La victoria que terminó en un gran hallazgo
Hoy 3 de mayo, en varias ciudades de España y países de Latinoamérica se conmemora “la Cruz de mayo” (también a veces llamada la Fiesta de las Cruces), fecha en la que se hacen procesiones, fiestas y hasta bailes para venerar el madero donde Jesús murió.
La cruz previamente se adorna con flores (algunos también colocan frutas), no sólo por ser mayo el mes de las flores y la Virgen, sino también para simbolizar la nueva vida de Cristo resucitado.
Como referencia, en caso que nunca hayan tenido la oportunidad de ver una celebración de la Cruz de mayo, las decoraciones se parecen un poco a las del Día de los muertos en México (sin las calaveras, claro). Por ser una fiesta relacionada a la Pasión de Cristo, usualmente se colocan flores rojas.
Una señal divina
Ahora bien, ¿por qué el 3 de mayo? Pues tenemos que remontarnos a los tiempos romanos del emperador Constantino, cuando todavía no se había convertido al cristianismo. Fue alrededor del siglo IV, estaba en una campaña militar contra Majencio, otro emperador romano, y no le estaba yendo muy bien… de hecho, la derrota parecía inminente.
La noche antes de una gran batalla (que luego se le conocería como Batalla del Puente Milvio), Constantino tuvo un sueño donde vio una gran cruz luminosa suspendida en el aire y una frase que decía: In Hoc Signo Vinces (Con este signo vencerás).
Al día siguiente, mandó a colocar una cruz en varios de los estandartes y dijo: “Confío en Cristo, en quien cree mi madre Elena”. Constantino ganó la batalla y se dice que fue a partir de ese momento que decidió iniciar su conversión, edificar iglesias y parar la persecución de los cristianos.
Asimismo, encargó a su madre Elena (que después fue proclamada Santa por la iglesia católica) la búsqueda de la Santa Cruz en Jerusalén. Tras varios días de excavaciones, Elena encontró tres cruces, pero no sabía cuál era en la que había muerto Jesús. Cuenta la leyenda que llevaron a una mujer muy enferma y, al tocar la primera cruz, se sintió peor; luego tocó la segunda y no vio ningún cambio; pero al tocar el tercer madero, se curó.
Elena, acompañada por obispos y fieles, tomaron esta cruz en procesión por las calles de Jerusalén. Algunos dicen que, incluso durante el trayecto, ocurrieron otros milagros.
Esto sucedió un 3 de mayo y por eso en este día se conmemora la Invención (del latín invenio, que significa descubrimiento) o hallazgo de la Santa Cruz. El título Cruz de mayo vendría después y corresponde al fervor religioso popular.
Dos fechas, una misma Cruz
Ahora bien, no hay que confundirlo con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que es el 14 de septiembre. Constantino y su madre Elena habían mandado a construir una iglesia para resguardar la Vera Cruz después de haber sido encontrada, pero siglos después, el rey persa Cosroes II tomó Jerusalén, quemó el templo y se llevó la Santa Cruz para ponerla debajo de su trono a manera de burla.
Años después, el emperador bizantino Heraclio logró vencerlo y rescatarla, y un 14 de septiembre, regresaron la Vera Cruz a Jerusalén. Desde entonces, esa fecha fue proclamada en los calendarios litúrgicos como el día de la Exaltación de la Santa Cruz. Allí también se decidió, temiendo otro robo o su destrucción, cortarla en varios pedacitos que están en distintas iglesias, principalmente, de Italia y Jerusalén.
Así que este 3 de mayo, aunque sea en casa, decoremos con flores rojas nuestra cruz en familia (incluso puedes hacer flores de papel) para conmemorar su hallazgo y todo lo que representa: salvación, fe, esperanza, el estilo de vida cristiano y el amor infinito de Dios.
Enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales
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