El Segundo Domingo de Pascua recibe varios nombres: de «Santo Tomás», porque se proclama el Evangelio de la incredulidad y posterior confesión del Apóstol (Jn 20, 19-31); también Domingo «de la Octava», pues en él culmina la Octava de Pascua, que es como un gran Domingo. La misma perícopa del Evangelio hace mención a la Octava, cuando dice que Jesús se volvió a aparecer a sus discípulos en el Cenáculo ocho días después del primer día de la semana (Jn 20, 26).
Se conoce también como Domingo «de la Divina Misericordia», que es el último nombre que ha recibido, al instituir el Papa Juan Pablo II la Fiesta de la Divina Misericordia, de acuerdo a las revelaciones de Nuestro Señor a la santa polaca Faustina Kowalska (1905-1938). En efecto, Jesús le pedía que se consagrase el Iº Domingo después de Pascua a la devoción de la Divina Misericordia, que actualmente (luego de la reforma litúrgica impulsada por el ConcilioVaticano II) coincide con el IIº domingo de Pascua.
El nombre de «Dominica in albis» es uno de los más antiguos. En realidad es «in albis vestibus depositis», es decir, cuando los neófitos (los que habían sido bautizados en la Vigilia Pascual), asistían dicho Domingo a la celebración de la Santa Misa, habiendo ya depuesto (en las vísperas del sábado de la Octava) sus albas o vestiduras blancas, recibidas aquella noche en que renacieron a la vida eterna y que habían vestido durante toda la Octava.
Es hermoso, como la santa Iglesia se muestra con todas las delicadezas de una Madre, pues, en la Vigilia Pascual y durante toda la Octava de Pascua, nos hace pedir en las Misas por sus nuevos hijos. Así, en la conmemoración por los vivos en la Plegaria Eucarística, el sacerdote reza: «Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus servidores y de toda tu familia santa, que hoy te ofrecemos especialmente por N. y N.(aquellos) que has hecho renacer del agua y del Espíritu Santo, perdonándoles todos sus pecados, para incorporarlos a Cristo Jesús, Señor nuestro, e inscribe sus nombres en el libro de la vida» (Plegaria Eucarística I). O también, en la Plegaria II: «Acuérdate también de nuestros hermanos (N. y N.) que hoy, por medio del Bautismo (y de la Confirmación), han entrado a formar parte de tu familia; ayúdales a seguir a Cristo, tu Hijo, con ánimo generoso y ferviente».
En fin, el IIº Domingo de Pascua, es también Domingo «de Quasimodo», ya que, como otros domingos importantes del Año Litúrgico (por ejemplo, Domingo «de Laetare» – IVº de Cuaresma), toma el nombre de las primeras palabras de la antífona del Introito (o canto de entrada). En este caso, la antífona es un texto de la 1 Pe 2, 2: Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura: Quasimodo geniti infantes, alleluia: rationabiles, sino dolo lac concupiscite, alleluia,alleluia, alleluia.
José Antonio Benito
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