Según quien hable y desde donde hable, se dicen muchas cosas sobre la Iglesia, pero todos ponen de
relieve la necesidad de redescubrir la realidad profunda e identificadora de la Iglesia.
La Iglesia “somos todos los bautizados”
La Iglesia somos todos los bautizados. Somos los colaboradores de Dios, nos reunimos partiendo de la fe comunitaria, como hermanos, con la misión de hacer presente el Reino de Dios en la tierra, dando
testimonio de verdad, justicia, paz, libertad, amor y fraternidad.
Como pueblo de Dios tenemos unas características que nos distinguen:
– Se llega a ser miembro por el sacramento del Bautismo.
– Tenemos por “Señor y Jefe” a Jesús.
– Nuestra “ley” es el Mandamiento Nuevo. Amar como el mismo nos amó.
– Anunciamos con nuestra vida que el reino de Dios ha comenzado y que queremos vivirlo.
Todos tenemos una misma misión y proyecto, aunque las tareas de cada uno sean distintas, la verdadera
fe no es algo individual, sino que es un asunto personal y comunitario.
La Iglesia no es solo los curas, ni frailes y monjas, la iglesia somos también nosotros, iglesia es nuestra
cofradía y eres tu, todos estamos en la misma barca y todos somos responsables.
Somos nosotros, los cristianos los que tenemos que trabajar por y para la Iglesia.
Los sacramentos son la vida de la iglesia
Todos debemos de colaborar en la misión fundamental, anunciar y vivir el Reino de Dios, la parroquia es
la visión de la iglesia en el barrio o ciudad en el que vivimos, ella nos ofrece los medios para vivir la vida
cristiana.
La vida cristiana se expresa en comunidad a través de los sacramentos, se conciben como una fiesta,
lugar de encuentro con alegría, convivencia y algo que compartir.
Junto al Bautismo y la Confirmación, la llamada Iniciación cristiana se completa con el sacramento de la
Eucaristía, en ella recordamos la palabra de Dios y realizamos nuestras peticiones: liturgia de la
Palabra.
Perpetuamos la muerte y resurrección de Jesús con los signos del pan y el vino, cumpliendo su mandato:
liturgia del sacrificio. Y nos unimos profundamente a Él y los demás con el rito de la comunión.
La misa es una llamada a la asamblea del pueblo, un cristiano no debe de ir por obligación o
compromiso, sino por necesidad de ir.
Los sacramentos acrecientan y refuerzan la vida personal y social del cristiano, el principal la Eucaristía.
Las Cofradías, parte del cuerpo de Cristo
Las cofradías deben dejarse llenar del Espíritu para, en primer lugar, descubrir sus respectivas funciones
específicas como parte de la Iglesia, y en segundo lugar para que, a través de su carisma y actuación,
cada uno de sus hermanos descubra la misión a la que es llamado por Dios.
Como movimiento eclesial las cofradías debemos alimentarnos de actuaciones que son la base de la vida
cristiana, la lectura de la palabra de Dios, la catequesis como proceso de formación, la participación en
los Sacramentos como impulso de una vida renovada, la oración como punto y lugar de encuentro.
Nuestro acercamiento a otras comunidades de la Iglesia
Las cofradías tenemos nuestras propias características, entre las más significativas está el culto público,
la catequesis plástica y visual, la práctica de la caridad fraterna, oct. todas estas peculiaridades, no
rompe la unidad e los cristianos, si llegamos a entender que los cristianos cada uno tenemos una misión,
un compromiso y una vocación.
Tenemos que fomentar el acercamiento frecuente a los Sacramentos, la formación de los hermanos,
acudir frecuentemente a la oración comunitaria. Así mismo debemos de acercarnos a otros grupos,
asociaciones de la Iglesia.
El calendario litúrgico pone a nuestro alcance una serie de momentos que podemos compartir con el
reto de la Iglesia.
La Parroquia, una comunidad de comunidades
La parroquia es la célula básica de la Iglesia, la comunidad de referencia, en la cual nos unimos a
nuestros hermanos más cercanos, ésta a su vez debe de favorecer la integración de todos en su seno.
Todos los integrantes de la parroquia deben de luchar para que no haya elementos que estorben una
autentica vida de comunidad y fraternidad. La unidad de la parroquia es fundamental para su buen
funcionamiento y para llegar a Dios.
La Iglesia hace memoria del sacrificio de Cristo
Cuando celebra la Eucaristía, la iglesia recuerda, los acontecimientos de la salvación, de forma muy
especial la pasión, muerte y resurrección del Señor.
A su vez, actualiza, hace presente en cada celebración el acontecimiento de la pasión, muerte y
resurrección del Señor y que fue la finalidad de toda la vida de Jesucristo, su entrega hasta la muerte
por su amor a nosotros.
Se anticipa la vida eterna, la salvación plena y definitiva que nos ha conseguido el Señor.
Al celebrar la Eucaristía, hacemos presente el único sacrificio que realmente salva, por el que somos
perdonados. La Eucaristía es según la carta a los hebreos “un sacrificio de Alabanza” y de acción de
gracias.
La Eucaristía construye la Iglesia, como Cuerpo de Cristo
A partir de la Eucaristía, San Pablo entiende a la Iglesia como verdadero “Cuerpo de Cristo Resucitado”.
Cristo resucitado está presente en la reunión de los cristianos, aunque sean muy pocos.
La comunidad cristiana es mucho más, es el cuerpo de Cristo través del cual Jesucristo salva a todo el
que cree en Él y le sigue.
La Eucaristía nos hace a todos miembros unos de otros: Hermanos
La Eucaristía, tercer sacramento de la Iniciación Cristiana junto al Bautismo y la Confirmación, nos hace
cuerpo de Cristo Resucitado. No miembros iguales, sino diferentes.
Ser miembros del Cuerpo de Cristo, genera la “comunión con los hermanos”, es comunión con todo
bautizado, que es mi hermano. “los amigos se escogen pero los hermanos nos vienen dado”
Si se olvida la Caridad, la celebración de la Eucaristía se convierte en Escándalo.
Juan Pablo II nos dejo dicho:” un signo de la misericordia de Dios, hoy especialmente necesario, es el de
la caridad, que nos abre los ojos a las necesidades de quienes viven en pobreza y marginación…”
No es tanto que la Eucaristía nos compromete con el amor al prójimo, es que la Eucaristía misma es
amor de Dios a mí y a todos y fuente de mi amor a Dios y al prójimo, que son hermanos.
La Eucaristía nos envía a llevar la Buena noticia: nos hace misioneros
Al finalizar la Eucaristía se nos dice “podéis ir en paz”, esta frase tiene un doble significado, primero,
que lo que hemos celebrado lo acojamos como gracia, como el gran regalo del Padre, y que no acabe en
el templo y segundo que los que hemos celebrado la Eucaristía lo anunciemos a los demás.
Cada domingo es fiesta: ”La familia apóstol del día del Señor”
La familia es un cauce privilegiado para transmitir la fe y los valores cristianos.
Juan Pablo nos dice que celebremos el domingo como el “Día del Señor”, la familia está llamada a ser
hoy “apóstol del día del Señor”.
El domingo es una formación cristiana permanente e insustituible en la sociedad actual.
La Eucaristía es encuentro de la familia de los hijos de Dios, en torno a la mesa de la Palabra divina y
del Cuerpo de Cristo, cada domingo es una fiesta.
Enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.
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