«Los lienzos por el suelo, además el sudario, que
había estado sobre su cabeza, no por el suelo con los lienzos, sino plegado en
lugar aparte» San Juan, (20 6-7).
Según la tradición cristiana, uno de los objetos más
susceptibles de ser sujetos a culto se encuentra en la Santa Iglesia Catedral
de Oviedo desde el siglo IX. Su ubicación exacta la hallamos en la denominada
Cámara Santa, lugar que alberga los objetos custodiados en la Catedral. La
Cámara Santa es un recinto de dos plantas, la primera de ellas conocida como la
Cripta de Santa Leocadia y en la planta inferior la cámara del tesoro o Cámara
Santa y que es un recinto en el que se guardan, entre otros, la Cruz de los
Ángeles y la Cruz de la Victoria que hoy podemos contemplar en el escudo de la
Asturias. El objeto de este estudio está contenido en una arca de recubierta de
plata llamada Arca Santa, de madera de roble. Varias vitrinas y relicarios y en
una de ellas encontramos algo que nos llama poderosamente la atención: una
fotografía a tamaño natural del denominado popularmente como el Pañolón de
Oviedo, que no es más que el Sudario de Oviedo, el que, según la tradición
cristiana, envolvió la cabeza de Jesús de Nazaret tras la crucifixión en el
monte Gólgota. Actualmente es objeto de veneración popular pudiéndose ver los
Viernes Santos, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre) y
su Octava (día 21 de septiembre).
Recorrido
histórico
Cuando el rey persa Cosroes II invadió Palestina y
entró en Jerusalén en el año 614, los cristianos huyeron portando las reliquias
en un arca. La huida del arca que contenía el Pañolón de Oviedo se planificó
para hacerlo por mar bordeando las costas africanas, haciendo escala probable
en Alejandría (Egipto), posteriormente entró en España por Cartagena sobre el
año 617 d.C. De esta ciudad pasó directamente a Sevilla bajo la tutela de San
Isidoro (obispo de Sevilla) y, al morir este en el año 636, fue mudada a Toledo.
Sobre el año 695-711 y huyendo de la invasión musulmana de España sería
nuevamente trasladada. Rodrigo fue derrotado por Tariq y los musulmanes
empujaron a los cristianos españoles hacia el norte. La ruta de escape fue la
Vía de la Plata-Badia-Quirós y Morcín. El arca que contenía la preciada
reliquia estaría unos años enterrada en los montes asturianos del Monsacro
hasta ser depositada definitivamente en la ciudad de Oviedo, allá por el siglo
VIII. Alfonso II El Casto ordenó construir la Cámara Santa para albergarla y se
abre en el año 1075 para hacer una relación de las reliquias contenidas en ella
coincidiendo con la estancia en la ciudad de Alfonso VI. El rey, fascinado,
ordenó que se recubriera de plata, fechado así en el año 1113. Tras esa fecha,
con certeza, la reliquia ha sido custodiada en la catedral de Oviedo en la
Cámara Santa.
El
análisis textil del sudario de Oviedo
Nonnos de Panópolis (400-470 d.C. aprox.): «Siguiendo
detrás llegó Simón e inmediatamente entró. Vio los lienzos juntos en el suelo
vacío, y la tela que envolvía la cabeza con un nudo en la parte de atrás de la
cabellera. No estaba con los lienzos funerarios, sino que estaba ampliamente
enrollado en sí mismo, torcido en un lugar aparte».
El Sudario de Oviedo es un tela rectangular (pero
irregular) de 85,5 cm de largo por 52,6 cm de ancho. Con múltiples arrugas, las
evidentes marcas del paso del tiempo y las inclemencias de muchos años, siglos
y, ¿por qué no?, milenios tras ellas. Como muestra de estas palabras está el
desgarro de 5,5 centímetros en la parte superior derecha producida por el
plegado y desplegado del objeto en épocas anteriores y un agujero 1,24 y 1,96
centímetros provocado por una vela en vista de la chamuscadura de sus contornos
y la fluorescencia de cera cuando ha sido fotografiada con película especial.
