mundo interior. Leía el otro día sobre ese ruido que me hace daño: «Este ruido suele tener de manera inconsciente una función que no nos atrevemos a confesar: enmascarar y ahogar ese otro ruido que invade nuestra interioridad. Dedicamos esfuerzos sin tregua a ahogar los silencios de Dios» . Mi sacrificio es para que haya en mi interior más paz, más calma, más luz, más presencia de Dios sin ruidos ni interferencias. Rechazo esos ruidos que me alejan de Dios y me enferman. Esos ruidos que me hacen vivir en la superficie. Cavo en mi alma buscando la cueva silenciosa en la que habita Dios, allí donde me ama en silencio. Me esfuerzo por vivir en un silencio profundo en el que escucho su voz. No quiero vivir en la superficie de la vida. Me adentro allí donde no tengo nada que demostrarle a Dios. Nada que pueda acreditar mi valor. Allí, yo solo, quebrantado y humillado, recibo un amor misericordioso de mi Padre. Me ama con locura en mi indigencia. Y sabe que no tengo nada que demostrarle. Todos mis sacrificios se reducen a amarlo a Él desde mi realidad, desde mi vida como es, desde las humillaciones que sufro cada día, desde mis derrotas y fracasos. En el sacrificio de mi orgullo se encuentra mi camino de santidad. Y entonces tengo paz. Él no se aleja de mí y yo puedo habitar en Él para siempre.

 

 

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Jesús Manuel Cedeira Costales.


sábado, 27 de marzo de 2021

Origen de la palma blanca del domingo de ramos en el territorio ibérico.



El origen de la palma blanca del domingo de ramos con los artesanos de la palma blanca en el territorio ibérico.

Sin embargo, la utilización como elemento ceremonial de las palmas se constata en la cerámica ibérica encontrada en las excavaciones realizadas en l’Alcúdia, el antiguo poblado ibérico de Heliké. En los restos hallados, aparece ya representada la palma rizada.


La producción de la palma blanca es un proceso muy  laborioso y totalmente artesanal cuyas técnicas ancestrales han pasado de padres a hijos durante siglos. El hortelano vivía durante todo el año en la casa del huerto, conocida popularmente como “faeneta” y dedicaba la mayor parte del día al cuidado de la palmera y al de otros productos asociados, siguiendo las técnicas de cultivo y regadío heredadas de la cultura árabe.


Los huertos se hallan flanqueados por palmeras datileras dispuestas a lo largo de las acequias. Algunas palmeras se destinan al cultivo de dátiles mientras que otras se preparan para la obtención de palma blanca. Para unas y otras se requieren una serie de tareas anuales que exigen el espectacular ascenso hasta la parte superior de la planta.




La primera documentación en Elche, que nos habla de su existencia, data del año 1371, donde se mencionan los ramos de Palma Blanca utilizados en Domingo de Ramos y las limosnas concedidas por el Concejo Municipal. Sin embargo, ya desde el siglo IX diferentes beatos lo muestran en sus actos rituales.




Las hojas de las palmeras datileras se usaron desde los tiempos más remotos en la celebración de la fiesta judía de los tabernáculos, coincidente en el tiempo con la época de recolección de dátiles, y para acompañar la procesión triunfal de la entrada de Cristo en Jerusalén, recordando la leyenda que indicaba que la "Palmera" se inclino para ofrecer sus frutos a María, durante la huída con José y su hijo Jesús de Herodes, Rey de Judea.


"Justus ut Palma florabit ergo bincimus cum occidimus"


El justo florecerá como la "Palma", porque para el cristianismo primitivo morir era vencer.




En Elche la "Palma Blanca" que a lo largo de nueve meses ha permanecido en el interior del seno materno de la Palmera encaperuzada, irrumpe a la efímera vida terrenal en una explosión de luz y color en la procesión del Domingo de Ramos.


