martes, 16 de febrero de 2021

Fiesta de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo.

 



El nombre de "la Santa Faz" se refiere al Santo Rostro de Nuestro Señor, impreso en el velo de la Verónica y no debe confundirse con la Sábana Santa de Turín, de la cual también se han inspirado numerosas imágenes.

El Rostro de Cristo está representado en el velo que portaron las benditas manos de la Verónica (vero: verdadero, ica: icono, imagen) en el camino con la Cruz al Calvario. Su Divino Rostro se muestra con una perfecta paz, en silencio y con amor a pesar de las imprecaciones de la multitud y el ardiente dolor físico. De ahí deducimos que la Santa Faz es un piadoso resumen de la entrega de Nuestro Redentor, de su Pasión, del amor de su Corazón por todas y cada una de las almas...así se lo reveló Jesús mismo a la Madre Pierina de Micheli, cuando le dijo: "Mi Rostro, que refleja las penas más íntimas, el Dolor y el amor de mi Corazón..."

La fiesta de la Santa Faz se celebra hoy, martes previo al miércoles de Ceniza. Así lo pidió el cielo y de esta manera lo confirmó el Papa Pío XII el 17 de Abril de 1958; autorizó además el pontífice la Misa de la Santa Faz de Jesús, para todas las diócesis y órdenes religiosas que pidiesen el indulto de Roma para celebrarla.

Las revelaciones privadas que recibiera la carmelita Sor María de San Pedro a mediados del siglo XIX, así como posteriormente la Madre María Pierina de Micheli, en el siglo XX, habían sido la antesala de esta aprobación de la Iglesia al culto de la Santa Faz de Nuestro Señor que hoy, en un mundo cada vez más alejado de Dios, urge difundir para el bien de las almas y la conversión de los alejados.

Procura continuar a lo largo de este día, en intimidad con Jesús y duélete, no por besos traidores que seguro nunca le has querido dar, pero sí de tantos besos como debiste darle con más amor. Besa su Santa Faz por tantos que no lo hacen y ni lo harán nunca; ámale por aquellos que no lo hacen y finalmente, promete a Jesús Nuestro Señor que seguirás consolándolo por todos los que andan apartados de Él.

Promesas a los devotos de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo, comunicadas a la carmelita Sor María de San Pedro, en 1845.





1. Les concederé una contrición tan perfecta que sus pecados se cambiarán a mi vista en joyas de oro precioso. Según el cuidado que tengan de reparar mi Rostro desfigurado por los blasfemos, el mismo tendré Yo del suyo que ha sido desfigurado por el pecado, transformándole en tan hermoso como si acabase de salir de las aguas del Bautismo.

2. Ninguna de esas personas será jamás separada de Mí.

3. Ofreciendo mi Rostro a mi Padre, apaciguarán su enojo y comprarán con moneda celestial el perdón para los pecadores. Por esta ofrenda, nada les será negado.

4. Abogaré ante mi Padre para conceder todas las peticiones que me presenten. Por mi Santo Rostro harán prodigios.

5. Los iluminaré con mi Luz. Los consumiré con mi Amor y los haré fructíferos de buenas obras.

6. Ellos llorarán, como la piadosa Verónica, por mi adorable Rostro ultrajado por el pecado y yo imprimiré mis divinas facciones en sus almas.

7. Por venerar mi Rostro, brillarán más que otros en la vida eterna y el brillo de mi Rostro les llenará de alegría.

8. Todos los que defiendan esta causa de reparación, por palabras, por oraciones o por escrito, recibirán defensa también en sus causas delante de Dios Padre a la hora de la muerte. Yo enjugaré la faz de sus almas, limpiando las manchas del pecado y devolviéndoles su primitiva hermosura.





En estos días, nunca faltan las burlas y ataques contra la Realeza de Jesús, la Inocencia misma, que será otra vez traicionado, en medio de un populacho blasfemo y que se jacta de su pecado; Jesús, volverá a ser Rey de burlas, una vez más, Su Santa Faz será escupida por aquellos que debieran besarlo. Sus virginales carnes, flageladas de nuevo sin piedad por los pecados de impureza, en medio de un falso canto a la libertad que no es más que un látigo que esclaviza al hombre y lo somete a sus más bajos instintos.

Ahora, procura continuar a lo largo del día, en la intimidad con Jesús y duélete, no por besos traidores que seguro nunca le has querido dar, pero sí de tantos besos como debiste darle con más amor. Besa Su Santa Faz por tantos que no lo hacen y ni lo harán nunca; ámale por aquellos que no lo hacen y finalmente, promete a Jesús Nuestro Señor que seguirás consolándolo por todos los que andan apartados de Él.


Enviado por:

Jesús Manuel Cedeira Costales.


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