En el Pañolón también se observan otros pequeños
agujeros provocados por chinchetas o clavos para agarrar la tela a un marco y
proceder a su exposición y recortes que dan la irregularidad perimetral a la
pieza. En un primer vistazo del Sudario de Oviedo lo que más nos llama la
atención es la gran cantidad de manchas de diferentes tonos que contienen una
parte importante y central de su superficie, suciedad y las repetidas arrugas.
Tales manchas tienen una correspondencia simétrica y se ajustan a la zona
frontal (nariz y boca) que hubieran cubierto a un cadáver. En otras zonas,
sobre todo exteriores no se observan estas simétricas formas. Confeccionado en
lino presenta una clara morfología longitudinal en fibras lisas, con nudos
transversales y nódulos a modo de caña. Los hilos de lino son de proceso manual
y manifiestamente irregulares con un coeficiente de variación de 24,8 en
urdimbre y 23,4 en trama. Su textura es del tipo denominado como tafetán (cruza
un hilo de trama por arriba y por debajo un hilo de urdimbre cada vez). A la
vista presenta una clara tonalidad tostada producto del envejecimiento de la
celulosa. En un análisis más detenido se aprecian defectos en su elaboración,
posiblemente en un telar vertical. El pañolón también presenta unas extrañas
marcas circulares que encontramos su correspondencia con orificios de diámetros
variables, ¿pudiera ser marcas de un casco de espinas? Por su estructura o
huella troncónica todo parece apuntar que sí, guardando otra característica
común con el lienzo de Turín.
La
Ciencia frente al Sudario de Oviedo
San Antonio Mártir realiza una crónica de su
peregrinaje a Tierra Santa en el año 570 en el cual menciona que cerca del
monasterio de San Marcos vivían unas monjas que custodiaban el Sudario de
Cristo.
Aunque el Sudario lleva ya varios siglos en la bella
ciudad asturiana, se atribuye su lanzamiento a la fama internacional a monseñor
Ricci, director del Centro Romano de Sindonología quién en su libro L’Uomo
della Sindone è Gesù (1969) hizo referencia al mismo relacionándolo con la
Síndone de Turín. La aportación de Ricci al estudio del pañolón es muy
importante, ya que fue el encargado de descubrir las simetrías de las manchas y
su posible correspondencia con la ubicación en la anatomía humana.
Monseñor Ricci hizo participe de sus inquietudes al
botánico Max Frei, también conocido por haber sido la persona que estudió las
muestras de polen de la Sábana Santa o Síndone de Turín y por un tremendo
patinazo al dar por buenas y auténticas las falsificaciones de los supuestos
diarios de Adolf Hitler. El informe de Frei –teniendo como base su estudio en
Turín– dio como resultados que la reliquia de Oviedo había transitado
geográficamente por lugares diferentes a su homónimo turinés. En el pañolón
había muestras evidentes de pólenes del norte de África y especies
mediterráneas y peninsulares (por ejemplo, Quercus –encinas, coscojas–,
Pistacia Palestina –lentisco, cornicabra–, Tamariz –tamarindo, taray–).
Análisis
sanguíneo
La cruzada de monseñor Ricci no concluyó en el estudio
de Max Frei. El doctor Pier Luigi Baima Bollone recibió el encargo de realizar
un estudio hemotológico del pañolón teniendo como resultado el mismo grupo
sanguíneo que el aparecido en la Sábana Santa de Turín, es decir, perteneciente
al grupo AB, minoritario en Europa y mayoritario en la zona de Israel...
