miércoles, 21 de febrero de 2018

20 DE FEBRERO: LOS SANTOS FRANCISCO Y JACINTA MARTO, NIÑOS VIDENTES DE FÁTIMA



Hoy el Señor nos invita a ver en Francisco y Jacinta, dos ejemplos para hacer lo que Él mismo nos enseñó: Les aseguro que si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Aprendamos de estos videntes de la Virgen en Fátima, a vivir nuestra vida cristiana con los ojos puestos en lo esencial.

En el pequeño pueblo de Aljustrel, a menos de un kilómetro de Fátima, en Portugal; nacieron los pastorcitos que vieron a la Virgen María: Lucía y los hermanitos Francisco (nacido el 11 de junio de 1908) y Jacinta (nacida el 11 de marzo de1910).

Desde muy temprana edad, Jacinta y Francisco aprendieron en el calor del hogar paterno, a amar a Dios y a la Virgen.

Cuidaban sus rebaños con su prima Lucia, y en las largas jornadas de pastoreo, dedicaban entre sus juegos, un tiempo para rezar y hablar de Jesucristo.

Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, La Virgen María se les apareció en la Cova de Iría. A partir de este encuentro con la dulce Madre de Dios, su amor a Dios y a la Virgen creció considerablemente y ya no tenían otra razón para vivir que rezar y sufrir por la conversión de los pecadores. Durante las apariciones, soportaron con fortaleza las calumnias, injurias y persecuciones de mucha gente; e incluso fueron encerrados varios días en la cárcel y amenazados de muerte por agentes del gobierno enemigos de la Iglesia.

Francisco era de natural bondadoso; cuando veía a alguien pasar por alguna necesidad, experimentaba un gran deseo de ayudar y por ello era reconocido como un buen muchacho. "Consolad a vuestro Dios", le dijo el Ángel en su tercera aparición y en adelante se preocupará solo de hacer que el Señor este triste. Tuvo la intuición de que no viviría mucho y por eso decidió no ir a la escuela y pasar más tiempo cerca del Señor, por lo que se quedaba casi todo el día cerca del Tabernáculo de la Iglesia. En su enfermedad dijo a su prima: "¿Nuestro Señor aún estará triste? Tengo tanta pena de que Él este así. Le ofrezco cuanto sacrificio yo puedo." Enfermo y después de cinco meses de continuo sufrimiento; se confesó, comulgó y se preparó para encontrarse nuevamente con la Virgen, quien lo recibió en el cielo el 4 de abril de 1919

Jacinta era de carácter muy vivaz, siempre se le veía corriendo de aquí para allá o bailando. Una niña muy alegre. Desde las apariciones iba a misa todos los días. Muchos de sus sacrificios los ofrecía por el Papa, pues había visto en una visión los sufrimientos del Sumo Pontífice por toda la Iglesia. Al ver en otra visión el infierno, en adelante solo tuvo el ideal de convertir pecadores: ¡Qué pena tengo de los pecadores!  ¡Si yo pudiera mostrarles el infierno! El Señor quiso mostrarle el cielo el 20 de febrero de 1920. Solo tenía 10 años.

Los restos de Jacinta y Francisco fueron trasladados del cementerio al Santuario de Fátima. Cuando abrieron el sepulcro de Francisco, encontraron que el rosario que le habían colocado en el pecho estaba enredado entre los dedos de sus manos. Y a Jacinta, la encontraron incorrupta 15 años después. El 13 de Mayo del 2000, el Santo Padre Juan Pablo II los declaró beatos en su visita a Fátima, donde también estuvo presente su prima Lucia. Francisco y Jacinta son los primeros niños no mártires en ser beatificados. El 13 de Mayo del 2017, el Santo Padre Francisco los declaró Santos en su visita a Fátima. 



LETANÍA DE LOS SANTOS FRANCISCO Y JACINTA.


Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.

Nuestra Señora del Rosario de Fátima, rogad por nosotros.
Nuestra Señora de los Dolores, rogad por nosotros.
Nuestra Señora del Carmen, rogad por nosotros.
Virgen de los Pastorcitos, rogad por nosotros.

San Francisco Marto, rogad por nosotros.
Santa Jacinta Marto, rogad por nosotros.

