San Francisco de Asís (en italiano San Francesco
d’Assisi, nacido Giovanni di Pietro Bernardone; Asís, 1181/11825-ibidem, 3 de
octubre de 1226) es un santo umbro (italiano), diácono, y fundador de la
Orden Franciscana, de una segunda orden conocida como Hermanas Clarisas y una
tercera conocida como tercera orden seglar, todas surgidas bajo la autoridad de
la Iglesia católica en la Edad Media. Destaca como una de las grandes figuras
de la espiritualidad en la historia de la cristiandad.
De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su
juventud, pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los
Evangelios. En Egipto, intentó infructuosamente la conversión de los musulmanes
al cristianismo. Su vida religiosa fue austera y simple, por lo que animaba a
sus seguidores a hacerlo de igual manera. Tal forma de vivir no fue aceptada
por algunos de los nuevos miembros de la orden mientras ésta crecía; aun así,
Francisco no fue reticente a una reorganización. Es el primer caso conocido en
la historia de estigmatizaciones visibles y externas. Fue canonizado por la
Iglesia católica en 1228, y su festividad se celebra el 4 de octubre. En
italiano es conocido también como il poverello d'Assisi, es decir, 'el
pobrecillo de Asís'.
Contexto
histórico
Cruz cátara,
también cruz de Occitania.
En el siglo XII se hicieron cambios fundamentales en
la sociedad de la época: el comienzo de las Cruzadas y el incremento
demográfico, entre otros motivos, influyeron en el incremento del comercio y el
desarrollo de las ciudades. La economía seguía teniendo su base fundamental en
el campo dominado por el modo de producción feudal, pero los excedentes de su
producción se canalizaban con mayor dinamismo que en la Alta Edad Media. Aunque
todavía no se estaba produciendo una clara transición del feudalismo al capitalismo
y los estamentos privilegiados (nobleza y clero) seguían siendo los dominantes,
como lo fueron hasta la Edad Contemporánea, los burgueses (artesanos,
mercaderes, profesionales liberales y hombres de negocios) comenzaban a tener
posibilidades de ascenso social, y el comercio y la Banca crecían dominados por
el constante afán de lucro. La Iglesia, protagonista de ese tiempo, también se
vio influida por la nueva riqueza: no eran pocas las críticas a algunos de sus
ministros que se preocupaban más por el crecimiento patrimonial y sus
relaciones políticas de conveniencia.
Bajorrelieve de terracota policromada que representa
el encuentro de san Francisco de Asís y santo Domingo de Guzmán, exponentes
decisivos de las órdenes mendicantes del siglo XII. Museo Nacional Alinari de
la Fotografía.
.
Debido a ello, diversos movimientos religiosos
surgieron en rechazo a la creciente opulencia de la jerarquía eclesiástica en
esa época, o se dedicaron a vivir más de acuerdo con los postulados de una vida
pobre y evangélica. Algunos de ellos medraron afuera de la institución y
vivieron a su manera; tales movimientos fueron condenados hasta el punto de
considerarlos herejes, como el caso de los cátaros que predicaban entre otras
cosas el rechazo al mundo material, a los sacramentos, a las imágenes y a la
cruz.14 En cambio, otras organizaciones —como las creadas por san Francisco de
Asís y santo Domingo de Guzmán— nacieron bajo sumisión a la autoridad católica
y sus miembros fueron conocidos con el nombre genérico de «monjes mendicantes».
Este movimiento extremó la práctica del voto de pobreza: sus miembros ya no
vivían del trabajo de las tierras como el Císter reformado por san Bernardo de
Claraval, sino que renunciaban incluso a poseer bienes propios. Así, las
órdenes mendicantes terminaron por desempeñar un papel de primer orden en la
vida de la Iglesia, al lograr que la mayoría de los católicos se alejase de
la búsqueda de la opulencia, algo que tornaría en el siglo XIV.
Infancia
y juventud
Francisco de Asís nació bajo el nombre de Giovanni.
Sus padres fueron Pietro Bernardone dei Moriconi y Donna Pica Bourlemont,
provenzal; tuvo al menos un hermano más, de nombre Ángelo. Su padre era un
próspero comerciante de telas que formaba parte de la burguesía de Asís y que
viajaba constantemente a Francia a las ferias locales. Entre algunas versiones,
fue la afición a esta tierra por lo que su padre lo apodó después como
Francesco o el francesito; también es probable que el pequeño fuera conocido
más adelante de este modo por su afición a la lengua francesa y los cantos de
los trovadores.
Francisco recibió la educación regular de la época, en
la que aprendió latín. De joven se caracterizó por su vida despreocupada: no
tenía reparos en hacer gastos cuando andaba en compañía de sus amigos, en sus
correrías periódicas, ni en dar pródigas limosnas; como cualquier hijo de un
potentado tenía ambiciones de ser exitoso.
En sus años juveniles la ciudad ya estaba envuelta en
conflictos para reclamar su autonomía del Sacro Imperio. En 1197 lograron
quitarse la autoridad germánica, pero desde 1201 se enfrascaron en otra guerra
contra Perusa (Perugia), apoyada por los nobles desterrados de Asís. En la
batalla de Ponte San Giovanni, en noviembre de 1202, Francisco fue hecho
prisionero y estuvo cautivo por lo menos un año.
