Las Hermandades y Cofradías han contribuido al florecimiento de la vida Cristiana entre nosotros. Estas
asociaciones religiosas han aportado un importante caudal a la vida espiritual de nuestro pueblo. Y
actualmente continúan alimentando la vida cristiana de muchos católicos repartidos por toda nuestra
geografía.
Qué las procesiones de Semana Santa constituyen una verdadera estación de oración y penitencia es un
hecho indudable para muchos cristianos, además de ser la única forma de celebrar la Pascua de
Jesucristo, por eso la presencia de los cristianos a las procesiones es masiva y en cambio la participación en las celebraciones litúrgicas es menor.
Nosotros como hermanos de una Cofradía y como cristianos de nacimiento y convencimiento debemos
hacer de nuestra hermandad no solo una asociación pública de fieles principalmente cultural y donde
consideremos la estación de penitencia como el acto de culto o religioso más importante del año, lo que
hace que la iglesia tenga un concepto diferente al de sus cofrades, sino demostrar que un cofrade es
ante todo cristiano y como tal debe ahondar en la importancia y paralelismo que existen entre sus
estación de Penitencia y el Triduo Pascual de la muerte y resurrección de Cristo.
Nuestros Sagrados Titulares Ntro. Señor de la sentencia y María santísima de las Penas sale a las calles
para bendecir a su pueblo y dar testimonio cristiano como decía el profeta Lucas 11,33 “Nadie enciende
la lámpara y la pone en un rincón, ni bajo un celemín sino sobre un candelero para que todos tengan
Luz”.
Los nazarenos salimos a la calle y damos luz en la oscuridad con los cirios que portan en las filas
nuestros penitentes, por eso el fin y espíritu de nuestra Cofradía es salir a las calles, plazas, avenidas y
barrios llevando el mensaje de nuestro Señor Jesucristo, además el Nazareno es un cristiano, cofrade,
formado y que en su día a día y en su trabajo es ejemplo de cómo vive un cristiano comprometido.
La Semana Santa hace a la iglesia más grande si cabe, puesto que en aquellos lugares donde no tienen la
dicha de que existan cofradías, hay más vacío de contenido cristiano en relación con los pueblos donde
salen sus Sagrados Titulares.
Cada parroquia, sus sacerdotes, sus cofrades y la Iglesia en general tienen que dar lugar a que sea
compatible tanto el culto litúrgico como su carácter cultural y turístico, por que este será el camino
para llegar más lejos y estrechar lazos en la unión y relación del pueblo y su iglesia, un respeto mutuo
que debe existir de todos y para todos.
¿Qué es una Cofradía / Hermandad?
Cofradía, hermandad, o, de forma más general, corporación “Nazarena”, es una asociación de fieles,
un conjunto de cristianos con una vocación similar de vivir la fe, es una asociación de fieles católicos
que se reúnen en torno a una advocación de Cristo, la Virgen o un santo, un momento de la pasión o una
reliquia con fines piadosos, religioso o asistenciales.
Existen muchos tipos de cofradías: sacramentales, cristológicas, marianas, santorales, de ánimas,
mixtas, pasionarias, etc.; en general se admiten tres tipos de cofradías:
Penitenciales, que hacen pública estación de penitencia en Semana Santa.
De gloria, que salen el resto del año.
Sacramentales, que tienen como dedicación la devoción y adoración hacia el Santísimo Sacramento.
Todas las cofradías suelen organizar una procesión, al menos una vez al año, bien solas o unidas a otras
cofradías.
El órgano plenario de la cofradía es el cabildo o asamblea general de todos los cofrades. El cabildo
general es el encargado de elegir la Junta, que es el órgano de gobierno de la cofradía, encabezada por
su Presidente.
Varias cofradías también se pueden reunir en un órgano superior que toma diversos nombres
dependiendo del lugar: Consejo General, Cabildo de Cofradías (Cabildo Superior), Federación,
Agrupación, Unión, Junta Local, etc.
Su principal característica viene de su nombre fraternidad, es necesario que todos sus componentes se
conozcan y estén dispuestos a ayudarse mutuamente.
El asociarse precisa de una serie de normas, objetivos, fines y actividades que todos quieren respetar y
que da personalidad propia a cada cofradía y que quedan reflejadas en los Estatutos.
La Iglesia la formamos todos, cofradías, fieles, grupos parroquiales, caritas, grupos de catequesis, etc.
todos los bautizados formamos parte de ella.
La diversidad de estos grupos nos enriquece a todos. Jesucristo, es el elemento que nos une, es el
principio y la finalidad de una cofradía.
Las cofradías no se entienden sin su estética y su manera de vivir la fe, sin ella no seríamos una
cofradía, sino una asociación de fieles, pero no una cofradía.
Sin la fe las cofradías no serían lo que son, serían una asociación histórico-cultural.
En las cofradías existen diversas clases de miembros, como los mayordomos, estantes o costaleros,
anderos, hombre de trono, cargadores, etcétera.
En principio, cualquier cristiano puede formar parte de una cofradía, sin más que conseguir la firma de
algún hermano que lo avale. Los nuevos miembros realizan un acto de bienvenida que se denomina Jura
de Reglas, en la que el nuevo hermano besa el Libro de Reglas y el Evangelio y renueva, afirma y jura su condición cristiana y su fidelidad y servicio a dicha Hermandad.
¿Cuáles son los orígenes de las Cofradías?
La pasión, muerte y resurrección de Jesucristo se reproduce en los Oficios de la Liturgia, en el interior
de los Templos, pero la gente del pueblo necesitaba ver más, identificarse con éstos hechos y así sale la
Semana Santa a la calle.
