No debe confundirse con Sudario de Turín.
El Santo Sudario de Oviedo (conocido también por Pañolón de
Oviedo) es una reliquia de la Iglesia católica que se encuentra depositada en
la Cámara Santa de la Catedral de San Salvador de Oviedo, Asturias, España. Se
trata un pañuelo de lino manchado de sangre y alguna quemadura de velas, de
forma rectangular con una medida de 83 × 53 centímetros. Se le venera como una
prenda funeraria de Jesús de Nazaret mencionada en el Evangelio de San Juan.
Llegó después Simón Pedro, que le seguía; y, entrando en el
sepulcro, vio los lienzos [en griego ὀθόνια, othonia] colocados en el suelo, y
el sudario [en griego σουδάριον, soudarion], que había estado sobre su cabeza,
no en el suelo con los lienzos, sino plegado en un lugar aparte.
Evangelio de San Juan.
20, 6-7
Referencias históricas
La palabra sudario proviene del latín "sudarium",
que literalmente significa "trapo de sudor". En la antigua Roma se
refería a un pañuelo para limpiarse la cara. Era un elemento usado en múltiples
ceremonias y rituales romanos, desde los cuales pasó a la liturgia católica. En
el contexto hebreo, se refiere a una especie de hábito que usaban los hombres
judíos después de casarse, envuelto en la cabeza y generalmente usado con un
sombrero. Los rituales funerarios judíos
envolver el cadáver en uno o varios trozos de lino. En el caso de la
Resurrección de Lázaro, narrada en el Evangelio de San Juan, se menciona que
las extremidades estaban atadas con trozos de lino (en griego κειρίαις,
keiriais) y que su rostro estaba envuelto en un sudario. En el caso de la
resurrección de Jesús se menciona fue envuelto en telas aromatizadas, según la
costumbre judía de dar sepultura.5
La primera referencia de un sudario venerado como reliquia
proviene de un peregrino anónimo de Plasencia, hacia el 570. Según este, se
encontraba en una gruta en la ribera del río Jordán. Hacia el 680 un obispo
franco, Arculfo, dijo haberlo visto en Jerusalén.6
El primer documento que habla específicamente del sudario de
Oviedo está fechado el 14 de marzo de 1075 y describe la apertura solemne del
Arca Santa, conteniendo 30 reliquias, entre ellas, el Sudario de Oviedo. Según
este documento, las reliquias fueron depositadas en el arca en el siglo VIII en
Toledo con el fin de ponerlas a salvo del avance islámico. El arca habría
llegado luego a la Catedral de Oviedo. Para justificar que hubiera permanecido
tanto tiempo sin abrir, el documento explica que una vez se intentó mirar en su
interior pero el arca habría desprendido una potente luz que hizo que todos
desistieran de intentos posteriores. En el 1075, Alfonso VI de León y su corte,
en cambio, habrían logrado ver en su interior después de un periodo de ayuno y
oración. El original de este documento se ha perdido, y existen dudas sobre la
autenticidad de las dos copias del siglo XIII existentes.
Una carta de Osmundo de Astorga de entre el 1082 y el 1096
habla de una tradición registrada en algunos escritos, según la cual siete
hombres llegaron desde Jerusalén hasta España llevando las reliquias a Toledo y
luego a Astorga y a Oviedo.
El obispo Pelayo, en su obra «Liber testamentorum ecclesiae
Ovetensis», de entre el 1109 y el 1130, indica que, durante el reinado del
visigodo Sisebuto, una caja llena de reliquias fabricada por algunos
"discípulos de los apóstoles" fue llevada a África y luego a Toledo,
donde habría permanecido hasta la invasión musulmana y el final del reinado de
Rodrigo, en el 712, tras lo cual fue llevada a Asturias. En el siglo IX,
Alfonso II de Asturias la habría llevado a la Cámara Santa de la Catedral de
Oviedo.