Desde 1198 el pontificado se hallaba en conflicto con
el Imperio, y Francisco formó parte del ejército papal bajo las órdenes de
Gualterio de Brienne contra los germanos.
Estatua de San Francisco en Asís que lo representa
regresando a la ciudad tras abandonar la guerra.
La renuncia a los bienes terrenales, según Giotto.
De acuerdo con los relatos, fue en un viaje a Apulia
(1205) mientras marchaba a pelear, cuando durante la noche escuchó una voz que
le recomendaba regresar a Asís. Así lo hizo y volvió ante la sorpresa de
quienes lo vieron, siempre jovial pero envuelto ahora en meditaciones
solitarias.
Empezó a mostrar una conducta de desapego a lo
terrenal. Un día en que se mostró en un estado de quietud y paz sus amigos le
preguntaron si estaba pensando en casarse, a lo que él respondió: Estáis en lo
correcto, pienso casarme, y la mujer con la que pienso comprometerme es tan
noble, tan rica, tan buena, que ninguno de vosotros visteis otra igual. Hasta
ese momento todavía no sabía él mismo exactamente el camino que había de tomar
de ahí en adelante; fue después de reflexiones y oraciones que supo que la dama
a quien se refería era la Pobreza.
El punto culminante de su transformación se dio cuando
convivió con los leprosos, a quienes tiempo antes le parecía extremadamente
amargo mirar. Se dedicó después a la reconstrucción de la capilla de San
Damián. Según los relatos, lo hizo después de haber visto al crucifijo de esta
iglesia decirle: Francisco, vete y repara mi iglesia, que se está cayendo en
ruinas. Entonces decidió vender el caballo y las mercancías de su padre en
Foligno, regresó a San Damián con lo ganado y se lo ofreció al sacerdote, pero
este lo rechazó.
Su padre, al darse cuenta de la conducta de su hijo,
fue enojado en su búsqueda, pero Francisco estaba escondido y no lo halló. Un
mes después fue él mismo el que decidió encarar a su padre. En el camino a su
casa, las personas con que se encontró lo recibieron mal y, creyéndolo un
lunático, le lanzaron piedras y lodo.
Francisco
ante las autoridades eclesiales
Su padre lo reprendió severamente, tanto que lo
encadenó y lo encerró en un calabozo. Al ausentarse el airado padre por los
negocios, la madre lo liberó de las cadenas. Cuando regresó, fue ella quien
recibió las reprimendas del señor de la casa, y fue otra vez en búsqueda del
muchacho a San Damián, pero Francisco se plantó con calma y le reafirmó que
enfrentaría cualquier cosa por amor a Cristo. Pietro Bernardone, más preocupado
por lo perdido de su patrimonio, acudió a las autoridades civiles a forzarlo
a presentarse, pero el joven rehusó hacerlo con el argumento de no pertenecer
ya a la jurisdicción civil, por lo que las autoridades dejaron el caso en manos
de la Iglesia.
Francisco se sometió al llamado de la autoridad
eclesial. Ante el requerimiento de devolver el dinero frente a su padre y al
obispo de Asís, de nombre Guido, no sólo lo hizo, sino que se despojó de todas
sus vestimentas ante los jueces, proclamando a Dios desde ese momento como su
verdadero Padre. Ante esto, el obispo lo abrazó y le envolvió con su manto.
Comienzos
de la orden
Porciúncula.
No se sabe con certeza cuántas iglesias en ruinas o
deterioradas reconstruyó; entre ellas, a la que más estima tenía era la capilla
de la Porciúncula (“la partecita”, llamada así porque estaba junto a una
construcción mayor).
Allí fue donde recibió la revelación definitiva de su
misión, probablemente el 24 de febrero de 1208, cuando escuchó estas palabras
del Evangelio: No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengan a
visitar a conocidos... (Lc., 10). Así, cambió su afán de reconstruir las
iglesias por la vida austera y la prédica del Evangelio. Después de someterse a
las burlas de quienes lo veían vestido casi de trapos, ahora su mensaje era
escuchado con atención, y al contrario de otros grupos reformadores de la
época, el suyo no era un mensaje de descalificaciones ni anatemas.
En unos meses sus discípulos eran once: Bernardo di
Quintavalle, Pedro Catani, Gil, Morico, Bárbaro, Sabatino, Bernardo Vigilante,
Juan de San Constanzo, Angelo Tancredo, Felipe y Giovanni de la Capella.
Bajo la pobreza que Francisco predicaba y pedía, los
frailes hacían sus labores diarias atendiendo leprosos, empleándose en faenas
humildes para los monasterios y casas particulares, y trabajando para
granjeros. Pero las necesidades cotidianas hacían la colecta de limosna
inevitable, labor que Francisco alentaba con alegría por haber elegido el
camino de la pobreza. Comenzó también la expansión del mensaje evangélico, y
para ello los estimuló a viajar de dos en dos.