Niños llamados por Jesucristo, rogad por nosotros.
Niños llamados a contemplar a Dios en el Cielo, rogad por nosotros.
Pequeños a quien el Padre revela los misterios del Reino, rogad por nosotros.
Pequeños privilegiados del Padre, rogad por nosotros.
Alabanza perfecta de las maravillas de Dios, rogad por nosotros.
Imágenes del abandono filial, como niños en el cuello de la madre, rogad por nosotros.
Víctimas de reparación en beneficio del Cuerpo de Cristo, rogad por nosotros.

Confidentes del Ángel de la Paz, rogad por nosotros.
Custodios, como el Ángel de la Patria, rogad por nosotros.
Adoradores como el Ángel de la Eucaristía, rogad por nosotros.
Videntes de la Mujer revestida con el Sol, rogad por nosotros.
Videntes de la Luz que es Dios, rogad por nosotros.
Hijos predilectos de la Virgen Madre, rogad por nosotros.
Oídos atentos a la solicitud materna de la Virgen María, rogad por nosotros.
Abogados del Mensaje de la Señora más brillante que el Sol, rogad por nosotros.
Mensajeros de la palabra de la Madre de Dios, rogad por nosotros.
Profetas del triunfo del Corazón Inmaculado de María, rogad por nosotros.
Cumplidores de los designios del Altísimo, rogad por nosotros.
Fieles depositarios del Mensaje, rogad por nosotros.
Emisarios de la Señora del Rosario, rogad por nosotros.
Misioneros de los pedidos de María, rogad por nosotros.
Portadores de las llamadas del Cielo, rogad por nosotros.
Celadores del Vicario de Cristo, rogad por nosotros.
Confesores de la vida heroica en la verdad, rogad por nosotros.
Consoladores de Jesucristo, rogad por nosotros.
Ejemplos de la caridad cristiana, rogad por nosotros.
Siervos de los enfermos y de los pobres, rogad por nosotros.
Reparadores de las ofensas de los pecadores, rogad por nosotros.
Amigos de los hombres al lado del trono de la Virgen María, rogad por nosotros.
Lirios de inocencia a exhalar santidad, rogad por nosotros.
Perlas brillantes resplandeciendo beatitud, rogad por nosotros.
Serafines de amor a los pies del Señor, rogad por nosotros.
Oblaciones a Dios para soportar los sufrimientos en acto de reparación, rogad por nosotros.

Ejemplo admirable en el compartir con los pobres, rogad por nosotros.
Ejemplo incansable en el sacrificio por la conversión de los pecadores, rogad por nosotros.
Ejemplo de fortaleza en los tiempos de la adversidad, rogad por nosotros.

Enamorados de Dios en Jesús, rogad por nosotros.
Pastorcitos que nos guiáis al Cordero, rogad por nosotros.
Discípulos de la escuela de María, rogad por nosotros.
Intercomunicadores de la humanidad, rogad por nosotros.
Frutos del árbol de la santidad, rogad por nosotros.
Don para la Iglesia Universal, rogad por nosotros.
Señal divina para el Pueblo de Dios, rogad por nosotros.
Testimonios de la gracia divina, rogad por nosotros.
Estímulo a la vivencia del bautismo, rogad por nosotros.
Experiencia de la presencia amorosa de Dios, rogad por nosotros.
Elocuentes en la intimidad de Dios, rogad por nosotros.
Intercesores, al lado de Dios, por los pecadores, rogad por nosotros.
Constructores de la Civilización del Amor y de la Paz, rogad por nosotros.
Lámparas que iluminan la humanidad, rogad por nosotros.
Luces amigas que iluminan las multitudes, rogad por nosotros.
Luceros que resplandecen en el camino de la humanidad, rogad por nosotros.
Llamas ardientes en las horas sombrías e inquietas, rogad por nosotros.
Candiles que Dios encendió, rogad por nosotros.

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Oración conclusiva.

Dios de infinita bondad, que amáis la inocencia y exaltáis a los humildes, concédenos, por intercesión de la Inmaculada Madre de vuestro Hijo, que, a imitación de los bienaventurados Francisco y Jacinta, Os sirvamos en la simplicidad de corazón para poder entrar en el reino de los Cielos. Por Nuestro Señor Jesucristo, vuestro Hijo, que es Dios con vosotros en la unidad del Espíritu Santo. Amen.

Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales

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