La institución del «Domingo de la Palabra de Dios» por
parte del Papa Francisco, en el tercer Domingo del Tiempo Ordinario, supone una
«oportunidad pastoral para revitalizar la proclamación cristiana en esta
difícil coyuntura histórica»,
Esto supone un «signo unitario para hacer emerger aún
más la fuerza de la Palabra de Dios para la comunidad, pero también la
responsabilidad que la comunidad siente a través de una acción auténticamente
evangelizadora».
«La gran mayoría de nuestros cristianos no conocen la
Sagrada Escritura», advierte el Prefecto para la Nueva Evangelización. «La
Biblia es el libro más difundido, pero también es quizás el más polvoriento
porque no está en nuestras manos». El Papa «nos invita a tenerla en nuestras
manos todos los días, en la medida de lo posible, para hacerla nuestra
oración».
La capacidad de escuchar la Palabra «nos hace más
sensibles a las situaciones más difíciles y extremas de la vida, las que ahora
se denominan ‘periferias existenciales’ de las que somos testigos diariamente. Por
ello, El Papa recuerda enormemente la dimensión de la caridad «porque cuando
escuchamos la Palabra de Dios nos volvemos más atentos, vigilantes y sensibles
a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas, especialmente de los más
marginados».
Cómo surge la jornada
Esta nueva jornada litúrgica nace porque el Papa
recibió muchas peticiones de pastores y laicos después del Jubileo de la
Misericordia, explica el prelado italiano. «En aquella época, en su Carta
Apostólica Misericordia et Misera, al final del Año Santo extraordinario,
mencionaba que en las iglesias, según su propia creatividad se diera vida a un
domingo en el que la Palabra de Dios se situaba en el centro de la vida de la
comunidad cristiana», describe.
Aunque cada domingo celebramos el sacrificio de la
Pasión, muerte y Resurrección de Jesús, y por lo tanto, «la acción litúrgica
con la celebración de la Eucaristía se convierte en el culmen de la vida
cristiana», en el domingo de la Palabra de Dios, en toda la Iglesia, en todas
las comunidades cristianas, «la Palabra puede ser proclamada con mayor
solemnidad, una reflexión especial acompañada de signos más visibles sobre la
importancia que esta Palabra tiene para la Iglesia».
El Papa eligió celebrar este domingo el Tercer Domingo
del Tiempo Ordinario, cuando todas las lecturas proclamadas en el Evangelio
presentan la figura de Jesús como heraldo del Reino de Dios, indica. «No es
casualidad que Francisco recuerde la parábola del rico y del pobre Lázaro».
Artículo enviado por:
Jesús Manuel
Cedeira Costales.
Fuente:
Palabras de Mons.
Fisichella
zenit.org
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