Recientes estudios realizados en el laboratorio de criminología y biología
forense de la Escuela de Medicina Legal de Madrid y por la Cátedra de Medicina
Legal de Valencia (por el doctor Villalaín y la doctora Ramos) dieron como
resultado la corroboración del tipo sanguíneo AB de las manchas. En dichos
estudios no han dejado lugar a las dudas, las manchas halladas en el Sudario de
Oviedo o pañolón son de origen humano (se aplicaron los test de reacción
Teichman variante Bertrán, reacción Stryzowsky variante Sardá,y reacción
Lecha-Marzo reacción Guarino). Al microscopio óptico se demostró la presencia
de glóbulos rojos o hematies siendo ratificada esta observación por los
microscopios electrónicos realizados por los doctores Pintado y Montero.
La procedencia de la sangre, después de su completo
análisis, dio como resultado un posible origen resultante de muerte por edema
pulmonar hemorrágico, curiosamente análogo al lienzo de Turín... Las diferentes
pruebas realizadas también demostraron que hay manchas que se trataban de
sangre vital con capacidad de coagulación y que la sangre de un cadáver no
coagula en las muertes violentas asfícticas. También se encontraron restos de un
suero producto del edema causante de la muerte, de aquí podemos deducir que en
un primer momento la sangre brotó estando el cuerpo en posición vertical,
suspendido en la cruz y con la cabeza reclinada hacia el lado derecho como
constatan las manchas que hacen que en el lóbulo derecho sean más densas, 60
minutos después sería descendido de la cruz e inclinado boca abajo, haciendo
que la sangre y el suero pulmonar brotaran nuevamente por la nariz y la boca.
La disposición de las manchas de sangre demuestran que el Pañolón de Oviedo se
colocó posiblemente a modo de cono cubriendo totalmente la cabeza del
ajusticiado, siendo compatible con un casco de espinas y coincidiendo con el
arco formado por esta y los objetos punzantes que se clavaron en el cuero cabelludo
del reo formando múltiples regueros de sangre y orificios en el paño. La
persona portadora del paño, por los rastros de sangre, era adulto, con larga
cabellera y barbado. La boca en el momento de aplicar el paño sobre su cabeza
estaba casi cerrada, la nariz aplastada y desviada hacia la derecha, producto
de un golpe o por la presión y torsión del paño inicialmente. La zona
suboccipital presenta manchas que se corresponden a heridas punzantes y cabeza,
cuello y espalda se hallaban manchados de sangre cuando fue envuelto en el
paño.
Un dato que juega a favor del uso mortuorio del
Sudario de Oviedo es que la Ley judía obliga a tapar la cabeza del ajusticiado
cuando este se hallaba deformado, y evidentemente, según estudios, la cara de
Jesús de Nazaret se encontraba manifiestamente deformada al ser descendido de
la cruz.
Contaminación
en la reliquia de Oviedo
Una prueba del isótopo de carbono 14, ¿sería efectiva
sobre el pañolón de Oviedo? Muy posiblemente no. La contaminación con
diferentes elementos hace que esta reliquia se cargue de Carbono-14 reciente
por añadidura de nuevos elementos, a saber:
1. Partículas inorgánicas = Arena, sílice,
micrometeoritos.
2. Partículas orgánicas = Carbón, hongos, esporas,
insectos, polen (que puede alterar una datación por absorción de C-14 en otras
épocas).
3. Purpurina, dejado por un envase de pintura de
plata, «pequeñas» marcas de 17 x 8 centímetros.
4. Pólvora, resultante de la denominada Revolución de
Asturias de 1934 cuando explosionaron la Cámara Santa.
5. Carmín, pintura de labios.
6. Costra blanca de origen orgánico concentradas el
lugares donde se da concentración sanguínea.
7. Mirra y áloe, muestra evidente de aditivos
utilizados en la preparación del cuerpo de un difunto y de la relación del
Pañolón con el mismo. Los mismos elementos han sido hallados en la Sábana Santa
de Turín.
8. Cera.
9. Cabellos humanos, posiblemente de devotos.
10. Hilos modernos de fibras y nylón.
11. Una datación del C-14 con estos elementos sería,
probablemente, una datación errónea. Por otra parte no se han hallado en él
indicios de manipulación o fraude.
