El corazón más dulce y más humilde de la tierra es el
Corazón de Jesús.
Pero este corazón divino no puede quedar indiferente frente a
la ruina de tantas almas y es entonces cuando se conmueve y grita: ¡Ay, del
mundo por los escándalos!
Jesús trabaja por la salvación de las almas; el
escándalo roba las almas a Jesús para dárselas al demonio.
Jesús muere en la
cruz para redimir a los pecadores; el escándalo hace estragos de la inocencia,
destruye y arruina la obra de la redención.
Dice San Agustín que el escandaloso sufrirá tantos
infiernos como las almas que él ha asesinado.
Examínate bien.
La Magdalena fue
escandalosa, pero reparó y llegó a ser santa. Haz tú lo mismo.
Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira
Costales
Fuente: webcatolicodejavier.org
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