En el tribunal de Anás, Jesús recibe una bofetada de
un siervo y en la humildad de su Corazón exclama: El pecado venial deliberado
es una bofetada a Jesús; no lo pone en la cruz como el pecado mortal, pero es
siempre un agravio, una injusticia, una ofensa.
¿Qué diríamos de un criado que obedeciese los mandatos
del amo, pero despreciase sus deseos y sus consejos?
¿Qué diríamos de un hijo
que diese una bofetada a su madre?
Nosotros hacemos algo peor con Jesús cuando
cometemos el pecado venial.
Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira
Costales
Fuente: webcatolicodejavier.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.