Con el juicio personal al
final de la vida terrena, Dios decidirá si una persona es merecedora del Cielo
o el Infierno. En caso el destino eterno sea el cielo, muchas almas deberán
purificarse en el Purgatorio, pero puede que ese proceso lleve mucho tiempo.
En la Solemnidad de
Pentecostés, que este año se celebra el domingo 9 de junio, la Iglesia dispone
que todos los católicos pueden ganar una indulgencia plenaria, ya sea para uno
mismo o para algún alma del Purgatorio, lo que significaría el paso directo al
cielo en este último caso.
¿Deseas saber cómo ayudar al
alma de algún familiar o amigo? Se presentan los 5 pasos que todo católico
puede seguir para lograrlo:
1.
Firme intención
de no volver a pecar, incluso venialmente.
2.
Confesar
sacramentalmente todos los pecados.
3.
Recibir la
Eucaristía.
4.
Orar por las
intenciones del Papa.
5.
Durante la
Solemnidad de Pentecostés, rezar o cantar el himno Veni Creator Spiritus.
El
Veni Creaor Spiritus
Letra:
Veni Creator Spiritus,
Mentes tuorum visita,
Imple superna gratia,
Quae tu creasti, pectora.
Qui diceris Paraclitus,
Altissimi donum Dei,
Fons vivus, ignis, caritas,
Et spiritalis unctio.
Tu septiformis munere,
Digitus Paternae dexterae,
Tu rite promissum Patris,
Sermone ditans guttura.
Accende lumen sensibus,
Infunde amorem cordibus,
Infirma nostri corporis,
Virtute firmans perpeti.
Hostem repellas longius,
Pacemque dones protinus;
Ductore sic te praevio,
Vitemus omne noxium.
Per te sciamus da Patrem
Noscamus atque Filium;
Teque utriusque Spiritum
Credamus omni tempore.
Deo Patri sit gloria,
Et Filio, qui a mortuis
Surrexit, ac Paraclito
In saecula saeculorum.
Traducción:
Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus
fíeles
y llena de la divina gracia
los corazones,
que Tú mismo creaste.
Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros
los siete dones;
Tú, el dedo de la mano de
Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros
labios
los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros
sentidos;
infunde tu amor en nuestros
corazones;
y con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil
carne.
Aleja de nosotros al
enemigo,
danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía,
y puestos bajo tu dirección,
evitaremos todo lo nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre,
y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de
entrambos,
creamos en todo tiempo.
Artículo
enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente: ACI Prensa
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