En la «Historia legionense», escrita hacia el 1115, se dice
que el arca llegó a Sevilla en un barco directamente desde Jerusalén y que
permaneció en Toledo durante cien años, para después ser transportada por mar a
un puerto de Asturias cerca de Gijón. Luego, fue llevada a Oviedo por Alfonso
II.
Una lista de reliquias, escrita en siglo XII y dirigida a
peregrinos, conocida como el manuscrito de Valenciennes, afirma que el arca fue
a África, Cartagena, Toledo y, finalmente, a Oviedo. Una versión más tardía
incluye Sevilla antes que Toledo. El «Chronicon mundi» de Lucas de Tuy, entre
1232 y 1239, cuenta que el arca fue llevada en el siglo VII a Toledo, donde
permaneció 75 años, que en el 711 fue llevada a Asturias y que en el 828 fue
llevada a Oviedo.
Entre los siglos XII y XIII circuló una leyenda que decía
que el arca había sido construida en Jerusalén, que luego había sido arrojada
al mar en el puerto de Jaffa. Perseguida por los santos Julián y Serrano, el
arca fue flotando hasta Cartago. Para salvarla de los paganos, fue llevada a
Toledo cuando era obispo Ildefonso, entre el 657 y el 667, y luego fue
transportada a la cima de una montaña llamada Monsacro, cerca de Oviedo, donde
estuvo cuarenta y cinco años. El rey Alfonso II habría añadido al arca las
reliquias de los santos Julián y Serrano y otras de distintas localidades de
España.
En el siglo XVI se cuenta otra leyenda que dice que, en el
siglo V, san Toribio de Astorga tralsadó algunas reliquias desde Jerusalén
hasta una localidad entre Galicia y Asturias y que luego había colocado una
parte de estas en una capilla llamada de Santa María de Monsacro.
Además, en la lista de reliquias del arca hay que destacar
un trozo de tela de síndone. En la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo se
conserva un trozo de síndone de 25×25 cm con un marco de plata. Es llamativo
que las fuentes históricas hablen de una "reliquia de sudario", o sea
una porción, mientras que el Sudario de Oviedo se considera completo.
En el IV Concilio de Braga del 675 se hace referencia a un
"Arca de Dios" con reliquias, cuando en esa época, según algunas
fuentes, el Arca Santa se encontraba en Toledo.
Camino de Santiago
Hay una ruta del Camino de Santiago que recorre el norte de
España y que va de León a Oviedo, pasando por la Catedral del Salvador, para
seguir luego hacia el oeste. Esta ruta es conocida como Camino del Salvador.
Existe un refrán que dice: "Quien va a Santiago y no al salvador, visita
al criado y no al Señor".
Estudios
Uno de los estudiosos del paño fue el obispo Giulio Ricci,
miembro de la Curia Romana y presidente del Centro Romano de Sindonología.
Ricci afirma que cuando contempló el paño por primera vez se convenció de su
autenticidad al reconocer la semejanza con el Sudario de Turín. Su
convencimiento se basa, por tanto en un indicio subjetivo de semejanza y la
presunción de que uno de los dos objetos es auténtico. En 1966 escribió sobre
este sudario, incluyendo en su obra una imagen gráfica de la cara de la Sábana
Santa superpuesta en este sudario.
Ricci pidió y obtuvo, el 29 de noviembre de 1977, el permiso
para tomar algunos hilos y pequeños fragmentos del tejido del sudario que envió
en parte a Max Frei-Sulzer para un examen de los pólenes. Entre el 15 y el 17
de mayo de 1979 el propio Max Frei-Sulzer tomó algunas muestras del sudario
utilizando para ello cinta adhesiva. Encontró pólenes de plantas comunes con la
Sábana Santa de Turín y pólenes de plantas que no crecen en Europa pero que son
frecuentes en los desiertos de Tierra Santa. Sin embargo, la toma de muestras
por parte de Frei fue tan anómala, la identificación de pólenes tan inadecuada
y el proceso en general fue llevado a cabo de forma tan mala que hoy en día se
considera que los resultados obtenidos por Frei no tienen significación alguna,
e incluso ha habido acusaciones de fraude.
