Fue una virgen y
mártir, que vivió los primeros tiempos de la cristiandad en el siglo III en
Asia Menor.
Era una bella joven hija de Dióscoro, un hombre rico, celoso
y con mal corazón, además enemigo del cristianismo.
Su padre temeroso de
las ideas cristianas de la joven y teniendo él que salir de viaje, la encerró
en lo alto de una torre, para evitar que los hombres la sedujeran y así poder
casarla después con quién él eligiera.
A su regreso, le propuso un matrimonio ventajoso a Bárbara y
esta le contestó que ella eligió a Cristo como su esposo, su padre se enfadó
tanto que quería matarla en ese momento y en un descuido ella huyó,
refugiándose en una cueva, su padre fue en su busca y cuando la encontró, se la
trajo atada como a una mula, primero la azotó, después fue colocada en un lecho
de trozos de cerámicas cortantes y quemada con hierro candente y finalmente la
entregó a los jueces, estos la condenaron a ser decapitada.
Su mismo padre fue su
verdugo en la cima de una montaña, tras lo cual un rayo le cayó matándolo
también.
Los restos Bárbara fue sepultada en un pequeño pueblo, en el
que posteriormente ocurrieron muchos milagros,
En tiempos de Pedro
II (991-1009) sus reliquias fueron trasladadas a Venecia, actualmente se
encuentra repartida por varias ciudades, su culto fue confirmado por el Papa
Pio V en 1568 y es Patrona del Arma de Artillería, de los mineros y de las
profesiones que usan explosivos.
Enviado por:
Jesús Manuel Cedeira
Costales.
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