¡Oh excelsa Madre de Dios y Esperanza de los hombres!
tu fuisteis, eres y serás,
después de Jesús, toda mi esperanza.
Oh Madre buena y poderosa,
oh madre de la Esperanza,
sabedor de que has recibido la misión divina de
guardar,
guiar, ayudar, alegrar y consolar a las almas,
a ti acudo con inquebrantable fe e ilimitada
seguridad.
Tu título de Madre de la Esperanza
me alienta especialmente;
tu eres, por derecho legitimo,
la poderosa Intercesora,
honor y gracia que adquiriste
desde el momento mismo de la Anunciación,
y fuiste acrecentando cada día, con tu propio dolor.
Tú no me abandonarás, oh Madre mía,
pues tu eres el camino entre mi corazón y Dios.
Sabiendo que tus brazos se abren siempre con infinito amor y solicitud maternal,
en ellos me arrojo pues sé que no quedare
defraudado-a,de Ti todo lo espero,
contigo siento que el Cielo esta conmigo.
Aún cuando todo el mundo me abandone,
aún cuando la medicina me desahucie,
aún cuando Dios no oyera ya mis ruegos,
aún cuando las tinieblas envolvieran mi alma,
aún cuando todos los caminos se me cerraran,
y sin luz, sin calor, sin fuerza, sin aliento,
sin sostén alguno ni humano ni divino,
estuviera por hundirme en el abismo de la
desesperación,
bajo tu amparo me acojo,
pues si tu lo quieres,
sé que al momento seré consolado-a.
¡Oh Madre buena y poderosa,
oh Madre de mi Esperanza
escucha mis muy desesperadas necesidades y problemas:
(hacer ahora la petición con infinita confianza).
Atiende, te suplico, lo que con gran fe y esperanza
solicito,
dame alivio y aliento, dame solución a mis
necesidades,
porque yo solo no puedo nada,
escucha mi plegaria, porque de ti todo lo espero,
Madre y Señora mía, Virgen de mi Esperanza.
Por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.
Amén. +
Rezar la Salve y tres Avemarías.
Repetir le oración y los rezos durante tres días
consecutivos.
Artículo
enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente: oracionesalossantos.com
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