(Patrona de los enfermos)
Oh María,
que te
apareciste a Bernardita en la cavidad de la roca;
al frío y a las
sombras del invierno,
tú le trajiste
el calor de tu presencia y el resplandor de tu belleza.
Infunde la
esperanza, renueva la confianza
en el vacío de
nuestras vidas, tantas veces sumidas
en la sombra, y
en el vacío de nuestro mundo,
en el que el Mal
hace valer su fuerza.
Tú que dijiste a
Bernardita “Yo soy la Inmaculada Concepción”: socórrenos, pues somos pecadores.
Danos la fuerza
de la conversión, la humildad de la penitencia y la perseverancia de la
oración.
Te confiamos
todos aquellos que llevamos en el corazón
y, en
particular, a los enfermos o desesperados, tú que eres “Nuestra Señora del
Socorro”.
Tú que llevaste
a Bernardita a descubrir el manantial,
guíanos hacia
Aquel que es la fuente de vida eterna,
Aquel que nos ha
dado al Espíritu Santo
para que podamos
atrevernos a decir:
Padre Nuestro
que estás en los cielos...
Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.