El Corazón de Jesús habló claro y fuerte: Toda la ley
divina se compendia en los mandamientos: el amor a Dios y el amor al prójimo.
Sin estos dos amores es imposible agradar al Señor, es imposible entrar en el
Cielo. Pocos comprenden bien en qué consiste el amor al prójimo.
Si crees que
amar al prójimo basta con no odiarlo, no hacerle mal, sólo crees a medias. No,
esto será de buenos hombres, pero no de buenos cristianos.
El amor es operativo
y debe manifestarse haciendo aquello que queremos y deseamos se nos haga a
nosotros.
La prueba generosa de este amor viene dada por el ejercicio de las
obras de misericordia.
Jesús tiene como hecho a sí mismo todo lo que se hace
a los pobres en su nombre.
Y cuando alguna persona está enferma, busca una
media hora para visitarla, para darle una palabra de ánimo, para consolarla en
sus dolores, para animarla a la paciencia, a la santa resignación a la voluntad
de Dios.
Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira
Costales
Fuente: webcatolicodejavier.org
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