Las arrugas y los plieges se deben a las distintas
posiciones en las que en otros tiempo se ha hallado esta reliquia, conservando
el lino estas marcas (si no se plancha, claro).
La
relación con el lienzo de Turín y este paño es manifiesta y de ello se han ido
dando algunas pinceladas en este informe, pero... ¿Qué coincidencias hay entre
ambas? Veámoslas:
1. Las dos piezas de tela contuvieron a un hombre de
largo cabello, barbado y cabello recogido en la nuca.
2. Ambos eran adultos de unos 30-40 años y
constitución fuerte.
3. Ambos comparten tipo sanguíneo = AB, típico de la
etnia judía en la zona israelita.
4. Ambos fueron maltratados antes de morir (latigazos,
tortura física (tirones de barba), casco de espinas...)
5. Ambos murieron en posición vertical, crucificados y
apoyándose en los pies.
6. Ambos fallecieron por colapso ortostático y el
consecuente edema pulmonar en grado agudo.
7. Ambos son telas fácilmente elaboradas en la zona
hebrea.
8. Las manchas de sangre contenidas en uno y otro
lienzo son «coincidentes» y por tanto ambas son complementarias.
9. Gotas de sangre bajo una mancha en forma de 3
invertido. Es la misma impresión en ambas reliquias.
10. Los Evangelios –sobre todo Juan– nos hablan de
estos lienzos.
11. Ambos contienen rastros de pólenes de la zona.
12. Ambos tienen rastros de mirra y áloe para
preservar de la corrupción.
13. Los más importantes: superponiendo la Sábana Santa
de Turín con el Sudario de Oviedo sobre la zona que cubría descubrimos que sus
proporciones son coincidentes y concurrentes a una emanación sanguínea tras muerte
por edema pulmonar. Correspondencias manifiestas con los regueros de sangre
provocados por el caso de espinas y con las proporciones craneales.
Coincidencias
anatómicas entre la Sábana Santa de turín y el Sudario de Oviedo
Juan (11,44): «Y salió el difunto atado de pies y
manos con vendas, y su rostro estaba envuelto en un sudario».
Las proporciones anatómicas también indican las
analogías entre estas dos reliquias, debemos saber que guardan estrecha
relación:
1. Los arcos superciliares.
2. Superficie y forma de la nariz.
3. Abultamiento de la zona derecha de la nariz.
4. Fosas nasales presionadas.
5. Pómulo derecho hinchado y sanguinoliento.
6. Posición y tamaño de la boca.
7. Mentón y forma desigual de la barba.
Sería difícil para el investigador poder afirmar con
total rotundidad que la Sábana Santa y el Sudario de Oviedo estuvieron en
contacto directo con el cuerpo de Jesús de Nazaret. Pero, poco a poco, los
paralelismos y demostraciones científicas van demostrando que ambas reliquias
estuvieron en una época contemporánea a la de Jesús de Nazaret, en los mismos
lugares y que contuvieron el cuerpo sin vida de un ser que sufrió la misma
muerte que el nazareno. La controversia creada por la polémica datación del
C-14 a la Síndone turinesa no ha ayudado demasiado a aclarar este misterio. De
todos modos, hoy sabemos que aquella datación fue lo suficientemente corrupta
–en todos los aspectos– como para no tener ninguna validez.
Los últimos estudios realizados por el proyecto
EDICES, amparado por el Centro Español de Sindonología de Valencia, son lo
suficientemente esperanzadores como para poder afirmar que ambas reliquias
contuvieron o estuvieron en contacto con un ser excepcional que sufrió la misma
pasión de Jesús de Nazaret si es que no es Él. Estudio con todo el rigor
científico que hasta los más críticos y escépticos deben de aceptar. Los
descubrimientos científicos paralelos y entrecruzados tras 2.000 años de
Historia van abriendo el camino donde antes sólo podía haber fe dogmática.
Fuente: elcorreoweb.es/sevilla
Artículo
enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
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