Declarada en 1988 fiesta de Interés Turístico Internacional de extraordinaria belleza, acontecimiento por el que merece la pena desplazarse hasta la ciudad de Elche y contemplar las antiguas calles medievales, convertidas en ríos de personas portando sus ramos artísticos de todos los tamaños, formas y alegorias, elaborados con la "Palma Blanca" ilicitana.





ORIGEN

La "Palma Blanca" obtenida por el encaperuzamiento de las Palmeras, constituye el segundo pilar sobre el que descansa la singularidad de el "Palmeral de Elche", confiriéndole carácter único en el mundo.


Establecidas las "Palmeras" dátileras, la utilización como elemento ceremonial de las palmas se constata en la producción cerámica íberica encontrada en las excavaciones realizadas en L´ALCUDIA. En cuyos restos hallados, correspondiente a la etapa íbero-púnica, aparece ya representada la "Palma" rizada.


La "Palma Blanca" de Elche es en la actualidad un producto único en el mundo, debió desarrollarse inicialmente por motivos religiosos, muchas veces de forma oculta, y de esta formaincorporada al principio del cristianismo en Elche, como elemento valioso para las celebraciones del "Domingo de Ramos" y diferenciador del resto de los lugares, como la misma Jerusalén, en donde a Cristo se le recibe con la Palma Verde.




La "Palma Blanca" posee un crácter de naturaleza fúnebre al estar asociada desde la mitología clásica al culto a la Diosa/Virgen Proserpina, Reina de los Muertos. El carácter funerario de este singular elemento fue asumido por el cristianismo, recogiéndolo posteriormente por los evangelios apócrifos asuncionistas que a su vez fueron motivo de inspiración de numerosos dramas sacro líricos medievales, como su exponente más representativo EL MISTERI D´ELX, en los cuales con grandes analogías , Dios envía en el más puro estilo de la mitología oriental, a un ángel portador de un ramo aureo, destinado a la Virgen próxima a su muerte, para que una vez producido su óbito, pueda en cuerpo y elma abandonar el reino de los muertos y ascender a los cielos.





Palma BlancaPalma Blanca

Los romanos incluían figuras de hojas de palma como adorno de sus vestimentas. La "Palma Blanca" fue conocida de la población autóctona de ILLICI como elemento y símbolo religioso de culto primitivo como lo prueban fehacientemente los restos cerámicos hallados en L´ALCUDIA.





Si en lugar de prevalecer la luz solar lo hace la oscuridad o reino de la luna, el fruto de esta relación ya no es el dátil sino la "Palma Blanca". La luna con la luz reflejada del sol desafia la fotosíntesis solar, desafía el oscuro encaperuzamiento produciendo en él, la "Palma Blanca".






El primer paso para la elaboración de la Palma Blanca es el proceso de atado, que se inicia a principios de diciembre y que consiste en cerrar el ojo de la palmera con cuerdas artesanas formando un cono, consiguiendo que las palmas nuevas que nazcan no realicen la fotosíntesis.  Al recibir poca luz, quedan de un color blanco amarillento.





Después de unos meses, a partir de la festividad de Domingo de Ramos y hasta el mes de agosto, los expertos palmereros suben de nuevo a las palmeras y las cubren con hojas o con un plástico oscuro especial. Las palmas quedan encaperuzadas, protegidas del sol, pero recibiendo aún algo de luz a través de una abertura, para seguir creciendo, hasta 4 metros como máximo.


La recolección se realiza desde septiembre hasta la víspera del Domingo de Ramos. Las palmas que han crecido en el interior del encaperuzado se cortan, y se dejan las necesarias para no causar daño a la palmera ni alterar su crecimiento.




A continuación viene un proceso de selección por medidas y calidades, y otro de limpieza. Para terminar de darles ese tono claro, se cepillan una a una y se introducen en piscinas especiales para blanquearlas; se depositan en cámaras acondicionadas para terminar su blanqueamiento y mantenerlas en condiciones óptimas de conservación hasta su envío como palma blanca lisa, o hasta que se inicie el trabajo de rizado o trenzado.