Audiencia
ante el papa para la aprobación de la regla
Francisco de
Asís en la pintura de Francisco Pacheco (Museo de Bellas Artes de Sevilla).
Hacia abril o mayo de 1209, Francisco se decidió a
presentarse ante el papa Inocencio III, para que le aprobara la primera regla
de la Orden. Con ese fin, él y sus acompañantes emprendieron el viaje a Roma.
Fue bajo la intervención del obispo Guido de Asís como
pudo tener audiencia con el papa. Éste y ciertos cardenales objetaban el
programa franciscano por el peligro de crear otra organización nueva, debido a
los movimientos anticlericales de la época y a la falta de una mínima base
material de la orden; pero bajo la influencia del cardenal Juan de San Pablo y
su apoyo, Francisco pudo tener una nueva audiencia para que se considerara la
aprobación de su hermandad de pobres.
El papa por fin aprobó la regla verbalmente, al
convencerse de que la ayuda de un hombre como Francisco reforzaría la imagen de
la Iglesia con su prédica y su práctica del Evangelio. No se conoce el
contenido de esta primera regla. Fue por esta época (seis años después de su
conversión según Celano) cuando fundó, junto a Clara de Asís, la llamada
segunda orden.
Rivotorto
Camino de vuelta a Asís, él y sus acompañantes se
ubicaron en un lugar llamado Rivotorto, donde consolidaron sus principios de
vivir en la pobreza, conviviendo entre los campesinos locales y atendiendo a
leprosos; desde entonces se hacían llamar a sí mismos Hermanos Menores o
Frailes Menores (el nombre fundacional de la congregación es Ordo Fratrum
Minorum, abreviado O.F.M.).
Después de la estadía en Rivotorto, buscó una sede
para su orden; para ello pidió la ayuda del obispo Guido, pero no consiguió
respuesta favorable. Fue un abad benedictino del Monte Subasio quien le ofreció
la capilla de la Porciúncula y un terreno adyacente (propiamente la partecita,
la porcioncita). Francisco aceptó, pero no como un regalo, sino que pagaba como
renta canastas con peces.
Crecimiento
y expansión
Francisco dando un sermón a las aves, según fresco de
Giotto en la Basílica dedicada al santo.
Dentro del ánimo de la época de los viajes hacia el
Este, hizo un intento de ir a Siria para la expansión del Evangelio en la
tierra de los llamados «infieles». Esto sucedió probablemente a finales del año
1212 y nuevamente dos años más tarde. Ambas empresas se frustraron.
Antes de 1215 el número de frailes se había
incrementado, no sólo en Italia sino en el sur de Francia y en los reinos de
España. Viajaban los franciscanos de dos en dos y convivían con la gente común;
además, establecían ermitas en las afueras de las ciudades.34
Concilio
de Letrán
Durante el Concilio de Letrán de 1215, la organización
adquirió un fuerte estatus legal; en ese año se decretó que toda nueva orden
debía adoptar la Regla de San Benito o la de San Agustín. Para los Frailes
Menores no hubo necesidad de esto, por haber sido aceptados seis años antes
(aunque de palabra y no oficialmente). En este concilio el papa Inocencio III
tomó la letra Tau como símbolo de conversión y señal de la cruz; de ahí en adelante
el poverello fue devoto de este símbolo.
En esa época, el cardenal Hugolino les ofreció a él y
a Domingo de Guzmán la posibilidad de formar cardenales de las filas de sus
órdenes. Francisco, según las crónicas de Tomás de Celano, acorde con sus principios
respondió: «Eminencia: mis hermanos son llamados frailes menores, y ellos no
intentan convertirse en mayores. Su vocación les enseña a permanecer siempre en
condición humilde. Mantenedlos así, aún en contra de su voluntad, si Vuestra
Eminencia los considera útiles para la Iglesia. Y nunca, os lo ruego, les
permitáis convertirse en prelados».
Indulgencia
en la Porciúncula
Bajo el pontificado de Honorio III en 1216, se
promovió la indulgencia plenaria a favor de todo aquel que visitara la iglesia
de Santa María de los Ángeles de Porciúncula. Obtuvo Francisco esa gracia del
papa para que la peregrinación se realizara una vez al año, pero bajo fuerte
oposición, puesto que pocos lugares podían disfrutar de tan alto privilegio.
Desde el año 1217 organizó capítulos en el que los
Frailes Menores se reunían para intercambiar experiencias; para la organización
apropiada de los territorios en que los frailes se habían dispersado, organizó
también provincias de evangelización.
Viaje
a Oriente
Captura de Damieta durante las cruzadas, óleo de
Cornelis Claesz. van Wieringen.
Hacia el capítulo de 1219, la orden tuvo sus primeras
disensiones respecto de las normas de pobreza dictadas por Francisco. Algunos
persuadieron al cardenal Hugolino para que hablara con él, a fin de que la
orden fuera dirigida por hermanos «más sabios»41 y de acuerdo con reglas como
la de San Benito, a lo que el poverello se opuso recalcando la forma de vida de
humildad y simplicidad. La innovación que brotó de este encuentro fue la
organización de misiones a las llamadas «tierras paganas».
