Los cristianos hacemos con frecuencia la señal de la cruz sobre nuestras
personas o nos la hacen otros ministros, como en el caso del bautismo, de la
confirmación, de la penitencia y de las bendiciones. Este acto se llama
signarse, persignarse o también santiguarse si es más reducido.
Es un gesto sencillo pero lleno de significado.
La señal de la cruz es una confesión de nuestra fe: Dios nos ha salvado en
la cruz de Cristo. Es un signo de pertenencia, de posesión. Al hacer sobre
nuestra persona esta señal es como si dijéramos: estoy bautizado, pertenezco a
Cristo, él es mi Salvador, la cruz de Cristo es el origen y la razón de ser de
mi existencia cristiana.
El primero que hizo la «señal de la cruz» fue el mismo Cristo, que
«extendió sus brazos en la cruz» (Prefacio de la Plegaria Eucarística segunda)
y «sus brazos extendidos dibujaron entre el cielo y la tierra el signo
imborrable de tu Alianza» (Plegaria Eucarística primera de la Reconciliación).
Si en el AT se hablaba de los marcados por el signo de la letra «tau», en forma
de cruz (Ez 9,4-6) y el Apocalipsis también nombra la marca que llevan los
elegidos (Ap 7,3), nosotros, los cristianos, al trazar sobre nuestro cuerpo el
signo de la cruz nos confesamos como la comunidad de los seguidores de Cristo,
que nos salvó en la cruz.
Las formas actualmente son dos. Al principio parece que era costumbre
hacerla sólo sobre la frente. Luego se extendió poco a poco las dos formas que
conocemos: hacer la triple cruz pequeña (persignarse) en la frente, en la boca
y el pecho, como en el caso de la escucha del evangelio o hacer la gran cruz
(santiguarse) desde la frente al pecho y desde el hombro izquierdo al derecho.
Para persignarnos se usa el dedo pulgar de la mano derecha que hace la
señal de la cruz en la frente, sobre los labios y en el pecho. Mientras nos
persignamos decimos "Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos
líbranos Señor Dios Nuestro”. La gran cruz (santiguarse) se hace desde la
frente al pecho y desde el hombro izquierdo al derecho mientras se dice
solamente: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén".
En latín "In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen."
En
algunos países es costumbre besar al final el dedo pulgar, que ha formado una
cruz con el índice.
Al entrar en el templo, los cristianos tenemos la costumbre de santiguarnos
con el agua bendita de la pila, como recuerdo de nuestro bautismo. También hay
quienes, acertadamente, lo hacen al cruzarse ante un templo o capilla ya que en
el templo, en el sagrario, está la presencia real de Cristo.
En la celebración litúrgica hay algunos momentos en los que la señal de la
cruz cobra un especial sentido:
· Así, en la misa nos santiguamos con la gran cruz al comienzo de la misma
junto al sacerdote diciendo: «En el nombre del Padre...». También al
disponernos a escuchar el evangelio, al oír las palabras: “Lectura del Santo
Evangelio...” En este caso hacemos la triple cruz. El sacerdote también hace la
señal sobre el Evangelio y después se signa él. Al recibir la bendición
–deberíamos tener la cabeza inclinada– también nos santiguamos con la gran
cruz. Sólo el obispo hace la señal de la cruz tres veces cuando da la bendición
al final de la misa o en otros ritos. Es costumbre de algunos fieles
santiguarse antes de comulgar.
· El sacerdote también hace la señal de la cruz sobre las ofrendas durante
la Plegaria eucarística.
· En la Liturgia de las Horas, al comienzo del rezo de cada hora y al
inicio de los cánticos evangélicos. Cuando la hora matutina empieza con «Señor,
ábreme los labios», nos hacemos la señal de la cruz en la boca.
· En el sacramento de la Penitencia, el ministro traza la señal de la cruz
sobre el penitente al decir «yo te absuelvo de tus pecados...», y el penitente
hace otro tanto al recibir la absolución.
· En la Confirmación el obispo traza una cruz con el santo crisma en la
frente de los confirmandos.
· Especial importancia tiene la señal de la cruz en el Bautismo, cuando el
sacerdote y los padres y padrinos signan al recién bautizado en la frente. El
sacerdote signa al bautizado con la señal de Cristo Salvador.
· Las bendiciones sobre cosas y personas se suelen expresar con la señal de
la cruz. Cuando el sacerdote bendice al pueblo o a algún objeto hace la señal
de la cruz, una vez, con su mano derecha, sobre la persona u objeto a bendecir.
Artículo enviado por: Jesús Manuel
Cedeira Costales
Fuente:
piedadpopular.blogspot.com
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