El Corazón de Jesús es el emblema de la inocencia.
Él
quiere ser el cordero sin mancha que se alimenta en un jardín de lirios.
En su
vida terrena, Jesús escoge un precursor, mártir de la castidad; ofrece sus
confidencias a un discípulo, Juan, que es virgen.
"Bienaventurados los
limpios de corazón porque ellos verán a Dios".
La Iglesia amará la
castidad como el ornamento más delicado y suave de sus ministros ... y los
santos la magnificarán como la virtud angélica... creadora de los ángeles sobre
la tierra
Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira
Costales
Fuente: webcatolicodejavier.org
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