En 1219 se embarcó hacia el oriente, pasando por
Chipre, San Juan de Acre y Damieta en el delta del Nilo, donde los cruzados
estaban bajo la orden del duque Leopoldo VI de Austria. Allí, Francisco los
previno de que había sido alertado por Dios de que no realizaran ningún ataque;
ante sus palabras, los soldados se burlaron de él. El resultado de la siguiente
batalla fue un desastre para los cruzados. Continuó su estadía y el aprecio hacia
su persona crecía, incluso algunos caballeros abandonaron las armas para
convertirse en frailes menores.
Frente
al sultán de Egipto
Cuerno entregado por el sultán de Egipto a San
Francisco de Asís.
Tomó como misión la conversión de los musulmanes. Para
ello se acompañó del hermano Illuminato para adentrarse en esas tierras; al
encontrarse con los primeros soldados sarracenos fue golpeado, pero
inmediatamente pidió ser llevado ante el sultán de Egipto al-Malik al-Kamil.
Según las crónicas de Buenaventura, el poverello, en
su afán de convertirlo al cristianismo, invitó a los ministros religiosos
musulmanes a entrar con él en una gran fogata (equivalente a una ordalía o
prueba del fuego), para así demostrar qué religión era la verdadera; los mulás
rehuyeron la propuesta. Francisco ofreció entrar solo y retó al Sultán a que,
si salía ileso, se convertiría al cristianismo e incitaría a su pueblo a
hacerlo; el príncipe rechazó también esa posibilidad. Al final, sus
pretensiones se frustraron. En reconocimiento, el sultán de Egipto entregó a
Francisco un cuerno de marfil finamente tallado que habría oficiado de
pasaporte en tierras musulmanas y que se conserva en la Basílica de Asís.
Tiempo después, Francisco obtuvo del sultán al-Mu'azzam de Damasco, hermano de
al-Malik, permiso solo para visitar Siria y Tierra Santa.
Crisis
y reorganización
La orden, durante su ausencia, sufrió una crisis: hubo
disensiones, falta de organización y desacuerdos con la ruda vida diaria. El
rumor sobre la muerte de Francisco en el Oriente dio pie a implantar reformas,
entre ellas ciertas medidas disciplinarias, ayunos e incluso la institución de
una casa de estudio en Bolonia; muchos consideraron estos cambios contrarios a la
idea original del fundador. Enterado de estos sucesos, Francisco fue ante el
papa Honorio III y le rogó que designara al cardenal Hugolino para reorganizar
la orden.
Las nuevas disposiciones tuvieron un nuevo Ministro
General, Elías Bombarone, y una nueva regla, la de 1221 (Regla no bulada) que
entre otros temas trató el año de noviciado, la prohibición del vagabundeo y de
la desobediencia ante órdenes contrarias a los principios franciscanos.
La
tercera orden
Ante el incremento de las vocaciones y el peligro de
inclusión de gente de dudosa vocación espiritual, nació la llamada Tercera
Orden, para permitir a hombres y mujeres laicos vivir el Evangelio tras las
huellas de Francisco. Obtuvo su estatus legal en 1221 también con la ayuda del
cardenal Hugolino. Es en posteriores escritos como se rescata su contenido,
porque el original se perdió. Consistía de trece capítulos en los que se
reglamentaba la santificación personal de los terciarios, su vida social y la
organización de la nueva fraternidad.
Bajo influencia nuevamente de este cardenal, la orden
reabrió el convento de Bolonia para el estudio, a pesar de la convicción de
Francisco de la primacía de la oración y la prédica de los Evangelios por sobre
la educación formal.
La
regla definitiva
La regla definitiva
Bajo la insistencia de ministros de la orden, fue
obligado a redactar una nueva regla, ya que ciertos opositores a la entonces
vigente consideraban que le faltaba consistencia y definición, y que eso le
impedía obtener una definitiva aprobación por parte de la Santa Sede.
Nuevamente aceptó las exigencias. Para ello se retiró dos veces a la ermita de
Fonte Colombo cerca de Rieti, a redactar una definitiva regla bajo ayuno y
oración. El 29 de noviembre de 1223, con otra participación del cardenal
Hugolino, la regla tuvo su forma definitiva y fue aprobada por el papa Honorio
III.
Navidad
en Greccio
Terminada la labor de aprobación de la regla
definitiva, Francisco decidió retornar a Umbría. Debido a la cercanía de la
Navidad, a la que él tenía especial aprecio, quiso celebrarla de manera
particular ese año de 1223; para ello convidó a un noble de la ciudad de
Greccio, de nombre Juan, a festejar el nacimiento de Jesucristo en una loma
rodeada de árboles y llena de cuevas de un terreno de su propiedad.
Pretendió que la celebración se asemejara lo más
posible a la natividad de Jesús de Nazaret, y montó un pesebre con animales y
heno; pobladores y frailes de los alrededores acudieron a la misa en procesión.
Allí el poverello asistió como diácono y predicó un sermón. Aunque no fue la
primera celebración de este tipo, es considerada un importante acontecimiento
religioso, una fiesta única.