En 1982 el médico Pierluigi Baima Bollone, director del
Centro de Sindonología de Turín, escribió que había encontrado sangre humana
del tipo AB en la Sábana Santa de Turín. El citado Baima Bollone, el médico
español José Delfín Villalain Blanco, vicepentresidente del Centro Español de
Sindonología, y el médico italiano Carlo Goldoni, miembro del Centro Romano de
Sindonología, afirmaron haber encontrado sangre humana del tipo AB en el
Sudario de Oviedo. Sin embargo, ni la presencia de sangre ni su grupo sanguíneo
ofrecen evidencia alguna de autenticidad y tanto la presencia de sangre como la
capacidad de determinar su grupo sanguíneo ha sido negada por expertos no
sindonólogos.
En 1985, Pierluigi Baime Bollone comenzó una nueva serie de
estudios sobre el sudario. Se le permitió retirar siete hilos, tomar muestras
con cinta adhesiva y hacer nuevas fotografías.
Mark Guscin, miembro del equipo de investigación
multidisciplinario del Centro Español de Sindonología, investigó la relación
entre el Santo Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín. Mark Guscin
realizó otro estudio sobre este tema en 1999. Basándose en la historia,
patología forense, composición sanguínea (de tipo AB, como la de la sábana), y
patrones de las manchas, concluyó que ambas prendas cubrieron la misma cabeza
en dos momentos distintos, pero próximos entre sí. Avinoam Danin coincidió con
este análisis, añadiendo que los granos de polen del pañolón coinciden con los
de la sábana.
En 1977 una muestra de este tejido tomada por Ricci fue
enviada para su datación por el químico y microscopista Walter McCrone en los
Estados Unidos. El material debía ser radiodatado en el Laboratorio Lawrence
Berkeley de California. La muestra permaneció en este laboratorio hasta 1984, a
disposición de McCrone y del físico Richard A. Muller. Hubo errores en el
proceso que evitaron la datación. Posteriormente, el sudario fue datado cuatro
veces, en 1990, 1991, 1992 y 2007, en tres laboratorios distintos. Los cuatro
exámenes dataron el origen del tejido en un intervalo entre los siglos VI y IX,
con probabilidad máxima del provenir del siglo VIII.13146
Los críticos sostienen que el argumento es espurio. Puesto
que las manchas de sangre en el Sudario de Turín no han podido ser confirmadas,
las del pañolón son irrelevantes. El argumento sobre el polen está también muy
debilitado debido al descrédito del trabajo de Danin sobre la sábana, ya que
trabajó con muestras contaminadas. El polen de Jerusalén podría haber llegado
al sudario por muy diversas vías y, en todo caso, solo indicaría la procedencia
de la tela, no su fecha de creación. Además, el Sudario de Turín está tejido
con un patrón de espiga, mientras que el paño de Oviedo tiene una urdimbre de
tafetán.
En 2015 la Universidad Católica de Murcia descubrió un grano
de polen adherido a la sangre del sudario. La palinóloga Marzia Boi descubrió
polen compatible con la planta Helichrysum Sp., supuestamente presente también
en la Sábana Santa.
El Sudario de Oviedo fue tejido alrededor del siglo VIII
d.C. en algún lugar fuera de Oriente Medio, dada la técnica de hilado, y forma
parte de un grupo de sudarios parecidos que aparecieron en la misma época.
Exposición
En la Catedral del Salvador existe la tradición de la
bendición con el Santo Sudario. Hasta los años 80 se realizaba en un balcón de
la catedral. En la actualidad se hace en el interior del templo los días de
exposición pública.
El Santo Sudario se expone al público solo tres días al año
que son: el Viernes Santo; el 14 de septiembre, Día de la Exaltación de la
Santa Cruz; y el 21 de septiembre, Día de San Mateo Apóstol. El resto del
año se encuentra depositado en la Cámara Santa.
Enviado por: Jesús
Manuel Cedeira Costales.
Fuente: wikipedia.org
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