El trenzado de la palma blanca es realizado habitualmente por las mujeres de la familia, conocidas popularmente como rizadoras. Es un trabajo que necesita mucha dedicación, al ser muy difícil de enseñar y considerablemente laborioso.





Las manos y el ingenio de las maestras artesanas tendrán que unirse para dar vida a variadísimos modelos, de entre 5 cm y 3,70 metros, que se llevarán en la mano o en la solapa. Las palmas trabajadas se envasan en bolsas individuales, y se guardan en las cámaras frigoríficas con azufre hasta su uso.






La variedad de los diseños ornamentales es fruto de la inspiración creativa de las artistas, las hojas son trenzadas, unidas y cosidas para formar motivos como estrellas, cadenetas, cruces, vírgenes, bolas, flores, etc., que se van añadiendo a la palma central y consiguen un hermoso e impactante resultado.






Las familias de palmereros, artesanos y artesanas han transmitido el saber del oficio durante siglos. Hay algunas familias en Elche que llevan más de 60 años elaborando palma blanca.




La Palmera, típica especie mediterránea complicada y desconocida, que resiste al sol y se deja mecer por la luna, proporciona alimentos a la especie humana, así como condiciones para mejorar la calidad de vida, por lo que no tiene nada que extrañar que al igual que los dioses en la mitología griega contaran con un olimpo, la palmera datilera fuese aceptada en el culto de las primitivas poblaciones íberas, antecesoras de las posteriores que dieron origen a la bimilenaria ciudad de ILLICI predecesora de la actual ciudad de ELCHE.



La palmera datilera es hija del sol y la luna, y amante de ambos. De su relación con el astro rey, al cabo de nueve meses de polinización y posterios fecundación maduran los dátiles.


De la relación con la luna, expresada con la oscuridad producida por el encaperuzamiento, al cabo igualmente de otros nueve meses, del seno de la Palmera hatada surge la "Palma Blanca".


De su relación con ambos surgen las más bellas especies ornamentales de este mundo terrenal.






Gaudí se inspiró en un palmeral para el diseño del interior de la Sagrada Familia

La “palma blanca de Elche” es conocida por su tradición y la singularidad de “El Palmeral de Elche”, un oasis de palmeras datileras, que una vez atadas para no exponerlas a la luz, sale de su interior la “palma blanca”.


Es a partir de este momento en que los antiguos artesanos intervienen la hoja de “palma blanca” para enriquecer la bendición y ofrecer el fruto del trabajo hecho artesanalmente. La “palma rizada”, los trenzados, las flores, las decoraciones colgantes, son motivos que pasan a vincularse con el imaginario religioso de “Domingo de Ramos”.


Los artesanos de la “palma blanca” se extendieron por el territorio llegando también a Cataluña, donde la “palma de Domingo de Ramos” adquiere sus variaciones en el diseño y su propia identidad sobretodo en la época Modernista, un momento áljido de la artesanía en Cataluña y en otros paises (Art Nouveau en Francia, Arts and Craft en Reino Unido).




Se ve claramente la intención de Antonio Gaudí de reproducir el oasis de palmeras en el interior de la “Basílica de la Sagrada Familia” en Barcelona. El referente a las “palmas y palmones” tiene una influencia directa en el arquitecto ya que en la plaza de la “Sagrada Família” se celebraba, y se continúa celebrando, una de las ferias más importantes de “palmas de Domingo de Ramos”, así pues el contacto y proximidad con la tradición.


Antonio Gaudí trabajaba en colaboración con maestros artesanos que elaboraban las decoraciones en distintos materiales, a mano. Este acercamiento a la artesanía, la imagen religiosa y la rama de palma se hacen visibles en  el interior y la fachada del “Templo expiatorio de la Sagrada Família”.


En el Portal de la Gloria se encuentra una obra encastada en el suelo haciendo alegoria al recibimiento en la entrada de Jesús a Jerusalem el “Domingo de Ramos” com las ramas de palma y olivo.


En la Fachada del Nacimiento, también encontramos grandes y largas ramas de palmera entre las decoraciones realizadas en piedra.





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Jesús Manuel Cedeira Costales.