Los
estigmas
La estigmatización según un fresco en la Basílica de
San Francisco.
San Francisco de Asís recibiendo los estigmas según
José de Arce, imagen del siglo XVII, titular de la Parroquia de San Francisco
de Asís y Santuario Mariano de Nuestra Señora de la Soledad, Las Palmas de Gran
Canaria, Canarias.
Francisco asistió en junio de 1224 a lo que fue su
último capítulo general de la orden. Hacia principios de agosto decidió hacer
un viaje a un lugar aislado llamado Monte Alvernia, a unos 160 kilómetros al
norte de Asís; escogió para este viaje a algunos de sus compañeros: León,
Angelo, Illuminato, Rufino y Masseo, a quien el poverello puso al mando del
grupo.
Estando en la cima, fue visitado por el conde Orlando,
quien llevaba provisiones a los hermanos. Francisco le pidió construirle una
cabaña a manera de celda, donde después se aisló. La oración ocupó un lugar
central en la vida de Francisco; para ello buscaba la vida eremítica, el
silencio y soledad interior. Reforzaba sus plegarias postrándose, ayunando, e
incluso, gesticulando.
En ese lugar, fray León fue testigo de los actos de su
soledad: lamentos por el futuro de la orden y estados de éxtasis. Al saber que
era espiado, decidió irse a un sitio más apartado en una saliente de montaña.
En la fiesta de la Asunción Francisco decidió hacer un ayuno de cuarenta días.
Por órdenes del poverello, fray León lo visitaba dos
veces para llevarle pan y agua. Según los relatos que recogieron los
testimonios de León, éste fue testigo de la aproximación y alejamiento de una
bola de fuego que bajaba del cielo; por este prodigio, Francisco le comentó que
algo grande estaría por ocurrir. Le hizo abrir tres veces el misal para
encontrar respuesta, y las tres veces se abrió en la historia de la Pasión de
Jesús.
Probablemente el 14 de septiembre de 1224,53 oró para
recibir dos gracias antes de morir: sentir la Pasión de Jesús, y una enfermedad
larga con una muerte dolorosa. Después de intensas oraciones, entonces en un
trance profundo —según relato de San Buenaventura— el mismo Nazareno se le
presentó, crucificado, rodeado por seis alas angélicas, y le imprimió las
señales de la crucifixión en las manos, los pies y el costado; posteriormente,
sus hermanos vieron los estigmas de Francisco, que él conservó por el resto de
su vida. Sin embargo, Francisco —al igual que otros santos estigmatizados—
hizo todo lo posible para ocultarlos a la vista de los demás por considerarse
indigno, no del dolor que sentía, sino de ser portador de las señales de la
Pasión de Cristo. Por eso, fue desde entonces con las manos metidas entre las
mangas del hábito, y con los pies cubiertos por medias y zapatos.
San Francisco en oración, círculo de Francisco de
Herrera el Viejo.
Muerte
Basílica de San Francisco.
Retornó a la Porciúncula acompañado sólo por León; en
su camino hubo muestras de veneración al estigmatizado, aparentemente su
acompañante hacía saber a todos acerca del prodigio. Mientras tanto, su salud
—que desde mucho tiempo antes nunca fue buena del todo— empeoraba: El sangrado
de sus heridas lo hacía sufrir constantemente. En el verano de 1225 pasó un
tiempo en San Damián bajo el cuidado de sus allegados.
Fue durante esta temporada cuando compuso el Cántico
de las criaturas, que hizo también cantar a sus compañeros. Se encaminó luego
a Rieti, rodeado del entusiasmo popular por tocarlo o arrancar algún pedacito
del paupérrimo sayo que vestía, y se instaló en el palacio del obispo. Después
se hospedó en Fonte Colombo, donde fue sometido a tratamiento médico, que
incluyó cauterizar con un hierro ardiente la zona desde la oreja hasta la
altura de la ceja de uno de sus ojos; según los relatos, Francisco no sintió
dolor al «platicar» con el fuego para que no lo dañara. Otro intento para ser
tratado por renombrados médicos fue hecho en Siena, sin buen resultado.
Deseó volver a la Porciúncula a pasar sus últimos
días. Arribó a Asís y fue llevado al palacio del obispo y resguardado por
hombres armados, puesto que la localidad estaba en estado de guerra.61 En su
lecho escribió su Testamento.21 En sus últimos momentos entonó nuevamente su
Cántico al Hermano Sol —al que agregó un nuevo verso dedicado a la hermana
Muerte— junto a Angelo y León.
La
tumba de Francisco en Asís.
De acuerdo con su último deseo, fue encaminado a la
Porciúncula, donde se estableció en una cabaña cercana a la capilla. Murió el 3
de octubre de 1226 a la edad de 44.
