Mucho se ha escrito sobre el poder espiritual que
tiene el Santo Rosario, pero tal vez algo poco conocido es la gracia de la
indulgencia que se puede obtener con esta oración mariana, la favorita de San
Juan Pablo II.
En su Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae
(Rosario de la Virgen María, 37), el Papa peregrino escribió que “para fomentar esta proyección eclesial del
Rosario, la Iglesia ha querido enriquecerlo con santas indulgencias para quien
lo recita con las debidas disposiciones”.
Al respecto, la Concesión 17 del Enchiridion
Indulgentiarum (Manual de Indulgencias) de la Penitenciaría Apostólica del
Vaticano, indica que se concede indulgencia plenaria al fiel que “recite devotamente el Rosario mariano en una
iglesia u oratorio, o en familia, en una comunidad religiosa, en una reunión de
fieles y en general, cuando varios se reúnen para un fin honesto”.
Asimismo, la indulgencia plenaria se obtiene cuando el
fiel “se una devotamente a la recitación
de esa misma devoción cuando es hecha por el Sumo Pontífice y es difundida por medio
de un instrumento televisivo o radiofónico. En otras circunstancias la
indulgencia será parcial”.
En el caso de la oración vocal “debe añadirse la devota meditación de los misterios” y que en el
rezo público, “los misterios deben
enunciarse conforme a la costumbre aprobada en el lugar; pero en la recitación
privada, basta que el fiel añada a la oración vocal la meditación de los
misterios”.
La indulgencia plenaria se puede ganar una vez al día
(excepto en peligro de muerte). Es posible obtenerla cumpliendo los requisitos
generales que establece la Iglesia: confesión sacramental, comunión eucarística
y oración por las intenciones del Papa. La indulgencia también se puede obtener para un
difunto.Sobre los rosarios bendecidos por sacerdotes u obispos.
Por otro lado, el Beato Papa Pablo VI estableció en la
Constitución Apostólica Indulgentiarum Doctrina (Doctrina de las indulgencias,
Norma 17), que “el fiel que emplea con
devoción un objeto de piedad (crucifijo, cruz, Rosario, escapulario o medalla),
bendecido debidamente por cualquier sacerdote, gana una indulgencia parcial”.
“Y
si hubiese sido bendecido por el Sumo Pontífice o por cualquier Obispo, el
fiel, empleando devotamente dicho objeto, puede ganar también una indulgencia
plenaria en la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, añadiendo alguna
fórmula legítima de profesión de fe”.
Emplear con devoción un objeto de piedad quiere decir
rezar. Es como una profesión de fe llevar una cruz o hasta el Rosario. Pero el Rosario en sí, más que la cosa
concreta, es la oración. Entonces hay que rezarlo. De otra forma se presta a
tener demasiada fe en el objeto y no en Dios… el objeto nos ayuda a
comunicarnos, relacionarnos con Dios.
Por lo tanto, no basta con llevar el Rosario en el
cuello, el bolsillo o el bolso para ganar la indulgencia parcial, sino que se
tiene que usar para la oración, para acercarnos más a Dios en la propia vida.
Artículo
enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente: aciprensa.com
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