Los altares de culto se convierten en auténticas obras de arte efímeras

 


Este año no se escucharán los tambores, no sonarán las trompetas ni las cornetas. En la calle no olerá a incienso y la gente no se recogerá tarde, este año no habrán cáscaras de pipas y los bares estarán menos llenos, no habrán bocadillos a las tantas de la madrugada y no habrá empujones para conseguir el mejor sitio, este año no podremos adivinar qué Nazareno es por los ojos cuando te saluda, este año se apagaron las velas y la cera que tiñe el suelo no estará y duele pensar que este año no iremos al cielo con ella este año nos importará menos que llueva y no habrá que pensar dos veces por qué calle ir porque este año no podremos vivir igual los 7 días más bonitos del año, están a punto de pasar los días en el que la piel se eriza con cada paso y las lágrimas caen con cada recogida, es duro saber que falta un año para poder vivir estos momentos, aunque se puedo decir que para una Semana Santa, se esperaría una vida entera.




Sin embargo no cabe duda de que nos encontramos en una época en la que los altares de culto se convierten en auténticas obras de arte efímeras gracias al buen hacer de las nuevas generaciones de priostes y camareras.




La bella imagen de Santa María de la Sagrada Concepción, ha sido  dispuesta un altar en su honor, como es tradicional con motivo de la llegada de la celebración de la Semana Santa.




Esta imagen de la Madre de Dios, en la que destacan sus preciosos ojos azules que miran al Cielo, se puede contemplar en "Valentii Velas", conocida tienda cofrade en pleno centro de la ciudad de Málaga, y más concretamente en la Calle de San Juan, número 34 que es regentada por Dª. Valentina Inmaculada Frey, quien además es Hermana de Los Estudiantes de la capital del Principado de Asturias.




En su fajín o cotilla la bella imagen de Santa María de la Sagrada Concepción, luce un lazo - medalla de Nuestra Señora de Covadonga, Patrona de Asturias, donada a Santa María de la Sagrada Concepción en acto de de gratitud y amor hacia esta devoción Mariana por un devoto Asturiano.






Enviado por:


Jesús Manuel Cedeira Costales.


viernes, 26 de marzo de 2021

Viernes de Dolores

 




El Viernes de Dolores o Viernes de Pasión es el viernes anterior al Domingo de Ramos, comprendido dentro de la quinta semana de la Cuaresma, conocida por la religión cristiana como Semana de Pasión. En algunas regiones es considerado como el inicio de la Semana Santa o Semana Mayor, al iniciarse en este las procesiones.


Los cristianos (especialmente católicos y ortodoxos) manifiestan su fervor religioso en la celebración de los Dolores de Nuestra Señora, incluyendo por ejemplo en la liturgia de la Misa la secuencia del Stabat Mater.


En algunos lugares se le denomina Viernes de Concilio, y se toma como día de ayuno y abstinencia, quedando prohibido el consumo de carnes.

Esta antigua celebración mariana tuvo mucho arraigo en toda Europa y América, y aún hoy muchas de las devociones de la Santísima Virgen del tiempo de Semana Santa, tienen su día festivo o principal durante el Viernes de Dolores, que conmemora los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa.


El Concilio Vaticano II consideró, dentro de las diversas modificaciones al calendario litúrgico, suprimir las fiestas consideradas "duplicadas", esto es, que se celebren dos veces en un mismo año; por ello la fiesta primigenia de los Dolores de Nuestra Señora el viernes antes del Domingo de Ramos fue suprimida, siendo reemplazada por la moderna fiesta de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre. Aun así, en la tercera edición del Misal Romano (2000), hay un recuerdo especial a los Dolores de la Santísima Virgen en la celebración ferial de ese día, introducida por San Juan Pablo II.


La Santa Sede y las normas del Calendario Litúrgico contemplan que, en los lugares donde se halle fervorosamente fecunda la devoción a los Dolores de María y en sus calendarios propios sea tenida como fiesta o solemnidad, este día puede celebrarse sin ningún inconveniente con todas las prerrogativas que le son propias. (Cf. Tabla de los días Litúrgicos, Misal Romano)


En España dan comienzo en muchos lugares las procesiones de Semana Santa.