Así relata San Buenaventura la verificación de las
llagas de Francisco después de su muerte:
Al emigrar de este mundo, el bienaventurado Francisco
dejó impresas en su cuerpo las señales de la Pasión de Cristo. Se veían en
aquellos dichosos miembros unos clavos de su misma carne, fabricados
maravillosamente por el poder divino y tan connaturales a ella, que, si se les
presionaba por una parte, al momento sobresalían por la otra, como si fueran
nervios duros y de una sola pieza. Apareció también muy visible en su cuerpo la
llaga del costado, semejante a la del costado herido del Salvador. El aspecto
de los clavos era negro, parecido al hierro; mas la herida del costado era
rojiza y formaba, por la contracción de la carne, una especie de círculo,
presentándose a la vista como una rosa bellísima. El resto de su cuerpo, que
antes, tanto por la enfermedad como por su modo natural de ser, era de color
moreno, brillaba ahora con una blancura extraordinaria. Los miembros de su
cuerpo se mostraban al tacto tan blandos y flexibles, que parecían haber vuelto
a ser tiernos como los de la infancia. Tan pronto como se tuvo noticia del
tránsito del bienaventurado Padre y se divulgó la fama del milagro de la
estigmatización, el pueblo en masa acudió en seguida al lugar para ver con sus
propios ojos aquel portento, que disipara toda duda de sus mentes y colmara de
gozo sus corazones afectados por el dolor. Muchos ciudadanos de Asís fueron
admitidos para contemplar y besar las sagradas llagas. Uno de ellos llamado
Jerónimo, caballero culto y prudente además de famoso y célebre, como dudase de
estas sagradas llagas, siendo incrédulo como Tomás, movió con mucho fervor y
audacia los clavos y con sus propias manos tocó las manos, los pies y el
costado del Santo en presencia de los hermanos y de otros ciudadanos; y resultó
que, a medida que iba palpando aquellas señales auténticas de las llagas de
Cristo, amputaba de su corazón y del corazón de todos la más leve herida de
duda. Por lo cual desde entonces se convirtió, entre otros, en un testigo
cualificado de esta verdad conocida con tanta certeza, y la confirmó bajo
juramento poniendo las manos sobre los libros sagrados.
San Buenaventura, Leyenda Mayor de San Francisco 15,4
Al día siguiente, el cortejo fúnebre se encaminó hacia
San Damiano y después a San Giorgio, donde fue sepultado. Fue canonizado el
16 de julio de 1228. Sus restos se encuentran en la Basílica de San Francisco
en Asís.
Personas
allegadas a Francisco de Asís
Representación de Clara de Asís, en un fresco de
Simone Martini.
Clara de Asís. Tuvo como modelo de su conversión a
Francisco y lo siguió. Juntos organizaron la Segunda Orden Franciscana o
hermanas clarisas. Francisco puso confianza en sus consejos.
Jacoba de Settesoli. De ascendencia noble romana, y de
carácter viril y enérgico, abrazó la vida religiosa al quedar viuda. Al igual
que Clara, fue muy apreciada por Francisco.
Masseo de Marignano. Dedicado a la guardia de las
instalaciones.
Angelo Tarlati. Un militar que dejó las armas para
entrar a la orden.
Junípero. Llamado por Clara el Juglar de Dios; de
personalidad jovial, divertida y pintoresca. Según los relatos, Francisco
dijo alguna vez: «Mis hermanos, si sólo tuviera un bosque lleno de Juníperos…».
Murió en 1258.
Bernardo de Quintavalle. De los primeros seguidores de
Francisco. Murió entre 1240 y 1246.
Gil. Uno de los más devotos seguidores de la práctica
franciscana; realizó viajes a Roma, Santiago de Compostela y Tierra Santa.
Murió en 1262.
Rufino. Primo de Clara de Asís, de ascendencia noble.
De carácter tímido y temeroso de hablar en público; junto a León y Angelo,
protagonista de la Leyenda de los tres Compañeros.
León. Muy cercano a la vida del poverello como su
confesor y secretario. Testigo de los momentos previos a la estigmatización
de Francisco. Luego de recibir los estigmas, Francisco le obsequió la famosa
"Bendición a fray León".
Antonio de Padua. Llamado por Francisco «mi obispo».
De gran erudición y facilidad de palabra. Fue proclamado Doctor de la Iglesia
en 1245.
Oración
y prédica
Hábito de san Francisco.
Al no ser sacerdote, en vez de dar doctrina,
practicaba una predicación exhortativa, esto es, incitaba a la conversión y a
vivir una vida evangélica; predicaba también con el ejemplo, con su estilo de
vida aliada a la pobreza. Su manera de predicar era por medio de laudas, o
alabanzas, con el objetivo de llamar la atención de los hombres a honrar al Ser
Supremo.
Según Tomás Celano:
Cuando, estando en público, se sentía de pronto
afectado por visitas del Señor, para no estar ni entonces fuera de la celda
hacía de su manto una celdilla … Siempre encontraba la manera de ocultarse a la
mirada de los presentes … hasta el punto de orar entre muchos sin que lo
advirtieran en la estrechez de la nave.
Escritos
de Francisco de Asís y primeras biografías
Bendición a fray León.
Entre los escritos reconocidos de Francisco de Asís
están:
Cántico de las criaturas
Alabanzas en todas las horas
Carta a toda la orden
Bendición a fray León
La verdadera alegría
Carta a las autoridades, etc.
