Tuvo su origen en un estupendo milagro de San
Francisco Javier y se divulgó rápidamente. Del 4 al 12 de marzo
ORIGEN
DE ESTA DEVOCIÓN
Con ocasión de adornar un altar en Nápoles para una
fiesta de la Inmaculada Concepción en 1633, cayó desde los andamios un martillo
de dos libras de peso que hirió mortalmente al Padre Marcelo Mastrilli, de la
Compañía de Jesús, destrozándole la sien derecha. De día en día llego a
agravarse tanto su enfermedad, que iban a darle ya la Extremaunción, pues era
imposible administrarle el Viático, por no poder el enfermo ni tomar una gota
de agua. Pero cuando estaban pensando en esto, he aquí que el P. Mastrilli se
levanta sano y bueno... La herida había desaparecido, la cicatriz no se notaba,
el Padre se sentía restablecido de repente. Bien temprano celebró su misa y dio
la comunión a muchas personas que concurrieron a ver este prodigio.
Subió en seguida al púlpito, y por su propia voz
explico al pueblo de Nápoles el secreto. Viéndose herido y sin esperanza de
vida, había hecho voto en honor de San Francisco Javier de ir a las Misiones de
Indias, si le concedía la salud. La noche última se le había aparecido el Santo
animándole a cumplir su voto y recibir el martirio en el Japón (como así
sucedió). El P. Mastrilli prometió la especial ayuda del santo a cuantos le
invoquen y también recomendó hacerle una novena.
Más tarde, el P. Alejandro Filipucci, también curado
por el santo en 1658, compuso la novena y fijó como fecha para su realización
del 4 al 12 de marzo (aniversario de su canonización), aunque puede hacerse en
cualquier época del año. Desde entonces esta devoción se ha divulgado
rápidamente por todas partes. Se la conoce con el nombre de Novena de la Gracia
"por su grande y comprobada eficacia en las necesidades de la vida
presente" (S. Pío X).
NOVENA
Para rezar esta Novena de la Gracia, en honor de San
Francisco Javier, se debe hacer la oración para todos los días del 4 al 12 de
marzo; luego un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria, y terminar con la
oración atribuida a San Francisco Javier.
Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Amabilísimo y amantísimo Santo: adoro con vos
humildemente a la Divina Majestad y le doy gracias por los singulares dones de
gracia que os concedió en vida y por la gloria de que ya gozáis. Os suplico con
todo el afecto de mi alma, me consigáis por vuestra poderosa intercesión, la
gracia importantísima de vivir y morir santamente. Os pido también me alcancéis
la gracia especial que pido en esta novena...(aquí se piden las gracias
espirituales y temporales que se desean). Y si lo que pido no conviene a mayor
gloria de Dios y bien de mi alma, quiero alcanzar lo que para eso fuere más conveniente.
Amén.
Un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
ORACIÓN
FINAL (atribuida a San Francisco Javier)
¡Oh Dios mío! Yo os amo; y no os amo porque me
salvéis, o porque castiguéis con fuego eterno a los que no os aman. Vos, vos,
Jesús mío, habéis abrasado todo mi ser en la Cruz; sufristeis los clavos, la
lanza, las ignominias, innumerables dolores, sudores, angustias, y la muerte: y
esto, por mí y por mí pecador. ¿Por qué, pues, no te he de amar, oh Jesús
amantísimo? No porque me lleves al cielo, o porque me condenes al infierno, ni
por esperanza de algún premio; sino, así como vos me amasteis, así os amo y os
amaré: sólo porque sois mi Rey y sólo porque sois mi Dios. Amén.
Oh Dios, que quisiste agregar a tu Iglesia las naciones
de las Indias por la predicación y por los milagros de San Francisco Javier:
concédenos que, pues veneramos la gloria de sus insignes merecimientos,
imitemos, también los ejemplos de sus heroicas virtudes. Por nuestro Señor
Jesucristo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.
Artículo
enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente:
www.devocionario.com
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