Desde el siglo XII ya se empiezan a celebrar procesiones, pero es especialmente a partir del Concilio de
Trento (s.XVI), cuando comienza el auge y expansión de este tipo de asociaciones.
¿Qué facetas deben atender especialmente las Cofradías?
El aspecto espiritual-religioso, es el principal y fundamental.
– Personalizar la fe.
– Promover la celebración comunitaria de la fe, a través de la Eucaristía.
– Dar a conocer el pasaje evangélico que se procesiona.
– Dar razón de nuestra fe esperanza en lo que creemos y del por qué lo hacemos.
El aspecto cultural-histórico, como entidades han ido reuniendo a lo largo de los años una serie de
elementos artísticos que sirven de expresión del sentimiento religioso, los cuales hay que conservar y
potenciar sin perjuicio de la obligada atención social a las personas próximas a su entorno y sectores
sociales que lo necesiten.
¿Cuál es su principal actividad externa?
La principal aunque no la única es la procesión, por ello debe de ser especialmente preparada, todo
debe de tener un significado y un sentido.
La salida procesional se convierte en una verdadera catequesis popular, por ello debe reflejar una
profunda religiosidad, seriedad y respeto.
La culminación de todo esto, debe de dar la impresión de lo que sacamos a la calle, no solo son nuestras
imágenes, sino el amor, anunciado diariamente con obras y actitudes tanto a nivel personal como social,
de sus miembros unidos en fraternidad.
La Semana Santa concita muchas voluntades, pero no podemos dejar que nos secuestren su sentido más
profundo. Celebramos junto a María el Misterio de la Muerte y la Resurrección de su hijo. Es la expresión
máxima de nuestra fe, con la idiosincrasia de nuestro pueblo.
Es una fiesta cristiana, pero sin la fe puede quedar simplemente en un mero espectáculo.
Reconocemos la gran riqueza que genera la Semana Santa, pero tenemos el deber de pedir que no
desvirtúen el sentido profundo de este
Misterio Pascual, o al menos que lo respeten.
Una historia de fe: culto público y fraternidad
Nuestra cofradía se ha dedicado a promover el culto público procesional, que debe ser siempre el fruto
externo de una profunda vida interior.
Los cofrades deben de saber, que muchas de las personas que ven nuestra Estación de Penitencia en la
calle, apenas tienen otra experiencia religiosa y otro contacto con la Iglesia. Esto aumenta nuestra
responsabilidad.
“Cristo y la Virgen María no están en las luces, ni en las flores, ni en los bordados, sino en el esplendor
de la fe, de la piedad, y la caridad de los Cofrades”.
Al cofrade de hoy, se le pide una coherencia entre fe y vida, entre actos externos y espiritualidad
interior. Esta es la fuerza que mantiene viva la historia cofrade.
Un rico patrimonio espiritual y material
El cofrade debe de conocer su historia y patrimonio, tiene que ser una persona formada al servicio de su
hermandad.
Los objetos y las formas, tan ricas en nuestra Estación de Penitencia, alcanza su pleno sentido, al
servicio de la evangelización, son instrumentos para interpelar a quienes, creyentes o no, las
contemplan.
La procesión, cuando se hace con devoción, buenas obras y oración deben de ser una llamada de fe,
para los que nos observan.
El rico patrimonio de las personas
La mayor riqueza de una hermandad la constituyen sus hermanos.
La seriedad con el compromiso cofrade será el primer rasgo que los defina, la sana convivencia crea
hermandad.
Otro rasgo será su colaboración con la cofradía, lo que le obliga a participar en las actividades que
realice ésta.
La Junta de Gobierno
En ella es donde recaerá la mayor parte de servicio y dedicación a la cofradía, por ello las personas
elegidas deben de servir de estimulo para los demás cofrades, siendo importantes colaboradores de la
iglesia.
Un patrimonio material: custodiar una herencia
Es obligación de los hermanos el conocer y el difundir los estatutos.
– Los Estatutos. Son las reglas que van a regular los aspectos esenciales de las mismas: fines, derechos y
deberes de los hermanos, indican la dinámica y los actos de elecciones de cargos, cultos, sociales, etc.
– Libro de Actas. Es importante el llevar un buen libro de actas, en el que recoger los aspectos más
relevantes llevados a cabo del año, palabras del Hermano Mayor, junta de gobierno, listado de hermano,
actos litúrgicos, culturales, sociales, obras sociales y todo aquello que sea digno de resaltar.
– La Imagen. Es el símbolo por excelencia del cofrade, infunde fervor religioso, devoción, emoción y
posee la mayor función pedagógico-evangélica.
A través de la Imagen se establece el misterioso diálogo entre la persona y Dios.
Los hermanos deben de fomentar la devoción de sus sagrados titulares, así como cuidar en todo
momento sus valores estéticos, sus indumentarias sus altares, capillas, ornamentos, etc.
– El Trono. Es el lugar en el que se procesiona la Imagen, hay que cuidarlo y dotarlo de una calidad
artística digna.
– La vestimenta cofrade. Es la muestra más evidente de la fraternidad que debe de reinar en la
cofradía.
El capirote o verdugo permiten al Nazareno ir en el anonimato más profundo, sin protagonismo de
ninguna clase, solamente ir rezando o en continua conversación con sus sagrados titulares.
– La insignia. Es el signo que identifica a la cofradía, a través de sus elementos se conoce su advocación
o historia. Todo hermano debe de conocer su significado.
– La Estación de Penitencia. Es el acto central, es necesario cuidarlo con esmero, hay que potenciarla
así como el resto de actos a lo largo del año.
Enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.
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