Primeras biografías, con fechas probables de autoría:
Leyenda primera (Legenda Prima), de Tomás Celano
(1228-1230).
Espejo de perfección (Speculum Perfectionis), de autor
desconocido.
Leyenda segunda (Legenda Secunda), de Tomás Celano
(1247).
Leyenda mayor de San Francisco (Legenda Maior), de San
Buenaventura (1263).
Leyenda de los tres compañeros (Legenda Trium
Sociorum) (1270-1300).
La
figura de Francisco de Asís en las artes
Pintura de Luis Tristán del siglo XVII, en el museo
del Louvre.
San Francisco, óleo de Murillo.
La figura del poverello ha sido objeto de las artes, a
manera de ejemplo:
-En las artes plásticas:
Frescos en la Basílica de San Francisco en Asís.
Francisco de Zurbarán dedicó parte de su obra.
Ilustraciones de Joan Miró al Cántico del hermano sol.
Francisco Asorey, obras: San Francisco (1926), Museo
Provincial de Lugo, y el Monumento a San Francisco, Santiago de Compostela (1926-1930).
-En la ópera:
Saint Francois d'Assise de Olivier Messiaen
-En el Cine y la Televisión:81
Il Poverello d'Assisi (1911), de Enrico Guazzoni.
"The Vision Beautiful" de Selig (1912) (?)
"Frate Sole" de Ugo Falena y Mario Corsi.
Italia 1918.
Fratefrancesco (1927), de G. Cesare Antamoro.
"San Francisco de Asís" (1944) de Alberto
Gout (México)
Francisco, juglar de Dios (1959), de Roberto
Rossellini.
"Francisco de Asís" (1961) de Michael
Curtiz, basada en el libro"El mendigo alegre: historia de San Francisco de
Asís" de Louis de Wohl.
"El niño y el lobo"(Cotolay) (1965) de José
A.Nieves
"Francisco de Asís" (1966) primer versión en
blanco y negro de Liliana Cavani
Hermano Sol, Hermana Luna (1972), de Franco
Zeffirelli.
Francesco (1989), nueva versión de Liliana Cavani.
"Francisco, el caballero de Asís" 1990
(dibujos animados).
"Francisco" (2002) director Michele Soavi
"Cántico de las criaturas" (2006) del
director Miguel Gomes.
"Clara y Francisco" (2007) dirigida por
Fabrizio Costa.
"Caminando con Francisco" (2013) documental
de Jeremy Culver.
"Francesco" (2014). Miniserie televisiva y
tercera versión de Liliana Cavani.
"El Sultan y el Santo" (2016) dirección de
Alexander Kronemer86
"L'ami - François d'Assise et ses frères"
(TV) (2016) de los directores franceses Renaud Fely y Arnaud Louvet.
-En la literatura y la poesía:
San Francisco de Asís, G. K. Chesterton.
San Francisco de Asís, Emilia Pardo Bazán.
El pobre de Asís, Nikos Kazantzakis.
La segunda vida de Francisco de Asís, José Saramago.
Lirio Franciscano, Ramón María del Valle Inclán.
A San Francisco de Asís, Torquato Tasso.
Los motivos del lobo, Rubén Darío.
Relato del beso al leproso, Juana de Ibarbourou.
Laudas, Jacopone da Todi.
La
Divina Comedia (El Paraíso, Canto XII), Dante Alighieri.
Florecillas
Estatua de jardín de San Francisco de Asís.
Estampilla de la RFA sobre Francisco de Asís.
Los Fioretti —de autor anónimo— son una recopilación
de hechos de Francisco, de algunos de los frailes que lo acompañaban y de San
Antonio de Padua. Escritas en la segunda mitad del siglo XIV no constituyen una
biografía sino una exaltación de las virtudes del poverello y de su vida simple
para edificación del lector.88
Por ejemplo, en la historia de Cómo Francisco libró de
un lobo feroz a la ciudad de Gubbio, el poverello fue a buscar a la fiera que
atacaba a los habitantes de la localidad. Logró hacer un pacto con él al
«convencerlo» de no seguir sus fechorías a cambio que los pobladores le darían
el sustento que necesitaba. La bestia puso una pata delantera sobre la mano de
Francisco en señal de asentimiento. Logró convivir con la gente y murió dos
años después de viejo.
Otros: Cómo San Francisco fue a convertir al sultán de
Babilonia, Cómo un joven regaló unas tórtolas a San Francisco …, Cómo San
Francisco sanó a un leproso de alma y cuerpo, etc.
Tradicionalmente contiene 53 capítulos; a través del
tiempo se agregaron otros relatos que tienen como protagonistas a los frailes
Junípero y Gil. De este último hay unos denominados «Doctrina y dichos». Otros
narran la estigmatización del santo católico.
Repercusiones
en la actualidad
4ª Jornada mundial de oración por la paz realizada en
Asís, Italia, el 27 de octubre de 2011, ejemplo de encuentro de diálogo
interreligioso.
Parroquia San Francisco de Asís en Junín, Argentina.
