Según la
tradición, desde muy antiguo en las vísperas del 17 de diciembre hasta las
vísperas del 23, la Iglesia reza en la Liturgia de las Horas, antes del
Magníficat, unas antífonas que comienzan con la palabra “Oh”.
“Oh
Sabiduría… Oh Adonai… Oh renuevo del tronco de Jesé… Oh llave de David”, son
algunas invocaciones con que empiezan estas invocaciones y que expresan la
actitud de maravilla, expectativa y esperanza que tuvo la Virgen ante la
llegada del Mesías y que la Iglesia renueva con alegría cerca de la Navidad.
De esta
manera surgió la advocación mariana de Santa María de la “O” que se celebra
cada 18 de este mes.
Por otro
lado, se dice que ya en los primeros siglos del cristianismo los fieles querían
celebrar la dulce espera de la Virgen María.
Es así que en el 656, durante el
décimo concilio de Toledo en España, se instituyó la fiesta mariana de la
“espera o expectación del parto” y que fue fijada para el 18 de diciembre.
Es así que
en esta fecha se festeja a la Madre de Dios como Santa María de la O, la Virgen
de la expectación del parto y Virgen de la esperanza.
Oración
Ruega por
nosotros, Madre de la Iglesia. Virgen del Adviento, esperanza nuestra, de Jesús
la aurora, del cielo la puerta. Madre de los hombres, de la mar estrella,
llévanos a Cristo, danos sus promesas.
Eres, Virgen Madre, la de gracia llena,
del Señor la esclava, del mundo la Reina. Alza nuestros ojos, hacia tu belleza.
¡Amén!
Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente: ACI Prensa
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