Como es tradición en la Iglesia, la noche del 24 de
diciembre se empieza a celebrar de manera solemne la Natividad del Señor y
luego siguen ocho días llamados “Octava de Navidad”, que comienza el 25 de
diciembre y concluye el 1 de enero, en los que igualmente se festeja el
nacimiento del Niño Dios.
La celebración de la “Octava” tiene sus raíces en el
Antiguo Testamento, en el que los judíos festejaban las grandes fiestas por
ocho días. Asimismo, tal como se lee en el Génesis (17, 9-14), hace muchos
siglos Dios hizo una alianza con Abraham y su descendencia cuyo signo es la
circuncisión al octavo día después del nacimiento.
Jesús mismo, como todo judío, también fue circuncidado
al octavo día y resucitó el “día después del séptimo día de la semana”. Es así
que la Octava (ocho días) sigue siendo una tradición muy importante en la
Iglesia y por ello se ha establecido sólo dos en el calendario litúrgico: la
“Octava de Navidad” y la “Octava de Pascua”.
En la Octava de Navidad también se celebran las
siguientes fiestas importantes:
26 de diciembre: San Esteban es el primer mártir del
cristianismo y representa a todos los que murieron por Cristo voluntariamente.
27 de diciembre: San Juan Evangelista es el joven y
valiente apóstol que permaneció al pie de la cruz con la Virgen María. Es
considerado el “discípulo amado” y representa a los que estuvieron dispuestos a
morir por Cristo, pero no los mataron.
28 de diciembre: Los Santos inocentes representan a
los que murieron por Cristo sin saberlo y a los millones de bebés que mueren
hoy día con el aborto.
Domingo después de Navidad: La Sagrada Familia es
modelo para todas las familias y símbolo de la unión de la Santísima Trinidad.
Este año cae domingo 29 de diciembre.
1 de enero: María Madre de Dios. Todos los títulos atribuidos
a la Virgen María tienen su raíz en este dogma de fe.
Artículo
enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.
Fuente: Redacción
ACI Prensa
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