Cruz de la Custodia de Tierra Santa. Los franciscanos
con los custodios de los Santos Lugares.
Cristo de San Damián.
Francisco ha quedado como aquél que, en su espíritu de
pobreza y desprendimiento, probablemente más se pareció a Jesús en la historia
de la cristiandad. El «Pobre de Asís» sigue conmoviendo por su capacidad de
reconciliación con todo y con todos, respetado no sólo por creyentes de todas
las religiones, sino también por no creyentes.9
Es, quizás, el santo más ecuménico, razón por la cual
se realizaron encuentros interreligiosos mundiales en Asís, la «ciudad de
Francisco».
Por su devoción a los animales como criaturas de Dios,
ha sido abrazado por la cultura del escultismo particularmente por la relación
hacia los lobos. Es el patrono de los veterinarios y de los profesionales
relacionados con bosques y forestas (ingenieros de montes, ingenieros
forestales, agentes y guardas forestales, y otros cuerpos similares) y, por
extensión, de los movimientos ecologistas que empeñan sus esfuerzos en el
cuidado de la naturaleza y del ambiente.
El mundo cristiano está lleno de iglesias y de altares
dedicados a él y por él su nombre, antes bastante raro, se hizo habitual en
toda Europa. Pío XII lo proclamó, con Catalina de Siena, patrono de Italia el
18 de junio de 1939. Tiene numerosos epónimos de ciudades o localidades (la
capital de la República del Ecuador, formalmente llamada San Francisco de Quito
o la ciudad de San Francisco en los Estados Unidos, por ejemplo).
Aunque algunos sostienen que la creación del pesebre
es anterior a Francisco, fue sin dudas él quien popularizó el Nacimiento o
escena del nacimiento de Jesús. Al entrar a rezar en la ermita de Greccio en la
Navidad de 1223, Francisco sintió el deseo de representar en vivo el nacimiento
del Niño Jesús, y ese hecho fue decisivo en la universalización de esa
tradición. En 1986, a petición de las asociaciones belenistas de todo el mundo,
el papa Juan Pablo II proclamó patrono universal del "Belenismo" a
san Francisco de Asís.
Francisco no fue el creador de la llamada Oración de
la paz de san Francisco («Señor, hazme un instrumento de tu paz...»), poema
francés publicado en 1912 y atribuido al fraile italiano desde 1916 hasta fines
del siglo XX. Sin embargo, se la considera una síntesis hasta el presente
anónima del ideario vivido por el «santo de Asís».
En virtud de la devota peregrinación de san Francisco
a Oriente, y de su voluntad de reconciliar a todos los hombres, los
franciscanos son custodios de los Santos Lugares. La presencia franciscana en
Tierra Santa, que con diversas vicisitudes se ha mantenido siempre, adquirió
estabilidad y carácter oficial de parte de la Iglesia en 1342, año en que el
papa Clemente VI promulgó dos bulas: Gratias agimus y Nuper carissimae, en las
que encomendó a la Orden Franciscana la "custodia de los Santos
Lugares". Cuando, en 1992, se cumplieron los 650 años de tales bulas, Juan
Pablo II envió al ministro general de la orden un mensaje de felicitación a la
vez que de exhortación a perseverar en el encargo recibido de la Iglesia.
El papa Francisco eligió este nombre en honor a san
Francisco de Asís el 13 de marzo de 2013.92 La segunda encíclica de su
pontificado, Laudato si’ (en español, Alabado seas), que tiene por tema central
la conservación del ambiente con particular énfasis en la búsqueda de una
«ecología integral», reproduce en su título las primeras palabras del Cántico
de las criaturas del santo de Asís.
Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor»,
cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra
casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia,
y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce
diversos frutos con coloridas flores y hierba.
Francisco, Laudato si’
San
Francisco de Asís en Cine y Televisión
Cine
1911 - San Francesco il poverello d'Assisi (Italia)
[Cortometraje]
1926 - Assisi nel VII centenario della morte di San
Francesco (Italia) [Documental]
1943 - San Francisco de Asís (México)
1950 - Francesco, giullare di Dio /Francisco juglar de
Dios (Italia)
1961 - Francis of Assisi /Francisco de Asís (EUA)
1972 - Fratello sole, sorella luna /Hermano sol,
hermana luna (Reino Unido, Italia)
1972 - San Francisco de Asís, vida y obra (España)
1989 - Francesco (Italia, Alemania)
2015 - Finding Saint Francis (Reino Unido)
[Documental]
Televisión
1966 - Francesco d'Assisi (Italia) [TV Movie]
1977 - Francis of Assisi: A Search for the Man and His
Meaning (Italia) [TV Movie]
1983 - Saint François d'Assise (Francia) [TV Movie]
2002 - Francesco /San Francisco de Asís (Italia) [TV
Movie]
2007 - Assisi: Home of St. Francis (EUA) [Video
Cortometraje]
2007 - Chiara e Francesco /Clara y Francisco (Italia)
[TV Movie]
2014 - Francesco (Italia, Alemania) [TV Movie]
Artículo
enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente: wikipedia.org
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