I.- El cofrade, al salir en procesión, debe
revestirse de Jesucristo y llenarse de misericordia, bondad, humildad y
caridad.
II.- El cofrade estima y cuida su túnica, que cubre
y simboliza su arrepentimiento.
III.- Durante la Estación de Penitencia, el cofrade
medita la Pasión del Señor, reza el Rosario, eleva su corazón al cielo, y lleva
su cruz tras la Cruz de Guía que le abre camino.
IV.- El cofrade hace la Estación de Penitencia con
profunda devoción y recogimiento, en espíritu y verdad, y experimenta la
misericordia divina, por el perdón de sus pecados.
V.- El cofrade deja en las calles por las que pasa
el testimonio de su Fe y de su compromiso personal con Cristo, su voluntad de
ser seguidor suyo y corredentor con Él.
VI.- El cofrade lleva en la mente y en el corazón
las necesidades de sus hermanos, y les ofrece su ayuda y su fraternal afecto.
VII.- El cofrade mantiene la unidad entre su Fe
cristiana y su vida personal y cotidiana, procurando vivir ésta a la luz de su
creencia y dar siempre testimonio a su alrededor de esa Fe que sostiene la
vida.
VIII.- El cofrade lo es no solo durante la Estación
de Penitencia sino también después de ella, porque a lo largo de todo el año
mantiene encendido el cirio de su Fe.
IX.- El cofrade acompaña a Cristo y la Virgen en su
caminar por la Vía Dolorosa pero, al mismo tiempo, es acompañado por ellos, que
le guardan con su amor.
X.- La Estación de Penitencia es el peregrinaje
necesario para alcanzar el perdón de Dios y resucitar con Cristo.
Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente:
http://www.stmocristodelaesperanza-algete.es/hermandad/semana-santa/decalogo-del-cofrade/
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