Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensas, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tiniebla, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Maestro, haz que yo no busque tanto
el ser consolado como consolar,
el ser comprendido, como comprender,
el ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe,
olvidando es como se encuentra,
perdonando es como se es perdonado y
muriendo es como se resucita para la vida eterna.
Amén.
Artículo
enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
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