Así como en el plan salvífico de Dios (cfr. Lc 2,34-35) están asociados
Cristo crucificado y la Virgen dolorosa, también los están en la Liturgia y en
la piedad popular.
Como Cristo es el "hombre de dolores" (Is 53,3), por medio del
cual se ha complacido Dios en "reconciliar consigo todos los seres: los
del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz"
(Col 1,20), así María es la "mujer del dolor", que Dios ha querido
asociar a su Hijo, como madre y partícipe de su Pasión (socia Passionis).
Desde los días de la infancia de Cristo, toda la vida de la Virgen,
participando del rechazo de que era objeto su Hijo, transcurrió bajo el signo
de la espada (cfr. Lc 2,35). Sin embargo, la piedad del pueblo cristiano ha
señalado siete episodios principales en la vida dolorosa de la Madre y los ha
considerado como los "siete dolores" de Santa María Virgen.
Así, según el modelo del Vía Crucis, ha nacido el ejercicio de piedad del
Vía Matris dolorosae, o simplemente Vía Matris, aprobado también por la Sede
Apostólica. Desde el siglo XVI hay ya formas incipientes del Vía Matris, pero
en su forma actual no es anterior al siglo XIX. La intuición fundamental es
considerar toda la vida de la Virgen, desde el anuncio profético de Simeón
(cfr. Lc 2,34-35) hasta la muerte y sepultura del Hijo, como un camino de fe y
de dolor: camino articulado en siete "estaciones", que corresponden a
los "siete dolores" de la Madre del Señor.
El ejercicio de piedad del Vía Matris se armoniza bien con algunos temas
propios del itinerario cuaresmal. Como el dolor de la Virgen tiene su causa en
el rechazo que Cristo ha sufrido por parte de los hombres, el Vía Matris remite
constante y necesariamente al misterio de Cristo, siervo sufriente del Señor
(cfr. Is 52,13-53,12), rechazado por su propio pueblo (cfr. Jn 1,11; Lc 2,1-7;
2,34-35; 4,28-29; Mt 26,47-56; Hech 12,1-5). Y remite también al misterio de la
Iglesia: las estaciones del Vía Matris son etapas del camino de fe y dolor en
el que la Virgen ha precedido a la Iglesia y que esta deberá recorrer hasta el
final de los tiempos.
El Vía Matris tiene como máxima expresión la "Piedad", tema
inagotable del arte cristiano desde la Edad Media.
Artículo enviado por: Jesús Manuel
Cedeira Costales
Fuente:
piedadpopular.blogspot.com
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