A modo de síntesis, de la espiritualidad del
nazareno, nos atrevemos a formular una propuesta de IDEARIO ESPIRITUAL DEL NAZARENO, con
el deseo que este lo conozca, ame y viva.
1. El buen nazareno, al vestirse y salir de nazareno
en la Cofradía, debe "revestirse de Jesucristo", y tener los mismos
sentimientos de Cristo-Jesús. "Revestirse", de "entrañas de
misericordia, bondad, benignidad, humildad, mansedumbre, longanimidad... y
sobre todo de la caridad, que es el vínculo de la perfección".
2. El buen nazareno, acude a su Templo, puntual y
anónimamente, por el camino más corto, en Silencio exterior e interior, y con
el antifaz echado. Durante la Estación, medita la Pasión del Señor, reza el
Santo Rosario, se mortifica y calla con paciencia, tras la Cruz de Guía,
llevando amorosamente su propia cruz. Hace el propósito firme de su conversión.
Entrada la Cofradía, regresa a casa, agradecido a Dios y cumpliendo las mismas
condiciones que a la ida.
3. El buen nazareno, estima y venera su "túnica
sagrada", bendecida, que significa y le recuerda, la "vestidura de la
gracia", de la túnica de Cristo, que no debe manchar por el pecado. Será
la mortaja el día de su BUENA MUERTE.
4. El buen nazareno, hace la Estación de Penitencia
no farisaicamente, sino en Espíritu y en Verdad; en "gracia de Dios",
o con el propósito de confesarse, lo antes posible.
Experimenta la MISERICORDIA DIVINA, por el perdón de
sus pecados. Se alimenta eucarísticamente, con el Cuerpo de Cristo y se
purifica con su Sangre. EUCARISTIZA SU ESTACIÓN DE PENITENCIA. La Penitencia,
sin conversión y Eucaristía, carece de sentido. LA PENITENCIA CONDUCE A LA
EUCARISTÍA Y LA EUCARISTÍA LLEVA A LA PENITENCIA
5. El buen nazareno, servidor de Dios y de sus
hermanos, se asocia contestariamente en la calle, a la Pasión del Señor, y se
hace Corredentor con Cristo. Vive intensamente, el "Todo redimido tiene
que ser redentor con Cristo".
6. El buen nazareno, es sensible a las necesidades
espirituales y materiales de sus hermanos, los "Cristos vivos", tanto
de los próximos, como de los lejanos. Los ayuda, socorre y comparte con ellos,
sus bienes. Es Iglesia y nazareno universal, de toda la Iglesia, que explícita
en su Estación a la Santa Iglesia Catedral.
7. El buen nazareno, mantiene la unidad entre fe y
vida, la completa coherencia entre su fe cristiana y su vida personal,
familiar, profesional y social. No, a la Estación de Penitencia por un lado y
el noviazgo, matrimonio, política, trabajo, diversiones, por otro. Evangeliza,
el ambiente en que vive, y anuncia a Cristo con su palabra y sobre todo, con su
testimonio.
8. El buen nazareno, debe ser nazareno y apóstol de
Cristo, todo el año. No apaga el cirio de su fe cristiana, cuando entra la
Cofradía, lo mantiene encendido, en todas las circunstancias de su vida. Da
testimonio y realiza el compromiso cristiano, contramarea. ¡REMA MAR ADENTRO!
9. El buen nazareno, cae en la cuenta, de que más
que acompañar a MARÍA, es Ella, la que nos acompaña y "hace" con
nosotros la Estación de Penitencia. NOS CONSUELA, SOCORRE Y AMPARA EN NUESTRAS
AMARGURAS, ANGUSTIAS, DOLORES, LÁGRIMAS Y TRISTEZAS. MARÍA, nazarena, debe
constituir la ESTRELLA, PATROCINIO, SALUD, GRACIA Y ESPERANZA, de la nueva
Evangelización y entra de lleno en la vida del cofrade.
10. El buen nazareno, vive la Estación de Penitencia
como glorificación de Cristo al Padre, en CLAVE PASCUAL. Simultanea su dolor
penitencial con la ESPERANZA y ya gozo anticipado, de la Pascua.
La Estación de Penitencia no es el final, sino el
peregrinaje necesario, para alcanzar nuestra RESURRECCIÓN CON CRISTO, que el
nazareno vive y explícita anticipadamente. ¡Feliz la culpa que mereció tal
Redentor! "
Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente:
http://cofrades.sevilla.abc.es
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