Además, desde hace más de 200 años, el Gobierno de la Nación concede los llamados "indultos de Semana Santa", a petición de las cofradías religiosas con motivo de esta festividad.


En la ciudad de Oviedo, se concluye el Triduo a Nuestra Señora de los Dolores celebrado en la parroquia de San Isidoro el Real en la que tiene su sede la Cofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores. El triduo comienza el miércoles anterior al Domingo de Ramos y se cierra, como se ha dicho, el Viernes de Dolores con el rezo de la Corona de los Dolores seguido de la Misa Solemne. La Dolorosa custodiada en esta parroquia goza de especial devoción entre los ovetenses por lo que es conocida como la Señora de Oviedo y en la Parroquia de San Francisco se celebra la vigilia en honor a Nuestra Señora de la Esperanza de la Hermandad de los Estudiantes de Oviedo.




Enviado por:


Jesús Manuel Cedeira Costales.


miércoles, 24 de marzo de 2021

LA CENTENARIA RAMA DE OLIVO PARA EL PRENDIMIENTO DE OVIEDO

 



Como manda la tradición desde que el paso del PRENDIMIENTO  sale a la calle por las calles de Oviedo ,  una delegación de la Junta de Gobierno de la Hermandad de los Estvdiantes se acerca días antes a la Santa Iglesia Basílica Catedral Metropolitana de San Salvador de Oviedo , la SANCTA OVETENSIS  para que el DEAN  de la Catedral Don BENITO GALLEGO  les entregue una rama  perteneciente al conocido como el Olivo Centenario que aunque nadie sabe su edad aunque se calcula que tiene entre 600 y 800 años. La tradición dice que fue plantado con una semilla traída por un peregrino de Tierra Santa…




Por eso hoy Miércoles de Pasión, a las 10.30 h con puntualidad británica, los Estvdiantes cruzaron el pórtico de la catedral a por su ramita de olivo.

Uno de los contraguías del  equipo de capataces de la hermandad, Celestino Arias  -conocido como “Sansón” dentro de la hermandad, por su envergadura-  fue el encargado de coger y cortar la rama ante la atenta mirada del DEAN, Hermano Mayor  Andrés LLavona y los demás miembros de la Junta de Gobierno que allí se daban cita.

Acto seguido el propio DEAN D.BENITO bendijo  la rama de olivo con sus propias manos, estola sobre los hombros  y con agua bendita que extendió sobre él con un hisopo.



Esa rama del olivo centenario del “peregrino” formará parte del NUEVO PASO DEL PRENDIMIENTO que la hermandad expondrá en la exposición “CIRINEOS DE DIOS “que el Sábado de Pasión 27 a las 12 h se inaugurará en Trascorrales.



El NUEVO PASO DEL PRENDIMIENTO  comprado a la Hermandad de Loreto de Jerez, terminado en plata de los talleres sevillanos de ORFEBRERIA VILLAREAL tendrá encima de su canasto el olivo, un centurión romano en actitud de sujetar al Señor de la Sentencia en su advocación de Prendimiento – de ahí que los vestidores atavíen al Señor con la túnica blanca y no morada-, un judío que alumbra la escena con una antorcha y sólo faltará la imagen del Señor que lógicamente permanece al culto en la Iglesia de San Francisco Javier de la Tenderina. El paso representa el momento de la pasión en el que el Jesús es prendido en el huerto de los olivos de Getsemaní.

 

 


Se da la circunstancia que el capataz de la hermandad  de los Estvdiantes junto con otros hermanos acudieron a Tierra Santa hace poco más de un año y de allí trajeron varias ramitas del propio huerto de los olivos que van a los pies del Señor en su peana.




BAJO LA PROTECCION DE MARIA PORQUE ¡DIOS LO QUIERE!




Enviado por:


Jesús Manuel Cedeira Costales